La experiencia prometía ser una novedad, y lo fue. Desde la venta y compra de los boletos completamente digital, el registro de temperatura, suministro de sanitizador de manos en la entrada y la manera en que el público disfrutó del estreno del “Drive-In Summer Fest”, fue algo totalmente ajeno a lo que se conocía hasta ahora dentro de la industria de espectáculos locales.

Pero, luego del éxito logrado el pasado sábado en el primer concierto que se realiza en el formato drive-in, con 480 estacionamientos vendidos en el estacionamiento del Estadio Hiram Bithorn, en Hato Rey, y de conseguir que la mayoría de los asistentes mantuviera una conducta aceptable dentro del distanciamiento social requerido, no hay por qué dudar que los productores Francisco “Paco” López y Alejandro Pabón, repitan este tipo de evento a lo largo del verano.

Las bandas Circo y La Secta All Stars, así como el cantautor Pedro Capó, fueron los protagonistas de este reinicio de los espectáculos en directo después de casi cuatro meses de inactividad debido a la pandemia de COVID-19.

La emoción era notable entre los artistas y el público. Unos por volver al escenario y otros por la sensación de libertad que experimentaron aun con los retos que plantea la “nueva realidad”.

Previo al inicio del programa musical, pautado para las 5:30 p.m., el ambiente era de total expectación.

La Secta All Stars, liderada por Gustavo Laureano, descargó su emoción por volver a la tarima con una selección de sus éxitos rockeros.
La Secta All Stars, liderada por Gustavo Laureano, descargó su emoción por volver a la tarima con una selección de sus éxitos rockeros. (joe.rubens@gfrmedia.com)

Tanto López como Pabón aguardaban por conocer la recepción del público a la producción, que les resultó mucho más compleja que cualquier otra debido a los protocolos que tuvieron que establecer para velar por la salud de los asistentes.

“Nunca nos habíamos preparado para algo así”, reaccionó Pabón, de Move Concerts, poco antes de la apertura del show. “Obviamente nos íbamos educando en el tiempo en que estábamos en nuestras cosas. Llevamos varios meses queriendo hacer esto, hasta que surgió la oportunidad concreta, pero ha sido challenging”.

La reacción más significativa fue la sustitución de los aplausos por las bocinas de los vehículos, y cómo los asientos pasaron a ser los bonetes, capotas, baúles, cajones de las pickups, o sillas de playa. Hubo quienes prefirieron mantenerse en el interior de los autos y guaguas, pero fue la minoría.

Familias, parejas, personas solteras, corrillos de todo tipo, crearon su propio ambiente ingiriendo las las bebidas -desde cervezas hasta cavas-, y picadera que llevaron consigo, una práctica que en un concierto corriente no está permitido.

El uso de mascarillas fue lo que menos se controló. Se observaron personas que las llevaron todo el tiempo, aún en el interior de los vehículos, pero igualmente hubo otras que se corrieron el riesgo de no usarlas.

Para Giovanni Loubriel, de Corozal, este nuevo concepto de espectáculos le pareció “espectacular”.

“Una dinámica distinta, de verdad que debería haber más actividades de este tipo. Las personas están en sus autos, todo el mundo respeta el distanciamiento social, están usando mascarillas, excelente”, continuó Loubriel, quien “soltero al fin”, se gozó el programa musical cantando para sí mismo.

Igualmente Álex Ithier, de Santa Isabel, compartió que la idea le resultó “brutal”.

“Dentro de lo que es la experiencia de la pandemia y lo que es la nueva realidad del país, está brutal, y si no tuviéramos la pandemia, todavía estaría brutal”, dijo.

La mayoría de los asistentes entrevistados destacó la organización del evento, el distanciamiento físico entre las personas, más consideraron razonable el costo de $30 por persona, además de la tarifa de estacionamiento, la cual varió según la fila ocupada.

“Es lo que hubiésemos pagado por un concierto regular de ellos, porque estamos hablando de buenos artistas, no estamos hablando de cualquier artista”, opinó Yadira Colón Ortega, de Manatí.

Delia Sotomayor no dudó en integrar a su gato, Pou, entre el “corillo” que la acompañó a ver a su artista, Pedro Capó. La residente de Bayamón compartió que el evento le provocó nostalgia por el tiempo en el que disfrutó del drive-in de cine que existió en el actual Drive-In Plaza de su pueblo.

“Me hacía falta esto, uno divertirse, hay mucho estrés, así que hay que salir”, afirmó la mujer sin dejar de acomodarse la mascarilla.

Gabriel Quiles y Sherly Hernández prefirieron disfrutar del concierto desde el interior del vehículo, sintonizando la emisora que les conectaba al sonido desde la tarima.
Gabriel Quiles y Sherly Hernández prefirieron disfrutar del concierto desde el interior del vehículo, sintonizando la emisora que les conectaba al sonido desde la tarima. (joe.rubens@gfrmedia.com)

El “Drive-In Summer Fest” fue la primera colaboración entre las firmas de producción No Limits Concerts y Move Concerts, unión que es necesaria para mantener el negocio en estos tiempos, opinó Pabón.

“Nos ayudamos porque son muchas bases que hay que cubrir que antes no teníamos que hacer, y ha sido mucho trabajo”, puntualizó Pabón.

Al evento se sumó el primer show de drones que se presenta en la Isla, proyectando en el aire una variedad de símbolos que el público captó en sus respectivos celulares.