Las jornadas agotadoras a lo largo de la serie de presentaciones recientes en España, Alemania y Suiza, han abarcado gran parte del calendario del exponente urbano Lunay. Pero no existe cansancio que pare las ganas de seguir marcando su presencia en destinos lejanos a su natal Puerto Rico.

Por momentos extraña saborear los pastelitos de arroz, deleitarse con la vista en Piñones, o recargar energías en la naturaleza de su Corozal adorado. Pero la euforia de un público que incluye a quienes, ajenos al español, cantan sus temas, le provoca convencerse una vez más de que apostar por la música fue la decisión correcta.

“Es un reto positivo, abrirse a nuevos mercados, cantarle a un nuevo público y ganar el cariño y respeto de Alemania, de Suiza, por ejemplo. Es increíble llegar y que te canten, así sea una canción. Es llegar y sentir que metiste un gol en el partido”, comparó el intérprete en entrevista telefónica desde España antes de culminar los compromisos artísticos que abarcaron julio y principios de agosto.

“En realidad, cantan todos los temas. Es increíble que canten un tema que empezó en un estudio, en un cuarto en Puerto Rico, que otra persona de otro idioma lo esté cantando, eso es grande. Atravesando fronteras y representando a la Isla, que es lo importante”.

En esas tierras lejanas, el reconocimiento de la fanaticada en ambientes fuera del escenario, le asombra. “En las calles, podemos estar donde sea, escondido, con abrigo, y en realidad la gente está ahí, contenta, reconociéndome en donde sea. Para mí esto es supergrande”, repasó sobre la experiencia reciente en el continente europeo.

Con tan poco tiempo libre dentro del itinerario de 18 espectáculos, no hubo mucho tiempo para el turismo. “Vi la (Basílica de) la Sagrada Familia, en Barcelona, la playa de Marbella”, recordó con cierta timidez, y compartió su interés en darse una escapada sin compromisos de trabajo para disfrutar con calma lo mucho que tiene que ofrecer destinos como los que visitó. Vilanova, Valencia, Asturias, Madrid, Mallorca y Cádiz, de España, se incluyen entre las ciudades recientes donde pisó escenarios, además de Zurich (Suiza) y Colonia (Alemania).

Por ahora, Jefnier Osorio Moreno insiste en disfrutar cada momento de su regreso a Puerto Rico. “El calorcito de la Isla, Piñones, ir a la playa, al bote. Descansar. Visitar a mi familia. Eso es lo más que me llena. Estar con mis amigos”.

Su joven trayectoria abarca colaboraciones con Ozuna, Anuel y Myke Towers. Es la voz principal del exitoso sencillo Soltera, cuya versión remix con Daddy Yankee y Bad Bunny se posicionó por semanas en principales listas de música en 2019, además de sonar por un largo tiempo en pistas de baile. Valora la acogida de sus producciones discográficas, Épico (2019) y El Niño (2021). Fuera de recostarse, son esfuerzos que lo impulsan a seguir trabajando para añadir logros a la carrera profesional que escogió por encima del deporte, actividad que en la adolescencia también rondó como parte de sus aspiraciones.

El sencillo Epapale suena como uno de sus temas recientes. “Es sobre una chica viral que, básicamente, la rompe a donde llega y llama la atención. Es un juego de palabras, de baile. Me gusta y la pueden escuchar en todas las plataformas”, dijo sobre la canción que cuenta con un visualizer que lo muestra rodeado de mujeres en escenas playeras.

Aparte de cantar, una de las vivencias recientes que añade a su álbum de gratos momentos es la que tuvo como entrevistado del veterano reguetonero Nicky Jam para su espacio The Rockstar Show en You Tube.

“Me siento contento de que me haya dado la oportunidad, de que se haya fijado en mi talento, es algo supergrande, que me haya invitado al show”. Mostrar al galardonado pionero del género urbano su talento para improvisar fue un desafío que le recordó sus orígenes en el freestyle, en su adolescencia.

“Un honor poder improvisar con Nicky. Fue un reto fue de la nada, de momento. Tocó actuar, y en realidad, nada mejor que improvisar con un amigo y creo que esos son los mejores momentos que uno se disfruta”, expresó emocionado. “Improvisar es algo bien difícil. Yo lo siento como un deporte y hay que seguir practicándolo. Eso no es para todo el mundo”, analizó, y recordó cuando comenzó a experimentar en este sentido.

“Desde los 11 añitos por ahí, 12 añitos, yo sentía que podía conectar palabras en mi mente, que estaba apto para hacer eso”. Si bien abraza los días que pasará en suelo boricua, se prepara para continuar su agenda en Costa Rica y México. “A seguir trabajando, seguir dando shows y seguir representando a Puerto Rico”.