Un derroche de sentimientos, por sus canciones y las denuncias hechas entre cada tema, fue lo que provocó en el público Glenn Monroig, en la celebración de su concierto “50 años, ayer, hoy, por siempre”, el sábado en el Centro de Bellas Artes de Santurce.

Los aplausos comenzaron a sentirse a las 8:44 de la noche, en la antesala musical a cargo de la Orquesta Filarmónica, dirigida magistralmente por Frankie Suárez, y el guitarrista Jorge Laboy, quienes tocaron un medley de éxitos del veterano cantante.

Minutos más tarde apareció en el escenario Glenn Monroig con un elegante traje negro. El vocalista repasó, con la aprobación del público, una veintena de canciones que interpretó, a lo largo de las dos horas y media que duró el espectáculo, en el que se paseó por la balada, el reguetón y el blues.

Su poderío vocal y dominio escénico le permitieron tener control absoluto de una audiencia que lo vitoreaba y acompañaba en cada canción.

Ni siquiera el desperfecto del micrófono, que se presentó en el opening del concierto, que tuvo que ser cambiado, detuvo el éxito de su presentación.

“La pendejá se escocotó del saque… sino se montan el feeling se queda guardado, a lo mejor el microfóno tiene 50 años, también. Buenas noches, Dios los bendiga y gracias por estar aquí”.

“Esta noche vamos a celebrar la naturaleza, a través de estas canciones...iniciemos el viaje”, manifestó en su primer contacto con la audiencia que lo celebró toda la noche.

“Nuestra mesa en el café”, “Hola”, “Mírame a los ojos” y “Me dijeron” fueron los primeros éxitos que interpretó el cantante en su velada musical que culminó casi a la media noche.

Su chispa al relatar anédoctas sucumbió al escuchar, en efecto especial, la voz de su padre, Gilberto Monroig, a quien se le unió en el tema “Cuando la lluvia cae”, de la extinta compositora Myrta Silva.

“Yo tengo el honor de ser hijo de mi papá, este show no tiene un guión... yo soy así”, sostuvo entre lágrimas.

El cantautor abraza emocionado a su hija Salomé.
El cantautor abraza emocionado a su hija Salomé. (Suministrada)

Otro momento sublime ocurrió con la presencia de su hija, Salomé Monroig, con quien cantó “Yo sé que volverás”.

“Soy padre de tres hijas maravillosas, ya están grandes, la mayor es Paloma, bella. Me acompaña mi hija de sangre Salomé, canta lindo, tiene los genes de su abuelo”, dijo con admiración de su hija.

El aclamado vocalista cerró su primer intermedio musical con “Creo que fue amor”, “Causa y efecto” y “La bolsa y la vida”.

A su regreso, con vestimenta más casual, repasó las canciones que le quedaban pendiente: “Vivir para ti”, “Y entonces volviste a herir”, “Sin tu cariño”, “Causa perdida” y “Solo”. Se despidió con su clásico “Por siempre”, pero ante el reclamo del público de pie de un tema más, regresó para cerrar con “Corazón”, dejando a su fanaticada más que complacida.