Aunque “todo tiene su final y nada dura para siempre”, el legado del cantante ponceño Héctor Juan Pérez Martínez parece que dará al traste con la tan conocida primera estrofa de su famosa canción salsera, Todo tiene su final, publicada en 1973 en el álbum titulado “Lo mato”, con la orquesta del trombonista Willie Colón.

Pérez Martinez, conocido internacionalmente como Héctor Lavoe, murió el 29 de junio de 1993, por lo que se cumplen hoy 30 años de su partida de este plano terrenal.

Murió el hombre, pero su historia, su arte, el resumé salsero que dejó, ese no ha muerto. Lavoe sigue siendo, tres décadas después de su muerte, un referente salsero en el mundo.

En su patria, Puerto Rico, es punta de lanza en el género salsero, para viejas y nuevas generaciones.

Precisamente hoy, las dos principales estaciones radiales especialistas en la música del género tropical, y que también son de impacto a nivel internacional en América Latina y ciudades de habla hispana en Estados Unidos vía plataformas digitales, Zeta 93 y Salsoul 99.1, dedicarán horas de su programación para tocar de forma continua la música de Lavoe.

“Para mí, Héctor siempre tendrá un papel protagónico en la programación de Z-93. Sus canciones marcaron una era en la salsa que inclusive estas nuevas generaciones recuerdan como si las hubiese grabado en estos tiempos. Era un talento de los más grandes que hemos tenido en este país. En las páginas de la historia de la salsa, Lavoe siempre tendrá un sitial de honor”, dijo Marcos Rodríguez, “El Cacique”, jefe de programación de Zeta 93.

Héctor Lavoe junto con Willie Colón.
Héctor Lavoe junto con Willie Colón. (Archivo)

Ricardo Padilla, jefe de programación de Salsoul 99.1, destacó que recordar los 30 años de la partida física de Lavoe es un asunto muy importante para todo aquel que sigue y disfruta el género de la salsa. “Ese legado sigue vigente y sus canciones reflejan ese sentir de calle que vivió y vivieron muchos, sus temas hicieron que una generación creciera con él y que otra generación, que no pudo tenerlo, ya que murió muy joven, conociera su talento y éxitos a través de grabaciones. ‘Juanito Alimaña’, retrata, por ejemplo, al títere de barrio al que todos conocemos y no nos metemos con él porque es peligroso. ‘El día de mi suerte’ es un himno que cantamos cuando buscamos salir de algún problema económico, hemos tenido desamores igual que en ‘Periódico de ayer’, es decir que su música es como un ‘sound track de vida’”.

Rompe barreras

Lavoe nació en Ponce en 1946 y a los 16 años, en 1963, llegó a Nueva York en donde de inmediato hizo pininos con algunas orquestas. En 1966 conoció al trombonista Willie Colón y ya para el 1967, fue el cantante principal de la orquesta de Colón hasta el 1974, cuando éste decidió hacer carrera como solista y productor de otros artistas.

Bajo esta dupla salsera surgieron temas icónicos como “Guisando”, “El titán”, “Te están buscando”, “Che-che colé”, “Juana Peña”, “Sigue feliz”, “Barrunto”, “Panameña”, “Aguanile”, “Timbalero”, “Piraña”, “Ah –ah / O-no”, “Calle Luna, calle Sol”, “El día de mi suerte”, “Todo tiene su final”, “Ghana ‘e” y los discos “Asalto navideño 1 y 2″ que contienen entre otros temas “La murga”, “Canto a Borinquen”, “Traigo la salsa”, “Arbolito”, “Pa’ los pueblos” y “Pescao”.

“Héctor Lavoe rompió barreras y elevó la vara en el mundo salsero”, dijo por su parte el coleccionista Robert Padilla, quien dirige el Museo de la Salsa de Puerto Rico.

“Lavoe en vida fue famoso, pero creo que a partir de su muerte esa fama se acrecentó. Su don como cantante, como persona, como jíbaro y puertorriqueño, su empatía con los trabajadores, con la gente, su personalidad, todo eso sumó a su carrera como salsero. La gente tenía mucho cariño con él y adoraban sus presentaciones”, señaló Padilla, quien colabora con Zeta 93 y su locutor Néstor Galán en el programa “Tesoros de la salsa” que va a al aire los jueves desde las 10 de la mañana.

Por otro lado, los escritores y especialistas salseros, Hiram Guadalupe Pérez y Jaime Torres Torres, han plasmado y defendido esa particularidad de don de gente que tenía Lavoe. Además, destacan que Lavoe supo recoger en sus temas y soneos salseros, parte de la problemática de la vida que vivían los boricuas que emigraban a Estados Unidos, sobre todo, a la ciudad de Nueva York.

Desde la izquierda, Pete "El Conde" Rodriguez, Cheo Feliciano, Bobby Cruz, Ismael Miranda, Santitos Colon, Héctor Lavoe y Justo Betancourt.
Desde la izquierda, Pete "El Conde" Rodriguez, Cheo Feliciano, Bobby Cruz, Ismael Miranda, Santitos Colon, Héctor Lavoe y Justo Betancourt. (Archivo)

Retrata la vida de los boricuas en Nueva York

“Ha sido una de las mejores voces de la salsa y su presencia en el género alteró las influencias afrocaribeñas para aproximarse a las raíces borincanas. Héctor Lavoe fue el niño malo del barrio y su particular forma de interpretar – pícara e hiriente- trastocó los patrones rítmicos del nuevo género salsero”, plasma el profesor Guadalupe en su libro “La historia de la salsa” (Editorial Primera Hora-2005).

“Tras cada interpretación, imprimió el estilo callejero y desafiante que representó, adornado con su amplio refranero popular y su tono de ‘poeta de la calle’”, apuntó Guadalupe respecto al estilo salsero de Lavoe.

En esa misma línea se expresó el autor del libro, “Cada cabeza es un mundo: Relatos e historias de Héctor Lavoe”, Jaime Torres Torres, en entrevista publicada en Primera Hora como parte del especial “Historia de la salsa” el 24 de septiembre de 2003.

“Lavoe fue un artista original, que abordó de una manera auténtica y elocuente la salsa al estilo puertorriqueño, contrario a otros intérpretes de la época que la cultivaban desde la herencia del son cubano”.

Guadalupe, sociólogo y periodista resalta en su obra que Lavoe es de un cantar “dulce e hiriente. Que plasmó en su voz el retrato de la vida de los puertorriqueños que emigraron a Nueva York desde mediados del siglo pasado con la ilusión de reinventar sus vidas, y quienes hallaron un mundo colmado de violencia, marginación y desigualdades”.

La carrera de Lavoe siguió su curso y además fue subiendo como la espuma, tras separarse de Colón. De hecho, fue de la mano de Colón, que se lanzó al ruedo como solista y en 1975 dio a conocer su primer álbum “La voz”, en donde Colón fue el productor, arreglista y sus músicos participaron en la grabación del disco.

En ese álbum aparecen dos temas icónicos de Lavoe, de esos que se tocaron y escucharon en distintas parte del mundo y que todavía hoy son temas de primer nivel en el mundo salsero: “El Todopoderoso “(Perucho Torcat) y “Mi gente” (Johnny Pacheco). Este trabajo discográfico, para muchos el mejor como solista que grabó Lavoe, lo llevó a un gran nivel como salsero internacional. También sonaron los temas “Paraíso de dulzura”, composición del propio Lavoe, así como “Un amor de la calle”, “Rompe saragüey”, “Tus ojos”, “Emborráchame de amor” y “Mucho amor”.

Otros dos trabajos discográficos como solista y que fueron de un impacto internacional, fueron los LP’s “De ti depende” (1976) y “Comedia” (1978). Por su disco “Strikes Back”(1987) fue nominado al Grammy. En el año 2000, Lavoe fue honrado como miembro del Salón de la Fama de la Música Latina.

“Ese binomio con Willie Colón fue para la historia. En un momento dado les decían ‘Los Beattles’, todo el mundo en Nueva York y los países de habla hispana, los seguían. Lavoe grabó sobre 200 canciones (257), tenía muy buena dicción, era un sonero, con muchos refranes pueblerinos. Superó muchos escollos, al principio se burlaban de él por su forma de vestir y como hablaba el inglés, pero batalló contra todo eso y lo superó. Le gustaba imitar e imitaba a perfección a otros cantantes. No hay un tema que yo como coleccionista, diga que no me gusta. Que es malo. Ese repertorio era único y además cuando cantaba en vivo, tenía esa habilidad de transformar una canción, dependiendo del ‘mood’ en que estuviera. Era un fenómeno, por eso lo apodaron El cantante de los cantantes. Lavoe pegaba todo, salsa, bolero, son montuno. Fue el querendón de la gente’, puntualizó Padilla, cuyo Museo de la Salsa ubica en el camino Los Romeros, en el barrio sanjuanero de Caimito.

Fue uno de los exponentes de salsa más importantes de la historia.