¿Qué habría sido de la música sin Michael Jackson?
A diez años de su muerte, continúa siendo una de las influencias más grandes de la industria del entretenimiento.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 años.
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Cuando se cumplen 10 años de la muerte del “Rrey del pop”, en un momento en el que su figura sigue viéndose deslucida por escándalos relacionados con su faceta privada, conviene recordar cuán diferente habría sido sin Michael Jackson el mundo y la industria a los que entregó su vida y su alma.
Galardonado con 15 premios Grammy, junto con los premios especiales Grammy Legend y Grammy Lifetime, 26 American Music Awards, 16 World Music Awards, Michael sigue siendo considerado una de las grandes figuras de la historia de la música universal, con 350 millones de discos vendidos en todo el mundo.
Gran parte de esas cifras de escándalo comenzaron con el fenómeno de Thriller (1982), que, según el libro Guinness de los Récords, continúa siendo el disco más vendido de la historia y el primero que logró rebasar las más de 100 millones de copias en todo el mundo.
Pero la sombra de Jackson se extiende mucho más allá de los fríos datos. Musicalmente, sin ir más lejos, con el lanzamiento de Don’t Stop ‘til You Get Enough en 1980 fue uno de los grandes modernizadores del funk y la música disco en un momento en el que ambos estilos parecían agotados.
Aquel tema, uno de los tres que compuso para su quinto disco en solitario, Off the Wall (1979), representó su salto a la madurez, la prueba real de que existía un futuro para él fuera de los Jackson Five, no solo como intérprete, sino también como autor.
“Fue el disco que convirtió la música negra en música para todos”, recordaría Pharrell Williams.
Las esperanzas depositadas en él se confirmaron con Thriller, que contenía el contagioso tema homónimo, impulsado por un videoclip que reformuló completamente este género: contaba con espectaculares efectos especiales, una coreografía imitada hasta la saciedad y un desarrollo narrativo que rendía homenaje al cine de terror a lo largo de... ¡12 minutos!
Incluido en el Registro Nacional de Cine de la Biblioteca del Congreso de EE.UU. como “el vídeo musical más famoso”, su estreno en la cadena MTV cambió los modos de promoción de la música, que dejaron de estar puramente centrados en la radiofórmula. Para él, desde luego, tuvo una importancia vital y en 1987 lanzó otro hito audiovisual, Bad, dirigido por Martin Scorsese.
Como se ha señalado, parte del secreto del éxito de Thriller radicaba en su coreografía. Jackson se convirtió a base de esfuerzo en uno de los mejores bailarines de la industria de la música, si no el mejor, y acuñó movimientos propios, como el “moonwalk”, que apareció por primera vez en el vídeo de Billie Jean (1983).
En la misma línea y tras los pasos de David Bowie, creó una iconografía personal muy reconocible, no solo a través de un vestuario que reproducía la estética marcial y que mutaba según el álbum que promocionara.
Con el tiempo no solo cambiaba su vestimenta, también su físico, sometido a intervenciones quirúrgicas extremas que lo llevaron de ser un niño afroamericano a un símbolo de ambigüedad sexual y racial.
Cuando publicó Bad (1987), Jackson también se convirtió en uno de los grandes colosos de la música en directo junto a Pink Floyd y U2, y contribuyó sobremanera a la mundialización de “tours” gigantescos. Esa gira recaudó $125 millones y llegó al Libro Guinness como la de mayores ingresos de la historia y la que más público había congregado.
De su apabullante concepción escenográfica en directo dio sobradas pruebas, por lo que no es de extrañar que fuese el primero en convertir un acontecimiento eminentemente deportivo como el Superbowl en el escenario de algunas de las mayores hazañas musicales.
Sobra decir la importancia que tuvo en artistas posteriores, como Bruno Mars, Jason Derulo o Justin Timberlake.
“Yo encontré mi falsete con Off the Wall, reconoció The Weeknd, otro de sus más destacados pupilos.
Hasta el genio del reguetón, J Balvin, compareció en una ocasión con una camiseta de Michael Jackson, a quien definió como “una persona que fue muy criticada y finalmente aceptado por el planeta entero para hacer historia”.