El artista urbano puertorriqueño Vei Habache lanza su más reciente sencillo y video musical titulado SADBOILOKO, una obra audiovisual que trasciende la música para convertirse en una potente crítica social.

Con una estética inspirada en el cine social y el realismo crudo de las crónicas urbanas, SADBOILOKO fusiona música, narrativa, sátira y denuncia para exponer las fallas estructurales del sistema de salud en Puerto Rico.

El proyecto surge de vivencias reales, tanto del propio Vei Habache como del equipo creativo que lo acompaña. También refleja las historias de familiares, amistades y miles de ciudadanos que, al buscar atención médica, enfrentan un sistema que prioriza el trámite por encima del cuidado humano. La obra parte de una conversación crucial que marcó su desarrollo:

“Esto no es solo salud mental. Esto pasa en todo el sistema de salud.”

En el video, el psiquiatra interpretado por el Dr. Piovanetti representa mucho más que su especialidad. Es símbolo de un sistema donde todos los profesionales, desde cardiólogos hasta pediatras, terminan atrapados en una red de burocracia, códigos, facturación y deshumanización. Médicos con vocación genuina que se ven forzados a elegir entre adaptarse o quebrarse.

SADBOILOKO también explora cómo las nuevas generaciones recurren a las redes sociales en busca de diagnósticos y etiquetas emocionales, lo que crea un doble espejo: un sistema que responde con indiferencia y un paciente confundido entre lo auténtico y lo aprendido en el “ruido” digital.

La canción actúa como un desahogo visceral del paciente. Letras crudas que reflejan el ciclo de consumo, frustración y vacío que experimenta una generación atrapada entre expectativas y carencias estructurales.

El clímax del video no se encuentra en un verso, sino en un gesto. Cuando todo parece perdido, el Dr. Piovanetti rompe el protocolo, cruza el espacio clínico y abraza al paciente. Lo mira a los ojos y le dice: “Todo va a estar bien.”

Ese momento no es una simple escena: es el núcleo emocional del proyecto. Es la humanidad que el sistema no provee, pero que el ser humano todavía puede ofrecer.

La estética del video está cuidadosamente diseñada para incomodar y provocar reflexión. Influencias de películas como Good Will Hunting están presentes en los silencios, en las miradas, en la vulnerabilidad sin adornos. Cada plano está pensado para detener al espectador, sacudirlo, para invitarlo a repensar lo que se considera “normal” dentro del sistema de salud.