Cachete Maldonado es sepultado entre llanto y música
"Sonrió hasta su último día”, dijo su viuda.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 5 años.
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Al ritmo de los tambores que él hizo suyos, creando unas combinaciones rítmicas únicas para la música afroantillana, llegaron ayer los restos del maestro de la percusión Ángel “Cachete” Maldonado a su último escenario en este plano físico.
“No quiero pena, tampoco llanto, lo que quiero es bomba y plena al camposanto”, cantaban las decenas de personas que acompañaron el féretro a lo largo de la calle Rafael Cepeda, donde vivió el “Hijo del tambor”, hasta llegar al Cementerio Municipal San José de Villa Palmeras, donde fue sepultado cerca de las 2:30 p.m.
Hombres y mujeres, algunos vistiendo camisetas que leían Los Majaderos, una de las agrupaciones que marcaron la trayectoria de este legendario músico, seguían la voz de Luis “Lagarto” Figueroa en los cánticos de este último Belén a Cachete Maldonado.
El miembro fundador de Batacumbele falleció el viernes, 10 de enero, por complicaciones de la enfermedad de cáncer en el hígado. Previo a ello, su salud estaba comprometida debido a dos derrames de cerebrales. Tenía 69 años.
El expresidente de la Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego (UTIER), Ricardo Santos, básicamente, despidió el duelo en nombre de los trabajadores puertorriqueños, la gente pobre y los negros.
“El instrumento musical que Cachete nos tocaba para deleitarnos fue el mismo instrumento que usaron los negros y las negras para liberarse, para liberar tensión, para liberar la peor opresión que puede liberar un ser humano, que es la esclavitud”, dijo Santos para seguido establecer un paralelo con el momento histórico que vive el país a causa de los movimientos telúricos y hasta clamar por la celebración de la celebración de las Fiestas de la Calle San Sebastián.
“No es casualidad que cuando veníamos a despedir a uno de los mejores hombres, se discute en nuestro pueblo si el tambor se debe tocar en la San Sebastián o no”, expresó.
La viuda, Carmen Colón Pérez, quien había llegado tocando el chequeré hasta el cementerio, se quebró en el momento en que quiso despedir a quien fue su compañero de vida y padre de crianza para sus tres hijas. Maldonado tuvo otros cinco hijos biológicos.
Poco después destacó el legado de su esposo para la música y para sus colegas instrumentistas.
“Él ha influenciado mucho en ellos con su conocimiento, su trayectoria a nivel internacional. Era una persona bien dada a a música, a la cultura, al pueblo y le gustaba enseñar”, compartió.
Dijo que el diagnóstico de cáncer lo sorprendió un mes antes de su muerte. “Fue un mes duro, porque no sabíamos. Eso fue de hoy para mañana, pero estuve ahí, sonrió hasta su último día”.