La presencia del cantante urbano Jay Wheeler logró alborotar el martes la rutina de clases en la Escuela Especializada en Música Jesús T. Piñero, en Cidra, mientras sus estudiantes asimilaban la sorpresa de ver caminar por los pasillos a uno de sus artistas favoritos.

La emoción marcada no era solo por encontrarse con el intérprete, sino también por ver en su presencia un ejemplo de que las metas sí pueden convertirse en realidad.

Los gritos, las expresiones de admiración y el anhelo de tomarse un selfie se repitieron a cada paso a lo largo de las casi dos horas de visita en el plantel, donde llegó motivado por seleccionar a un grupo para que lo acompañe en uno de sus temas en los cuatro conciertos que tiene pautados en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot para mañana y este viernes, y el jueves y viernes de la semana próxima.

A puerta cerrada en uno de los salones, y con miradas de asombro, la voz de éxitos como Viendo el techo, Otra noche más, Carita triste y Take my Life, aprovechó para proponerles una invitación especial.

“Tengo una canción que se llama Eazt y me encantaría que la cantaran conmigo”, manifestó como parte de sus intenciones con el amplio grupo coral que incluye estudiantes de séptimo a cuarto año, provocando sobresaltos. “Es la canción que le dediqué a mi novia”, dijo haciendo referencia a la venezolana Zhamira Zambrano, quien lo acompañó en todo momento durante el recorrido.

Su interacción no se limitó a la sorpresa de querer contar con su apoyo en el escenario, sino también a motivarlos a esforzarse por aquello a lo que aspiran, por integrar la disciplina como parte de su estilo de trabajar, y a optar por la fortaleza ante cualquier obstáculo en el camino.

“Yo pasé por todo. En séptimo yo la pasé horrible, el bullying, me quitaban el dinero, me querían dar”, rememoró. “El (grado) 10 fue el peor año de mi vida escolar. Me querían dar hasta por mirar mal”, lamentó. “Esos años los pasé malísimo, Me colgué en las clases, mi papá y mi mamá se separaron, muchas cosas que pasé, pero no bebo, no fumo, no uso drogas, solamente música”, enfatizó. “Los problemas son pasajeros, se los aseguro”, reiteró en continuas ocasiones.

Y es que, para José Ángel López Martínez, es mejor mirar la vida desde un ángulo optimista, no importa el traspié. Dejar atrás el rencor y optar por el aprendizaje de cada experiencia es preferible para evolucionar.

“Ellos no saben que están viviendo la mejor etapa de sus vidas”, reflexionó el artista en un aparte con este medio. “A pesar de todas las cosas que pasé, que fueron bien difíciles, también eran bonitos los recuerdos. No tenía tanta preocupación como cuando uno es mayor y tiene que pensar en el futuro de uno”, analizó el intérprete de 28 años, natural de Salinas, quien reveló lo que lo hizo retomar ánimos en la dificultad.

“La seguridad de que en algún momento yo sabía que iba a ser algo en la vida, porque yo no me sentía normal. Yo me sentía diferente. Obviamente, sí, me desesperé, llegaron momentos en que pensé que no iba a ser nadie en la vida, pero como que siempre, algo dentro de mí me decía que iba a ser algo”, sostuvo pensativo.

Junto a alumnos de la Escuela Especializada en Música Jesús T. Piñero, en Cidra.
Junto a alumnos de la Escuela Especializada en Música Jesús T. Piñero, en Cidra. (Carlos Rivera Giusti)

Desde la niñez, la música siempre le fascinó, pero no se vislumbraba como cantante. “Yo cantaba con mi mamá, tocaba piano”, rememoró. “Hacía pistas, y hacia pistas electrónicas y toda la cosa, pero no sabía que iba a ser cantante, pero de la nada mi mejor amigo fue el que me motivó a cantar y a escribir canciones y el que me decía ‘vamos a grabarte’. Es que (yo) no confiaba, había una inseguridad del bullying, no me atrevía”.

Intentarlo lo llevó a preferir el romance como su tema preferido, lo que no resultó fácil.

“Esa es mi esquina, como uno dice”, resaltó complacido, y compartió que “un montón de veces” le propusieron cambiar la temática de sus letras. “Cuando el trap estaba pegado, yo seguí haciendo música romántica y mi música no sonaba nada. Todo el mundo quería que hiciera trap. Pero yo vivía bajo el techo de mi mamá, y mi mamá no me lo permitía. Mi mamá va a la iglesia y no le gustaba. Ahora no. Ahora entiende el negocio y le he explicado y he hablado malo en algunas canciones y ella entiende, pero mi enfoque siempre fue el romance porque a mí me gusta hablar del amor, del desamor, de lo que es triste. Yo vi a mi mamá sufrir por amor, yo vi a mi familia, a mis amigos sufrir por amor, y sé lo importante que es el amor, que por más fuerte que se haga la gente, ‘yo no escucho música romántica’, en algún momento se sientan y le dan play”.

Mucha ilusión de cara al “Choli”

Felicidad, agradecimiento y nerviosismo son algunas de las emociones que se acentúan en Jay Wheeler en cuenta regresiva al primero de sus cuatro shows en el Choliseo, con una jornada musical que comienza mañana.

“Tengo un reguero (de emociones), pero he tratado de controlarlas”, confesó el intérprete, quien ha grabado temas con Jhayco, Farruko, Tyla Yaweh, Reik, Myke Towers, Nio García, Mora, El Alfa y Lyanno, entre tantos otros. “Yo creo que es que quiero que todo salga bien. Como es Puerto Rico, quiero dar una buena impresión. Yo estoy más que consciente de que ellos (los fanáticos) me aman y que la vamos a pasar bien, pero soy muy perfeccionista”. Pero el apoyo de su público es lo que le sirve de estímulo para encontrar algo de calma.

“Contento, de verdad. Feliz, agradecido. A mí lo que me da seguridad es cuando me trepo a la tarima y todo el mundo está gritando mi nombre, ya ahí se me van los nervios”, añadió, y se mostró escueto al hablar de la dinámica del evento, incluso para confirmar si su enamorada, con quien interpreta el sencillo Dícelo, lo acompañará en el escenario. “Ella va a estar ahí (en el evento) apoyándome”, dijo con una amplia sonrisa.

Cinco producciones discográficas, millones de descargas de canciones y de reproducciones de videos musicales en plataformas de música, y presentaciones en escenarios internacionales evidencian el alcance sólido de una aspiración a la que hace ocho años decidió dedicarse de lleno. Pero fuera de presumir, prefiere aferrarse a la sencillez y en el enfoque por seguir dejando huella.

“Pasa el tiempo y yo sigo mejorando un montón de cosas mías. De mí mismo te puedo decir que he aprendido que la humildad abre muchas puertas y que es mejor ser una mejor persona siempre”.