Positivo cantante Raúl Colón en su lucha contra el cáncer
El músico salinense no se recupera, sin embargo, de la muerte de familiares en la masacre del barrio Playa.

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“Hace dos años, los médicos me diagnosticaron un mes de vida y por la gracias de Jesús estoy aquí, encamado, pero vivo... Ironías de la vida: quienes murieron fueron dos de mis hijos que estaban saludables”, dijo con tristeza el cantante salinense Raúl Colón, paciente de cáncer con metástasis en los huesos.
El veterano vocalista, quien comenzó su carrera artística a temprana edad como aficionado llevando serenatas a las madres de su pueblo y luego se dio a conocer profesionalmente con su grupo Caribe Negro, entiende que su permanencia en el mundo terrenal tiene un motivo.
“Dios tiene un propósito conmigo, por eso me ha permitido continuar luchando contra el cáncer. Nunca imaginé que mi hijos Raúl Anner, quien murió de un infarto en Estados Unidos, y Carol, víctima inocente de la masacre en la playa de Salinas, murieran primero que yo, que estoy desahuciado”, sostuvo Colón, antes de revelar su diagnóstico de cáncer.
“Cuando me encontraba en mi momento de gloria en la música había participado en el concurso ‘Voces expertas’, que produjo Telemundo. Aunque no gané, sólo llegué a las semifinales, gracias al maestro Cucco Peña fui contratado por Triple S y canté en diferentes plazas de la Isla. Fue cuando me diagnosticaron cáncer de próstata; tuve que someterme a quimioterapia y radioterapia, y comencé a decaer poco a poco”, explicó.
“Perdí la movilidad de mis piernas y el funcionamiento de mi cuerpo de la cintura hacia abajo. Me ingresaron en el Hospital de Veteranos, donde estuve un año y medio. Los médicos me dijeron que mi condición de cáncer estaba avanzada y no había nada que hacer. Caí en crisis, no quería morir, pero si había llegado el momento quería morir en mi pueblo de Salinas y no en un hospital. Como algo celestial comencé a mejorar y me enviaron a mi casa”, recordó.
El exprofesor de educación física nunca olvidará aquel domingo 30 de marzo, cuando compartió por última vez con su hija Carol Colón y su yerno Luis Guzmán Vázquez, antes del sucumbir víctimas de una balacera ocurrida en el barrio Playa, en la que también resultaron heridos otro de sus hijos, un nieto, una sobrina y su esposo, quienes se recuperan satisfactoriamente.
“Difícil de olvidar esa película tan triste que marcó nuestras vidas. Vinieron a verme y a compartir con mi otra hija, Sheyla Colón, que vino de Estados Unidos a cuidarme. Estaban todos tan contentos sin imaginar el triste desenlace que les esperaba. Salieron de mi casa a compartir en el restaurante El Baury y al lado del local fueron víctimas inocentes de una ráfaga de tiros. Mi yerno murió casi en el acto, mi hija resultó gravemente herida y luego murió en el Centro Médico. También fueron heridos otros familiares que gracias a Dios están bien”, explicó.
¿Cómo has podido sobreponerte a todas estas tragedias?, le preguntamos.
“Agarrándome de la mano de Dios. A través de la oración puedo dar testimonio de que el Señor me ha dado la fortaleza de seguir adelante, con muchas ganas de seguir luchando y viviendo hasta que Él lo decida”.
¿Pensaste que morírias?
“No, siempre he estado positivo. Muchas personas que han venido a visitarme se sorprenden al verme con tanto entusiasmo... como estos amigos, las cantantes Gladys Feliciano e Iris Sanabria, el guitarrista Melvin Soto y su compañera Wanda Seda, y Edwin Figueroa, que me han organizado una bohemia en la que el más que ha cantado he sido yo. Se los agradezco porque me hicieron el día”.
¿Qué palabras de aliento le brindas a personas que estén atravesando situaciones similares?
“Que se miren en mi espejo, mi experiencia, lo que me ha pasado en estos últimos años, y no pierdan la fe y la comunicación con Cristo, que se apeguen a la oración constantemente para que vean que Él responde y los ayuda a superar cualquier situación”.
Con relación a las denuncias públicas que hiciste, alegando que el cantante Cheo Feliciano es tu hermano, ¿qué sucedió?
“Lamentablemente nada, me quedé con esa pena e incertidumbre. No pude comprobar la confesión de mi padre que, también era músico, que antes de morir me dijo que Cheo Feliciano era su hijo. Estoy convencido de que Cheo tenía conocimiento de su origen, pero su esposa Cocó, por recelos, no me permitió tener contacto físico con él. Participé en una actividad que le dedicaron en Trujillo Alto, pero no pudo asistir. Le canté a su esposa, que fue en su representación. Horas más tardes, él me llamó para decirme que queria venir a Salinas a compartir conmigo, pero murió y nunca se dio. Es una lástima porque quería conocerlo”.