La rapera Villano Antillano creció en un entorno donde no faltó la música. Criada en Bayamón, en pleno apogeo del rap, el reguetón, el trap y “el maleanteo”, el estilo urbano fue definiendo su esencia musical. Se identificaba con la rapera Missy Elliott, particularmente.

Recuerda que tenía 17 años cuando comenzó “a jugar con música”, todavía de una forma muy experimental. Simultáneamente ella se encontraba en una etapa de exploración de identidad de género. El chanteo se convirtió en una válvula de escape.

Con la entrada al género urbano adoptó el nombre artístico Villano Antillano, dejando atrás el nombre que le fue asignado al nacer. Con el tiempo comenzó a sonar fuera de la comunidad LGBTTIQ+, logrando mayor presencia tanto a nivel local como fuera de la Isla. Recientemente visitó Colombia como parte de su trabajo musical. En la actualidad se define como mujer transgénero no binarie. Pronto completará el cambio de nombre propio a Villana Santiago Pacheco, que escogió como una adaptación de su nombre artístico, “porque podía”, como expuso en la página-comunidad Jevas.

“Como persona caribeña crecí con música, es algo que no se puede escapar en Puerto Rico”, dijo en videoconferencia. “Siento que me ayuda a procesar y, eventualmente, cuando una es tan aficionada de algo, le gusta tanto y aprende tanto, se te da con más naturalidad, y ciertamente tenía mucha rabia y creo que tengo todavía, es algo que brego y bregamos constantemente toda mi comunidad; esa rabia para mí no había mejor formato para expresarla que el trap, y fue algo que me empezó a salir”.

Reconoce que su incursión a la música urbana -género que en su momento fue dominado por intérpretes hombres, con un lenguaje sexista hacia las mujeres- no habría sido igual si, de entrada, se hubiera presentado como una intérprete trans.

“Creo que mucha de esa aceptación al principio era porque era percibida como un hombre”, expuso la rapera, de 27 años.

Sus trabajos más recientes son el sencillo “Muñeca” con Ana Macho, actualmente en promoción, y la participación en el especial del Banco Popular, “Ellas, mujeres en la música”. En esa producción, abierta por primera vez a la diversidad, interpretó su versión de “Muchos quieren tumbarme”, popularizada por Ivy Queen.

“Era algo que decidí hacer porque muchas familias puertorriqueñas lo ven... Nunca sé en qué televisor me voy a aparecer y qué familia tiene un niño o niña como yo viendo y quizás mi existencia y estar en el televisor les abre esa mente y esa posibilidad de que sí existen otras maneras de ser”.

Desde la infancia, Villano Antillano se percibió como una niña, no obstante, evitó expresar su verdadera identidad por largo tiempo por respeto a su familia, por desconocimiento, por el qué dirán, hasta que en la adolescencia abandonó el hogar de sus padres, y comenzó a valerse por sí misma. Comparte que han sido años de “mucho trabajo interno”, con sus temores, y contra los prejuicios, los estigmas, el fundamentalismo religioso, el Estado, hasta encontrar un lugar dentro de su comunidad. Igualmente ha tenido la comprensión de sus hermanas.

A la comunidad LGBTTIQ+ le agradece desde las palabras de aliento hasta el techo, comida y ropa que le prestó. “Aunque logre ser una artista de mucho, mucho éxito, tengo que virarme pa’trás y devolverle mucho a mi comunidad”, afirmó.

“No conozco gente más calle y más puesta y bien pará, que la gente queer y la gente como yo, pero siento que no lo hubiera podido sobrellevar sin mi comunidad y mis amigas”, confesó. “Si no hubiera tenido una comunidad tan sólida como la que tengo en Puerto Rico, que es algo que se gesta todos los días, porque lo hacemos nosotras mismas a pesar de las diferencias, porque en todos los grupos tenemos diferencias, pero ese amor, ese nos tenemos, que es algo que nos repetimos constantemente, ciertamente me hizo sentir segura para echar pa’lante”.

Su proceso de transicionar -el cual decidió por preferencia personal y no para validar su identidad- le ha permitido experimentar un nivel de fortaleza que también lo siente en su propia música, representada por el sello La Buena Fortuna.

“Siento que hacía buena música, pero no me había entendido como música hasta este momento. Todo clickea distinto. Mi nivel de producción ha subido increíblemente, he podido adentrarme en verbalizar cosas que nunca pensé que iba a poder hacer, y crear música desde un espacio de dividad femenina, que es muy poderoso, y me encanta que la mayoría de mi following son mujeres, y las nenas conectan conmigo... Estoy compitiendo conmigo misma. Yo estoy pa’ mí y hago música pa’ les mie”, puntualizó.

Nunca trato de perder de vista que en un momento dado soñaba con ser la persona que soy ahora y eso se siente rico, y es algo que no quiero olvidar, es algo que me centra”

-Villano Antillano, intérprete de trap