El éxito le llegó con un ritmo que todavía no lo había conquistado en sus inicios en la música: el merengue.

El cantautor y productor musical dominicano Wilfrido Vargas rememora cómo durante su formación musical, apostó principalmente a géneros como bossa nova y el soul con la intención de crear su propia identidad artística.

“El no haber hecho merengue fue lo que hizo a Wilfrido Vargas”, manifestó el también trompetista y arreglista en entrevista telefónica desde Santo Domingo, República Dominicana. “Cuando llego a la música, antes de Johnny Ventura estaba Ángel Viloria, estaba Rafael Mancebo, un sinnúmero de gente, y cuando yo llego aquí, a la capital dominicana, y quiero hacer música, como cada generación trae lo suyo, esas referencias, específicamente (canta) A lo oscuro metí la mano / A lo oscuro, como que no era para mí”, compartió el artista natural de Altamira, en la provincia de Puerto Plata.

“Entonces yo me formo en otra cosa, en el jazz, en el bossa nova, en el soul”, recordó el compositor, quien el próximo 3 de febrero se presentará en el Coca Cola Music Hall para celebrar 50 años en la música. Sin embargo, a insistencias de su padre, quien vivía en Nueva York, comenzó a experimentar con el género musical con el que logró sobresalir. “Me dice ‘si tú no haces merengue, que es la música autóctona de la República Dominicana, tú vas a tener que regresar para Altamira nuevamente a pasar hambre. Así que yo felicito tu talento, pero también te voy a mandar estos textos para que, con ese mismo talento, tú le pongas música, orquestación y hagas canciones de estos textos’”.

La propuesta no la tomó bien. ‘Papi, pero es que yo no sé hacer merengue’”, protestó el también director de orquesta. Sin embargo, optó por intentarlo dándole su propio toque con las influencias musicales que había aprendido. “Lo que sucedió es que como yo no sabía hacer merengue, ese merengue era como nuevo, y resultó. Y si no era merengue y era otra cosa, a mí no me importaba”, expresó sobre su determinación de seguir su propio instinto al crear. “Querían deportarme porque, al parecer, yo estaba dañando el merengue, y conseguí muchos detractores, pero también muchos seguidores”, celebró el artista, reconocido por los Latin Grammy con el Premio a la Excelencia Musical.

Desde entonces, han pasado cinco décadas, más de 40 producciones musicales, cientos de espectáculos, y el reconocimiento internacional que jamás imaginó. “Me siento orgulloso de haber podido emerger de la pobreza cuando estaba en Altamira y ser músico de la banda de música de Altamira, y de ahí llegar hasta acá. Muy orgulloso de que Dios me haya dado como oficio, precisamente, lo que yo quería hacer, lo que me gustaba”.

Su amor por la Isla del Encanto aflora a lo largo de la conversación. “Yo digo que a Wilfrido Vargas lo inventó Puerto Rico”, manifestó en varias ocasiones, y relató su primera visita en la década de los setenta. “Cuando yo veo que este pueblo conoce mis canciones más que yo, yo me asusté”, dijo, y repasó su experiencia en los primeros espectáculos. “Yo lo que estaba era atendiendo a la orquesta preguntándome ‘¿qué es lo que está pasando aquí, que ellos se saben la canción de arriba a abajo?’, y eso me llenó”.

El recibimiento lo motivó a quedarse a vivir largo tiempo en Puerto Rico, donde también colaboró con su música en diversos programas de televisión. “A partir de ahí se empieza a escribir la historia al momento de hoy”.

Para su espectáculo del 3 de febrero, prometió mantenerse fiel a una selección de temas que incluirán éxitos como El barbarazo, Volveré, El africano, Abusadora y El jardinero, entre una amplia lista. “No voy a subir al escenario a inventar cosas que el público no sabe de qué le están hablando, que no es a lo que fue. La gente conoce el repertorio de Wilfrido Vargas y va a ver a Wilfrido Vargas haciendo ese trabajo conocido”, dijo. “La gente que ha hecho suya la carrera de un artista merece tener un encuentro con ese repertorio”.

La oportunidad de una vez más promover un ambiente de festejo con su música es uno de los aspectos que más le enorgullece de su labor. “El merengue como tal, como género, es una música que te da vitalidad, y vitalidad es alegría”, expuso, y mencionó cuánto valora encontrarse con admiradores. “Cada vez que se para una familia y te dice el esposo ‘Wilfrido, yo conocí a mi esposa por ti, bailando tu música, y nos enamoramos’, y ahí entra la parte sentimental, la parte de orgullo, y termina uno diciendo ‘Señor, como es la vida’, y ya se pasa a lo bonito, a lo quimérico, a lo poético”.

Cuando mira atrás, no se cansa de agradecer dedicarse a nivel profesional a lo que más ama. “Para mí es inmenso que me estén entrevistando 50 años después con lo que siempre quise hacer. Yo le decía a mami ‘yo quiero hacer música’, y me decía ‘¿qué más?’, como quien dice, ‘será que te gusta la música, pero, ¿qué tú vas a hacer?’, y siempre le decía ‘música’. Le gané el pleito a mi mamá”, concluyó entre risas.

Los boletos están a la venta en Ticketera y en el Coca Cola Music Hall.