La dedicación por su pasión musical lo llevó a mudarse a Nueva York hace 11 años. El anhelo por continuar creciendo a nivel profesional se convirtió en motor en la dura decisión de comenzar a explorar oportunidades en una tierra lejana a su Puerto Rico natal. Pero los logros que va cosechando en el trayecto lo convencen de que va por la senda correcta.

Ser seleccionado este año para la beca Guggenheim le confirma al jazzista Rafael Rosa el valor de perseverar y tocar puertas en la intención de dejar una huella.

“Significa que, a pesar de venir de Caguas, Trujillo Alto y San Juan, que de Puerto Rico podemos llegar a donde sea para poder lograr las metas”, afirmó el guitarrista sobre sus orígenes, en entrevista telefónica con Primera Hora. Roja se convierte en el segundo puertorriqueño en ganar esta beca, luego de que en 2008 se le concediera al compositor y saxofonista Miguel Zenón.

“Llevo muchos años tocando antes del COVID, alrededor del mundo, en Quito, en Australia, tocando guitarra y tocando mi música original, que es esa fusión de jazz y bomba, mi interpretación de eso, porque es completamente diferente”, dijo sobre su estilo, con el que logró impresionar en su propuesta para la beca.

“Sometí mi segundo disco, que acaba de salir en marzo, pero se grabó durante el COVID”, dijo haciendo referencia a Axiomatic. “Presenta elementos de jazz, de la plena, de rock, de funk, de un montón de cosas. También hay muchos elementos de Nueva York porque ya llevo aquí 11 años”, detalló sobre la producción discográfica instrumental, con composiciones de su autoría, y en la que lo acompañan varios músicos boricuas.

El premio otorgado por la John Simon Guggenheim Memorial Foundation le ayudará a trabajar en su tercer álbum, que vislumbra para el año próximo.

“Se va a llamar The Professor porque como ahora estoy dando clases de producción. Quiero añadir esos elementos de sampling hacia lo que ya estoy haciendo con el jazz y la bomba y la plena”.

Ser educador en The Roc Nation School, en Long Island University (LIU), es otra faceta que lo llena de entusiasmo al reflexionar sobre el alcance de inspirar a una nueva generación de músicos.

“Empecé dando clases de guitarra en 2019, pero obviamente pasó lo del COVID y hubo una pausa”, repasó. “Cuando regresó, seguí dando clases de guitarra y ahora también estoy dando clases de producción de audio y composición”. La interacción con el estudiantado es una dinámica que lo nutre. “Es un privilegio ayudarte a plantar una semilla y ver cómo crece”, dijo sobre su rol en la enseñanza.

Al hablar de su fascinación por el jazz, confiesa las razones que lo motivaron a tenerlo como su género favorito. “Es una avenida dentro de la música que tiene mucha diversidad”, analiza, y compartió la motivación por la que en 2011 se mudó para estudiar su maestría en la Universidad de Nueva York.

“Fue mi curiosidad venir a Nueva York a aprender, para mí, de los más grandes dentro de ese género y poder aprender lo más importante del arte en general, que es encontrar la voz propia de uno”, manifestó el artista, quien confesó que dentro de su amplia lista de presentaciones pendientes, una de las que lo mantiene ilusionado es la del próximo 7 de agosto, que será en Kaffe Haus en el Viejo San Juan, de 11:30 a.m. a1:30 p.m., en su tierra natal. Antes, en julio 10, se presentará en Little Islands, Manhattan.