Niños trovadores desde los tres y siete años – Ve vídeo
Valeria canta desde los siete años y Adiel desde los tres. (Ve vídeo)

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 15 años.
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Con la afinación y el estilo de los profesionales, sin dejar atrás la sonrisa e inocencia de los niños, los hermanos Valeria y Adiel Cruz Mulero interpretan la música de tierra adentro. Valeria canta desde los siete años de edad y Adiel comenzó a los tres. Usualmente, los niños trovadores se inician en la trova a los ocho o nueve años de edad, por lo que ellos son una excepción.
Sobresalen por su talento natural y con la ayuda de su maestro, Edgardo Delgado Lebrón, del Taller de Trova del Municipio de Juncos. El abuelo de los niños, Johnny Mulero, siempre ha sido cantante en tríos y se percató de que a Valeria le gustaba cantar. “La llevé donde Edgardo y se sorprendió porque le dieron una canción y se la aprendió rápido;tiene un tono de voz bonito y no desafina”, dice Johny Mulero.
Cuando a Valeria, ya con nueve años de edad, le preguntan sobre la trova dice: “Me gusta; cuando vi otras personas cantando quise ser como ellos, mi abuelito vio que yo cantaba y el amigo Edgardo me enseñó a cantar trova. Es una canción de pueblo que a mí me gusta y es de Juncos... yo soy del barrio Lirio de Juncos”.
Adiel comenzó a cantar a los tres años de edad
Un día, Adiel también sorprendió a todos. A sus tres años de edad se dieron cuenta de que él se aprendía las canciones cuando escuchaba a su hermana Valeria. Le dieron un micrófono de un equipo que su abuelo tenía en la casa y Rosaluz Rivera, abuela del niño, lo grabó con una cámara de vídeo. El asombrado maestro Edgardo Delgado comenzó a darle clases a Adiel que hoy cuenta con sólo cuatro años de edad y cuando canta captura la atención de todos. La emoción y la habilidad con la que articula las palabras y entona las canciones, unida a las expresiones de su rostro despiertan las más hermosas emociones de los espectadores.
Al preguntarle a Adiel qué sentía cuando cantaba y se subía a la tarima, si no se ponía nervioso por toda la gente allí mirándolo, él, con la mayor naturalidad, dice: “ése es el público”. Señal de que la idea de ponerse nervioso no ha pasado por su mente. Sin embargo, si por alguna razón se equivoca, se molesta un poco, explica la madre del niño, Tania Mulero.
El padre de los niños tiene un negocio de barbería en Juncos y Tania dejó de trabajar para poder concentrarse en apoyar a los niños en las tareas escolares y en su desarrollo musical.
“Yo tuve que dejar mi trabajo para ayudar a Valeria con sus estudios y no perderme de las presentaciones”, explica Tania Mulero. Por su parte,Wally Cruz, padre de los niños explica lo que siente al ver a sus hijos cantando: “Realmente cuando ellos están en tarima, se siente uno tan orgulloso... Son una bendición, son buenos, cariñosos, se dan a querer”, dice Cruz.