Sordos sandunguean al ritmo de la salsa
El programa de salsa para sordos se estrenó con éxito el año pasado y se repite a partir de este lunes, cuando comienza la Semana Nacional de la Comunidad Sorda Puertorriqueña y el Intérprete de Señas.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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Sus cuerpos se mueven al compás de la música, aun cuando sus oídos silencian el sonido. Marcan, giran, sandunguean, escuchan el ritmo a través de la piel. Son sordos, pero su condición no les impide sentir la clave.
“Ellos sienten el bajo, las vibraciones a través de la piel y también mirando a los demás. Es la misma música, la misma pista de baile, la misma alegría, la misma emoción, la única diferencia es que ellos oyen de una manera muy distinta a la nuestra, pero es la misma sabrosura”, manifestó Rafael Cancel, director y productor del proyecto social Cambio en Clave, sobre el programa de salsa para sordos que se estrenó con éxito el año pasado y que repite a partir de este lunes, cuando comienza la Semana Nacional de la Comunidad Sorda Puertorriqueña y el Intérprete de Señas.
“Yo no oigo nada. Solo la siento, siento la vibración, la música. Entonces, cuando veo la gente bailando, yo los sigo”, señaló por su parte el audioimpedido Edwin Quiñones, ayudado por la intérprete de señas Marina Martínez, quien se sumó al equipo de Cambio en Clave el año pasado para traducirle a los estudiantes sordos las indicaciones que Cancel imparte en sus clases.
Martínez, quien también aprendió salsa a través del proyecto social, destaca que más allá de enseñar a esta población a bailar, la iniciativa tiene el propósito de integrarlos con personas oyentes que tienen un interés en común. "La diferencia (de este proyecto) es que los sordos van a estar junto a los oyentes y van a estar compartiendo unos con otros”, resaltó.
Alrededor de 30 sordos han aprendido a bailar salsa a través del proyecto social desde sus inicios, la mayoría de estos durante el pasado año cuando se incorporó la intérprete. “En el proyecto Cambio en Clave nos centramos en eso, en integrar comunidades a través del baile de la salsa, y en la comunidad sorda de Puerto Rico hay cerca de 200 mil sordos, y es una comunidad que a veces nosotros los oyentes no la vemos porque no hablamos el mismo idioma. Ellos hablan lenguaje de señas y nosotros hablamos español”, agregó Cancel.
El resultado, subrayaron, es una experiencia bien alegre y de crecimiento tanto para los sordos, que además de aprender a bailar salsa adquieren valor para desenvolverse socialmente y desarrollan mayor autoestima, como para los oyentes, que generan interés por aprender el lenguaje de señas para poder comunicarse de manera efectiva con ellos, según mencionaron los entrevistados.
“Me hicieron sentir que yo verdaderamente podía estar aquí. Me mejoraron la autoestima al hacerme sentir parte de este grupo…Como oyentes tú tienes otros sentidos, estás escuchando, además de la visión, pero el sordo, no. Pero lo pudimos hacer, lo logramos. Hay gente (del grupo de sordos) que han completado todos los cursos (de básico a intermedio 2), y eso es tremenda experiencia”, expresó con entusiasmo Josefina Belaval, de 40 años.
“Yo al principio, claro, estaba bien perdida, avergonzada porque en mi familia nadie baila salsa, y salir de eso y empezar a integrarme en el mundo de los oyentes fue un reto y una tremenda experiencia”, agregó Belaval.
Mientras, la experta en lenguaje de señas con experiencia profesional de más de ocho años enfatizó que al igual que los ciegos, los sordos desarrollan mejor otros sentidos, lo cual les facilita el aprendizaje de maneras alternas a las que lo hace una persona que tiene dichos sentidos en su capacidad máxima. En el caso de los sordos, específicamente, aludió a una especie de ritmo interno al explicar cómo ellos pueden bailar al son de la salsa cuando a algunos oyentes se les dificulta.
“El que tú no oigas no significa que no puedes disfrutar de esos detalles, y la gente asume que sí… Hay personas que escuchan, que están toda la vida escuchando música y su ritmo no pega ni con ‘crazy glue’. Pues en el caso de ellos, tienen el ritmo”, sentenció Martínez, hija de padres sordos.
Tanto la intérprete como el instructor de salsa señalaron que uno de los retos más grandes al impartir las clases lo fue crear las señas para nombrar los pasos, de la misma forma que se inventan los términos en los idiomas regulares. Los estudiantes oyentes también aprendieron las señas para preguntarle el nombre a sus compañeros en caso de que les tocara bailar con una persona sorda, debido a que en la clase los aprendices rotan todo el tiempo.
“En el lenguaje de señas si no hay una palabra para algo, se la inventan. Obviamente, clases de salsa para sordos en Puerto Rico no ha habido. Así que hay unos pasos como ‘lado’, ‘lado cruzado’, vuelta a la derecha’, ‘vuelta a la izquierda’, que no existen en el lenguaje de señas, y que se las han inventado aquí. Ellos mismos son los que me han enseñado las señas, y ha sido bien lindo porque los demás estudiantes también las han aprendido”, indicó Cancel.
Luego de que el primer grupo de sordos terminó los diferentes niveles de básico a intermedio, la experiencia se repetirá a partir de este próximo lunes, a las 8:15 p.m., en el atrio central del Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot. Cancel informó que aunque la matrícula concluyó para los oyentes, todavía hay espacios disponibles para las personas sordas que interesen aprender a bailar salsa.