Andrea Bocelli cantó y encantó

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 16 años.
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El tenor italiano Andrea Bocelli es conocido mundialmente por interpretar canciones populares con su técnica clásica. Sin embargo, en el concierto que ofreció anoche en el Coliseo de Puerto Rico hizo lo inverso al rendir sus respetos a las formas más clásicas, para ofrecer una velada de extrema belleza clásica musical.
Ayer un Coliseo de Puerto Rico lleno casi en su totalidad, aunque con una hora de retraso, presentó su concierto Incanto con la proyección de un mensaje en italiano, en el que expresaba su amor por la música y el placer que le produce compartir la misma con el público.
Para esta presentación, se hizo acompañar por el director musical Eugene Kohn, la Orquesta Sinfónia de Puerto Rico y la Coral Filarmónica. Asimismo, compartieron el escenario la respetada soprano puertorriqueña Ana María Martínez, el barítono Jeanfranco Montresor y el flautista Andrea Griminelli.
El concierto comenzó con la obertura de El Barbero de Sevilla por parte de la Orquesta Sinfónica. Luego, Bocelli apareció de la mano de Kohn, para interpretar la conocida aria La donna è mobile de la ópera Rigoletto. Le siguió la pieza Intanto amici qua brindisi, de Cavallería rusticana.
El programa siguió con el barítono Montresor con Te Deum de la ópera Tosca.
A esta pieza le siguieron tres intervenciones muy especiales por parte de la soprano boricua Ana María Martínez. Primero con Bocelli, en la pieza Brindisi de La Traviata. Luego, en solitario, con Vissi d'arte, de Tosca, y el espectacular dúo con Bocelli, Viene la sera de la ópera Madame Butterfly.
El concierto de dos partes continuaría con otras piezas clásicas y ya, para el final, Ana María Martínez interpretaría Preciosa, de Rafael Hernández, y Bocelli otras piezas populares latinoamericanas, como Granada, Amapola y Bésame mucho.
Definitivamente, el púbico deliró con esta presentación, lo que se denotó en los aplausos y vítores luego de cada pieza.
Cabe destacar el sonido impecable, así como la sobria pero elegante escenografía que constaba de una pantalla gigante, donde se proyectaban imágenes de Italia y de los teatros de ópera más reconocidos del mundo.