Aunque en su mente ha coqueteado con la idea de retomar su carrera musical debido al auge que ha cobrado en los últimos tiempos la música urbana, Fransheska Revilla se siente como pez en el agua en su faceta como decoradora de interiores, la que ejerce desde hace casi diez años.

De hecho, ya ha fundado su propia empresa, a la que nombró Top Design Boutique, con la que ofrece servicios especializados a una exclusiva clientela.

“Yo me retiré del ambiente artístico en el 1997; un año antes grabé mi último disco”, expresó la ex rapera, quien está a punto de completar su bachillerato en negocios con concentración en mercadeo en University of Phoenix.

“Estoy a ley de cinco clases y me pongo el birrete”, dice la guapa trigueña muy orgullosa de sus logros en el campo del diseño de interiores.

“La música es algo que me apasiona, pero soy empresaria y eso para mí es fascinante. Me encanta el diseño y como soy muy intuitiva, me va muy bien, pues eso me ha ayudado a poder identificar los gustos de mis clientes y a darles alternativas”, indica la joven, muy recordada en el ambiente artístico por sus interpretaciones de temas como Menéalo y Atrévete a moverlo.

Fransheska recuerda que, cuando era solamente artista, lo suyo era el “meren-rap”. Por eso le da mucha curiosidad el hecho de que ahora tantos exponentes de reguetón fusionen este ritmo con el merengue con un resultado similar a lo que ella interpretaba.

“Si escuchan a los intérpretes urbanos del momento, se darán cuenta que lo que yo hacía está de moda ahora mismo. Yo estaba como que un poco adelantada a aquel tiempo”.