Puntual, a las 11:30 de la mañana del 8 de octubre, apareció en la pantalla el cantante y compositor Fito Páez con un aspecto casual, relajado. Se ubicó cerca de una ventana en su hogar de su natal Rosario, en la zona central de Argentina. Iluminado por una luz natural dispuso de cerca de 15 minutos para hablar de sus contactos con Puerto Rico, del concierto virtual que presentará el 1 de noviembre, de cómo observa las tendencias en la música, y cómo el cuerpo es el instrumento moderno de liberación.

No se escapó el contexto que se vive con la pandemia del COVID-19, y que para él representó la posposición de la presentación de su reciente álbum “La conquista del espacio”, el pasado 13 de marzo, día de su cumpleaños.

La pausa obligatoria la asumió con serenidad. Es un tiempo que, más bien, le ha favorecido para sacar a flote el guion de una película, los primeros 30 años de su autobiografía y una veintena de canciones de las que concebirá su próximo disco.

“Todo mi oficio es en soledad, o sea, yo compongo música dentro de esta habitación y escribo aquí”, dijo señalando la habitación que se observaba a su espalda.

“El primer mes terminé el guión de una película, en los próximos cinco meses escribí los primeros 30 años en 600 páginas de mi autobiografía, y después, en el medio de todo eso, compuse 20 músicas de las cuales de algunas de ellas, voy a obtener seguramente el magma para hacer el próximo álbum, así que te diría que en un sentido para mí fue extraordinario, porque como siempre avanzo en muchas cosas, esas cosas las tengo que hacer arriba de los aviones, en hoteles, en las esperas, entonces en ese sentido pude entrar en un mood de producción y de sensibilidad con lo que estaba haciendo que fue muy proteico y muy prolífico. En general, no tengo dificultades con eso. Soy muy resiliente”.

-Argentina ha sido muy restrictivo respecto a la pandemia, ¿le ha sido fácil ajustarse?

-Sí, aparte fue una decisión familiar también. Nosotros nos vamos a quedar adentro aunque haya zonas liberadas o se puedan hacer cosas, por una cuestión de una decisión. Entiendo que se pueden generar proyectos y hay una economía parada en todos lados, pero si podemos, no vamos a arriesgar la vida familiar por nada. Entonces, a veces me duele ver tanta gente tan necia, negando la existencia del COVID-19; después están las posiciones intermedias, que son razonables, la gente que quiere trabajar, eso es absolutamente razonable. Hay que tomar las precauciones, como vamos a hacer ahora nosotros con el concierto, con unos protocolos severísimos, pero hay que empezar a intentar la vida con el COVID también. Sabemos que el encierro en demasía produce otro tipo de conflictividades que también pueden ser complicadas para la vida de todos.

-Mencionó la autobiografía, ¿Qué tal ha sido revisitar su propia vida? Hubo alegría, nostalgia, reproches...

-Fue una montaña rusa, porque lloraba, me reía, me descomponía, me angustiaba, por momentos me ponía eufórico. Fue una auténtica montaña rusa; recriminar nada, porque todo lo que hiciste es lo que te hace hombre, es lo que te hace persona, entonces decir, me arrepiento de tal cosa, bueno, no hice nada de qué arrepentirme, en todo caso me habrá servido como experiencia y sin haberle hecho daño a nadie, y en caso de que alguien no coincida con las cosas que escriba, tendrá todo su derecho a escribir su autobiografía y publicar su versión de los hechos, pero en mi libro sale todo el mundo bien parado, el único que sale mal parado soy yo.

El rockero, padre de Martín y Margarita, autor de tres libros, gestor de tres películas y de casi una treintena de discos, entre los inéditos y en vivo, se trasladará el domingo, 1 de noviembre, al escenario del MovieStar Arena en Buenos Aires para ofrecer su tercer concierto virtual. Anticipó que habrá sobre una hora de éxitos y unos 20 minutos de los temas nuevos.

Los boletos de acceso se adquieren en su página: https://www.fitopaezmusica.com/.

-¿Cómo se está mentalizado para no tener la reacción de un público presente?

-A mí me pasó esto, que hice dos streamings, solo en mi casa, con la cámara, y era muy raro, era antinatura. No puede no haber nadie. Tiene que haber alguien aunque sea en silencio. Aca yo no buscaba aplausos ni mucho menos, simplemente necesitaba estar con otro. Se me ocurrió, hacerlo de vuelta, con banda y hacemos un espectáculo. No quiero tocar en un lugar desangelado, o sea, vamos a tocar con la distancia correspondiente y montemos un espectáculo, y que sea algo inolvidable para todos.

Páez se presentó en el 2015 en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico, en el Recinto de Río Piedras, un espacio del que guarda un grato recuerdo.

“Fue en un teatro maravilloso, que me acuerdo que venía de una gira arrolladora, de hacer 20 conciertos, y terminé el último tema y me tiré en el escenario, como que me desmayé en el escenario (ríe), y me acuerdo que fue un concierto fantástico porque fue el final de una gira y toda la gente, comprendió y entendió ese momento. Una gran comunión”.

La posibilidad de trabajar con artistas puertorriqueños siempre está abierta. Recientemente conoció a Kany García, quien grabó uno de sus temas, “Las palabras”, y a través del tiempo ha tenido intentos por trabajar con Residente y Ricky Martin.

-¿Cómo observa la tendencia de ritmos urbanos latinos que han ido tomando géneros como el pop y dominando la difusión radial y las plataformas sociales?

-Son movimientos naturales que suceden adentro de las generaciones, son formas. Hay algunas cosas para pensar, que son lindas, o por lo menos para reflexionar; cómo la música popular puso a mover el cuerpo en los últimos años más que a usar las ideas para compartir formas, para destituir dictaduras, como sucedió en los años 70, 80, incluso hasta en los 90 con democracias instaladas, pero donde hubo que usar mucho la palabra para sostener una férrea conducta antidictatorial. El cuerpo no funcionaba en ese momento como un instrumento de liberación, aunque yo sí creo que el cuerpo siempre funciona como un instrumento de liberación, pero en este caso creo que ha ganado el ritmo, ha ganado el cuerpo.

Mencionó al trapero argentino Ca7riel como uno de lo talentos que más le ha impresionado por su forma de llevar el freestyle. “Dices, ‘Wow, cómo alguien agarró eso y lo llevó al pasado y al futuro a la vez’, con una actitud salvaje, inteligente, sin hablar tanto de él mismo”. Igual le voló la cabeza Emblema MC, un rapero adolescente, oriundo de Venezuela, que le introdujo Residente.

“A mí me interesa todo, desglosar una partitura de Stravinsky. como escuchar a Osvaldo Fattoruso y escuchar en qué están los pibes ahora, todo me da curiosidad".

-Dentro de estos nuevos movimientos, ¿se dará una nueva generación de artistas para el rock?

-Un poco hay que volver a la idea de David Bowie, él plantó una idea hace muchos años que fue increíble, que fue que el rock es una cultura. Adentro de esa idea, uno pudiera pensar que Oscar Wilde también era un hombre de rock, o que Ca7riel, que hace trap urbano, también es una ventana al rock, porque mantiene la actitud rock, pero ahí sería más una actitud de si se llama rock, pic, puc, pac... En realidad, hay algo que tienen las invenciones que a mí me gustan en general, y es que son disruptivas. Cuando aparece el bolero en México, es una nueva manera de hacer música; cuando aparece la bossa nova en Brasil, es una nueva manera y conlleva todos los elementos de la música... Aparecen cosas de una manera salvaje, son desenfadadas, y vienen con cierta cultura, llegan a revelarnos cosas que no sabemos también. A veces uno extraña un poco en algunas expresiones modernas, muy afirmadas sobre el ego trip y sobre las cosas que se conocen sobre sí mismo, a veces extraño un poco cierta erudición. No quiero a Borges en la música popular, ni busco eso, pero sí más conocimiento de más materia, pero no se puede generalizar. Hay artistas y artistas en todos los géneros.

-¿Cómo se lleva con las nuevas maneras de crear y valorar la música en el mundo digital, donde se compite por más los views que por el contenido?

-Yo estoy en mi casa me dedico a la música, hago mi vida, y a lo mejor son nuevas formas de gente que esté más pendiente de los likes, una nueva cultura en la cual se abandonen los contactos o lo manual para pasar ya a que el deseo sea cubierto por la aparición de un corazoncito o de un like, y a lo mejor el mundo va directo a eso. Tampoco es una materia que uno pueda evitar. Mientras tanto, van a tener un tipo acá, sentado al piano e intentado hacer que las cosas funcionen tracción a sangre y con la cabeza despierta y el espíritu abierto.