Marc Anthony es un maestro sosteniendo. Sostiene notas altas por más de 20 segundos, sostiene su interpretación intachable en 16 temas de varios géneros y sostiene también gafas oscuras de vez en cuando, las que dejan el trabajo de demostrar su inmensa alegría a su boca con una amplia y constante sonrisa.

El ídolo boricua-neoyorquino mantuvo de pie y bailando al público que llenó la noche del sábado el Coliseo de Puerto Rico, en Hato Rey, con un espectáculo desbordado en sabor afroantillano, romanticismo baladístico y una pizca de afán farandulero con la presencia de su esposa, la actriz estadounidense de origen puertorriqueño Jennifer López, y los hijos de ambos, los gemelos Emme y Max, de dos años y medio de edad.

Con el intenso sonido cocolo de su orquesta, el cantante apareció sorpresivamente en el escenario con Aguanile justo a las 9:30 de la noche, al tiempo que imágenes de velas prendidas a santos se proyectaban en tres pantallas gigantes. Al acabar este tema, hizo cucharitas y besó el suelo, a punto de llorar. Su ya casi clásico Y hubo alguien se encargó de romper el hielo al poner a los espectadores a menear sus caderas. La orquesta sí que dio un buen chorro de melaza, y la piel del cantante otros tantos de transpiración.

“Check it out, baby! ¡Qué rico! ¡Estoy en casa y les doy las gracias a cada uno de ustedes!”, dijo con la camisa abierta a mitad del pecho antes de interpretar Volando entre tus brazos, Contra la corriente (Yo trato, trato, trato…), Hasta ayer, Te conozco bien y Almohada, blindada esta última canción con una pequeña orquesta sinfónica.

Este sonido lo acompañó también en Abrázame muy fuerte, tema del cantautor mexicano Juan Gabriel incluido en su más reciente disco, Iconos, dedicado a sus “ídolos”, al igual que Y cómo es él (José Luis Perales), recipiente de alaridos y más coros.

“Están calladitos. ¿Dónde están mis novias? No me abandonen”, se quejó en una ocasión al no escuchar coros, pero es que la gente estaba ocupada bailando tanto o igual que él, que daba grititos con ¡Au! Check it out, baby! y otros mientras se movía sensualmente y guiñaba.

El masacote lo retomó con Con valió la pena, Qué precio tiene el cielo, Mi gente –clásico salsero de la voz del fallecido Héctor Lavoe– y Tu amor me hace bien, números intercalados con besos y dedicatorias para sus fanáticos.

Se aman en tarima

Uno de los momentos seguramente más aclamados del concierto, la participación de Jennifer López como cantante a dúo con su esposo, se dio igual que hace cuatro años también en el Choliseo: con la canción No me ames. La intérprete vistió un traje corto con lentejuelas verdes, dio varios pasos de salsa y extendió su brazo para darle un beso de piquito a Marc a mitad del tema. “¡Gracias, Puerto Rico, que viva!”, exclamó la diva al despedirse de la audiencia saliendo con su cónyuge por la parte de atrás del escenario, quizás sin el romanticismo que se esperaba.

El gran cierre también fue convencional: el vocalista se lució con su ya clásica versión de Preciosa con el verso “Yo te quiero, Puerto Rico”, lo que inundó las gradas de alaridos.

De esa manera, el concierto, que duró un poco más de dos horas, cerró con otro matiz de la consigna patriótica con la que comenzó. Otros detalles que resaltaron fueron que, al principio del evento, un vídeo que mostraba al artista detrás del escenario en un recorrido hasta que éste se interrumpió de repente, lo que pareció revelar que era grabado.

Repertorio:

Aguanile
Y hubo alguien
Volando entre tus brazos
Contra la corriente
Hasta ayer
Te conozco bien
Almohada
Abrázame muy fuerte
Y cómo es él
Valió la pena
Qué precio tiene el cielo
Mi gente
Tu amor me hace bien
No me ames
Preciosa