El cantautor español Miguel Bosé vio recompensada su consistencia al haberse presentado en Puerto Rico frecuentemente por los pasados veinte años de su carrera, aunque fuera en escenarios más pequeños que los que suele abarrotar en su patria y el resto de América Latina, cuando se presentó la noche del pasado sábado ante un “Choliseo” lleno, como parte de su gira “Papitour”.

Sin duda, haber lanzado “Papito”, un álbum de éxitos acompañado de las estrellas del momento, le sirvió para que una nueva generación conociera las canciones que sus fanáticos incondicionales llevan cantando y bailando por años.

Con “Papitour”, Bosé celebra 30 años de carrera y en esta presentación dio muestras una vez más de por qué es uno de los intérpretes más admirados entre sus colegas, lo que le ha valido el apodo de “Papito”.

Con una banda de cinco músicos y dos coristas y desde un escenario minimalista, pero sofisticado a nivel técnico, Bosé montó a su audiencia en un “barco para realizar un viaje de recuerdos”, como él mismo expresó.

Con un medley de los temas “Sereno”, “Duende” y “Nena” inició el espectáculo mientras todo el público lo acompañaba cantando y bailando de pie.

“¡Buenas noches, San Juan! ¡Buenas noches, Puerto Rico! Con este espectáculo comenzamos la nueva fase del tour de este año. Celebramos 30 años de los cuales ustedes han sido responsables y esperamos que sean 30 años más”, fueron las primeras palabras del artista, quien vestía chaqueta, pantalón y camisa negros. Acto seguido dio paso al tema “El hijo del Capitán Trueno”.

“San Juan, ¿qué quieres que te dé?”, preguntó Bosé, a lo que la multitud, entendiendo el acertijo, gritó “Bambú”, título de otro de sus éxitos de antaño. “Gulliver”, “Sevilla”, “Mirarte” y “Partisano” redondearon la primera parte del concierto.

En ese momento el artista realizó una breve pausa para sentarse junto a su banda en las escaleras del escenario y presentar un puñado de baladas de los inicios de su carrera como “Amiga”, “Creo en ti”, “Morir de amor”, “Linda” y “Te amaré”. Durante ese segmento una fanática le entregó un osito de peluche vestido con la bandera de Puerto Rico, el cual luego la banda se pasó de mano en mano hasta terminar sentado encima del teclado de cara a la audiencia.

El concierto retomó su ritmo acelerado con “Los chicos no lloran” y el éxito “Morenamía”, la cual fue coreada y bailada por la audiencia. Tanto en esta canción como en otros momentos del concierto Bosé sedujo a la audiencia con movimientos sugestivos, pelliscándose las tetillas a través de la camisa y agarrándose el trasero y los genitales para luego hacer el gesto de que se los arrancaba y los lanzaba al público, que lo reciprocaba con aplausos y gritos. De igual modo, en un par de ocasiones acarició el torso desnudo de uno de sus guitarristas.

Luego, Bosé presentó la sorpresa de la noche, la presencia de su sobrina Bimba Bosé, con la que interpretó “Como un lobo” en su versión del disco “Papito”, lo cual fue bien recibido por la audiencia.

Con “Si tú no vuelves” el público volvió a delirar, sensación que continuó con la canción “Nada particular”, la cual Bosé ha dedicado en otras ocasiones a Puerto Rico. Ésta marcó el aparente final del concierto, pero el público reclamó su regreso al escenario con sus aplausos y gritos.

El artista y su banda volvieron a sus lugares para interpretar “La belleza”, “Olvídame tú”, “Bandido” y “Nena”.

El público quedó tan enardecido que le pidió otra más. Al cabo de unos minutos, Bosé reapareció en escena y sonriendo indicó con un gesto que sería una sola más, dando paso al tema “Sol forastero”.

Si bien el concierto transcurrió con efectividad, cabe señalar que la falta de pantallas gigantes fue un error de omisión imperdonable para la producción. Esto impidió el disfrute del público ubicado en los asientos más distantes. Las dimensiones del Coliseo de Puerto Rico hacen necesarias el uso de las mismas.