El rapero Julio Voltio no ha tenido reparos en narrar en el documental “En vivo desde Oso Blanco”, la vida que tuvo en prisión y cómo decidió abandonar el mundo delictivo en el que se sumergió.

“Me siento contento con el documental. Queremos llegarle a la juventud y dejarle saber por qué las cosas de la calle no dejan nada y qué es lo mejor, así como la triste realidad de lo que es estar en prisión”, revela en un aparte con PRIMERA HORA desde Fine Arts, donde se proyectó ayer el documental para la prensa nacional.

En el documental de 59 minutos, dirigido por Christian Suau y el equipo de Tangram Films, conformado por Adriana Franciscus y Patricia Beato, también se incluyen entrevistas a confinados, entre los que figura el rapero Baby Philli.

Además, se presenta el concierto gratuito que ofreció el reguetonero desde el presidio Oso Blanco, en Río Piedras, precisamente un día antes del cierre del lugar por las condiciones infrahumanas y la sobrepoblación en el mismo.

El creador de “El mellao”, que inició su carrera hace más de 10 años cuando integraba el dúo Carel & Voltio, reiteró que “ser confinado no es un orgullo. Nadie quiere estar preso”.

“La cárcel es para todo el mundo, para blancos y para negros, para lindos y para feos”, afirmó.

Julio Voltio, sin abundar en su vida delictiva, comentó que estuvo preso en 1996 por un caso de robo y enfrentamiento con la Policía, pasado al que no quiere regresar ni se lo recomienda a ningún joven.

Como parte de la producción fílmica, el exponente de reguetón señala que fue tres veces tiroteado “para matarme y no me alcanzaron. Por eso digo que Papá Dios tiene algún propósito conmigo”.

“Desde que salí (de la cárcel) me he mantenido por la raya y hay que estar pendiente con quién uno anda. Yo soy artista y tengo que saludar a todo el mundo, como a los drogadictos en la calle y a la gente con corbata. Hay que estar bien claro”, sostiene.

Durante el documental, por cierto, Julio Voltio revela que “mi corillo”, con el que cometió actos delictivos, desapareció. El vocalista logró enderezar su vida y dedicarse a la música completamente.

En el proyecto que ha sido producido en varios formatos, según explicó Christian Suau, el reguetonero maneja en un auto por su barrio en Parque Ecuestre en Carolina, y sin tapujos señala dónde era el punto de drogas.

La idea de esta secuencia surgió entre Gabriel Suau y Julio Voltio, luego que el productor creara el documental “El jíbaro” basado en la vida de un ex reo.

“Me querían trancar”

Describió que su documental también plasma cómo ha sido su evolución, “batallándome con mis cosas como ser humano”.

“Este documental lo hice con el corazón, es único y es para la historia. Oso Blanco es una de las peores prisiones que ha existido y es la madre de muchas gangas carcelarias que se dieron origen allí”, señaló.

Agregó que ha tenido sus altas y bajas en la música. Y que la razón por la que hizo su documental fue porque “me dio la gana de hacer esto porque yo me vi en una situación que me querían trancar”.

Cabe señalar que Julio Voltio, su sonidista René Quiñones y su bailarín Omar Martínez fueron encontrados culpables en junio de 2006 por violación a la Ley de Sustancias Controladas. Cuando el trío fue arrestado por los agentes Juan Vargas y Pedro Santiago, de la unidad preventiva de Mayagüez, se les imputaron cargos por posesión y venta de sustancias controladas, pero en las distintas etapas del proceso esos cargos fueron desestimados.

Julio Voltio cumplió su proceso probatorio, hizo 51 horas de labor comunitaria y dio negativo a las pruebas de dopaje que se le realizaron.

“Hice este show como si yo estuviera preso y me hubiese gustado ver un concierto en la cárcel”, indicó.