El nombre de Julián Gil se ha mantenido caliente desde el inicio de este 2018 hasta el cierre.

En los últimos días ha vuelto a resonar a causa de la controversia despertada por el mural de la bandera de Puerto Rico pintado en el local La Placita, ubicado en el MiMo Biscayne Boulevard en Miami, que Gil inaugurará en sociedad con el chef José Mendín.

El actor y gestor de las Fiestas de la Calle Miami asegura que tiene un permiso de la ciudad floridana que lo autorizó a realizar la gigantesca obra en conjunto con el artista puertorriqueño Héctor Collazo, creador del proyecto “78 pueblos y 1 bandera”, no obstante, hay un sector que no lo aprueba. 

“Nos dieron el permiso en tiempo y orden”, puntualizó el intérprete en unas expresiones grabadas y publicadas en sus redes sociales. De igual forma apuntó que si tuviera que borrarla, la volverá a pintar en otro punto del estado de Florida.

“Voy a pelear para que esa bandera no sea borrada”, dijo. “Iré hasta las últimas instancias… Si hay que borrarla, la volveré a pintar en otro lugar de Florida”, enfatizó apoyado en que cuenta con el permiso para que el mural valorado en $25,000 permanezca. 

La Junta de Preservación Histórica y Ambiental que rige las obras en MiMo Biscayne, representada por Alisa Cepeda, aduce que el mural viola los códigos establecidos por ese cuerpo rector, lo que de inmediato desató una ola de reacciones entre quienes están a favor y en contra del proyecto llamado “Plantando bandera”.

El CEO de La Placita, Joey Cancel, defendió ante la prensa en Miami que al momento de solicitar el permiso no se les comunicó sobre una posible violación al carácter histórico de la zona.

Hay, inclusive, cerca de 30,000 firmas -de una meta de 35,000 solicitadas a través de la plataforma change.org- que favorecen la permanencia de la bandera en la fachada del restaurante que celebrará la gastronomía boricua desde la perspectiva de la diáspora en Miami.

“Al día de hoy (sábado), la ciudad no ha venido a decir, ‘Tienes que borrar la bandera’”, indicó el exmodelo. 

Gil relató que mientras pintaban el mural varias personas se acercaron con expresiones de tono xenófobo, y a partir de esos pocos surgió la controversia.

“Como puertorriqueño y latino hemos sido víctimas de un ataque sin escrúpulos en contra de nuestra comunidad con actitudes racistas”, subrayó luego por escrito.

El muralista, por su parte, escribió en su cuenta de Facebook que el alcalde de la ciudad, Francis X. Suárez, se presentó en el área de La Placita mientras se desarrollaba la obra, lo que allí se interpretó como una aprobación al trabajo que se estaba realizando.

“Creo que la diáspora puertorriqueña siente la necesidad de tener un pedacito de su tierra… Allí se dio algo más allá que una pintura, sin embargo entiendo que existan opiniones negativas por lo realizado, pues para entender lo que pasó allí hay que ser puertorriqueño de pura cepa”, expuso Collazo. “Si fuera el caso de que la bandera se deba eliminar, aunque no me gustaría, respetaría la decisión tomada, pero nadie nos podrá quitar la experiencia vivida y los recuerdos que todos nos llevamos de ese gran día”, concluyó en su escrito.

Las partes involucradas tienen un plazo de 30 días para lograr un acuerdo en esta controversia. De no lograrlo, la fachada de La Placita debe volver a su estado original.

El restaurante estaba pautado para abrir la pasada semana, pero ahora la apertura quedó indefinida.