Si por Tony Vega y Gilbertito Santa Rosa fuera, hoy mismo se trepaban en tarima con Willie Rosario y su orquesta para conmemorar el concierto de los 100 años de vida de “Mr. Afinque”. Willie los mira de reojo mientras ambos hablaban en entrevista con Primera Hora, en donde de paso recordaron viejos tiempos y viejos cuentos.

Es más, el maestro asegura que en estos días camina un tanto nervioso de cara al concierto titulado “Los 100 años de Willie Rosario”, a celebrarse el 27 de abril en el Coliseo José Miguel Agrelot en San Juan.

Y no es que dude de su talento dándole con los palitos al timbal y dirigiendo su afamada orquesta. Después de todo, la música y Willie Rosario han ido de la mano desde su niñez temprana. Nacido en 1924, ya en la década del 40 experimentaba con su primera orquesta en su Coamo natal.

El nerviosismo de Rosario tiene en realidad dos nombres y apellidos: Tony Vega y Gilbertito Santa Rosa.

Vega, nacido en 1957, se integró a la orquesta de Rosario en 1981 tras dejar La Selecta de Raphy Leavitt. A su vez, Santa Rosa, nacido en 1962, se incorporó ese mismo año proveniente de la orquesta de Tommy Olivencia.

Entre 1981 y 1986 ambos, de la mano de Rosario y “La banda que deleita”, fueron los grandes favoritos del público bailador salsero en Puerto Rico y en países latinoamericanos.

Este venidero junte del 27 de abril ya causa regocijo entre los salseros de la mata y la venta de boletos se ha disparado quedando cerca de doce semanas para el concierto.

La semana pasada, los tres se reunieron para realizar esta entrevista y además para hacer la foto oficial del evento, dado que no habían podido coincidir desde que se anunció el concierto en diciembre pasado.

Santa Rosa ha estado activo en giras internacionales y tanto Vega, que reside hace nueve años en Alabama, Estados Unidos, así como Rosario, han estado cumpliendo compromisos internacionales y de igual manera en Puerto Rico.

Tony Vega y Gilberto Santa Rosa se unieron a la orquesta de Rosario en 1981, cuando tenían 24 y 19 años, respectivamente.
Tony Vega y Gilberto Santa Rosa se unieron a la orquesta de Rosario en 1981, cuando tenían 24 y 19 años, respectivamente. (Carlos Rivera Giusti)

De paso, a finales de diciembre, los tres por separado estuvieron cantando y tocando en el Festival de Cali, Colombia, que reúne cientos de miles de salseros. Allí los tres son de los grandes favoritos del público salsero.

En plena juventud, Vega con 24 años y Santa Rosa con 19, llegaron a la orquesta de Willie Rosario y se encontraron con un veterano director musical que no comía cuentos con nadie y con ninguno de sus músicos. La disciplina en el grupo era tan crucial y prioritaria como el tener un buen arreglo para tema alguno.

Tony y Gilbertito recordaron días atrás que de vez en cuando “El Jefe” los castigaba con “el látigo de madera” cosa de ponerlos en cintura. Y ahora, Willie sabe que cualquier cosa puede pasar en tarima con estos dos veteranos cantantes, ya que la cosa no es como antes... acorde lo que le recordó Gilbertito en una amena charla que tuvo el grupo.


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Rosario fue parte del Ejército de Estados Unidos y esa disciplina siempre la mantuvo a su lado como director musical.

“Nosotros ensayábamos duro toda la semana, no importa los bailes que tuviéramos. Esa disciplina nos ayudó mucho como grupo y nos afincó como orquesta”, recordó Santa Rosa.

Hubo meses de más de veinte bailes para la orquesta. Así que el trabajo nunca faltó. Vega contó, por ejemplo, que en una actividad playera para inicios de los 80, Rosario dijo que había que ir en uniforme.

“Un evento playero y nos hizo ir en pantalón blanco, camisa blanca, zapatos blancos y una chaqueta color rosita. Tocamos en el Centro de Convenciones y luego teníamos una actividad en el Hotel Condado Plaza. Tú sabes que esa avenida Ashford es la que conocemos de siempre como la de la ‘vuelta del... jíbaro’. Entonces cinco de nostros, incluyendo a Gilberto, íbamos caminando por la acera para el hotel y venía una guaga Volkswagen con bocinas artoparlantes y se oía su ‘feedback’ y tan pronto la ví me dije ‘aquí se formó la rumba... nos van a vacilar’ y entonces nos dijeron ‘adiós a las Cherries’. Imagínate, con esos uniformes”.

Rosario se defendió diciendo que la imagen de una orquesta es muy importante, igual que él lo vivió y lo vio en las décadas del 50 y 60 del siglo pasado en Nueva York con las orquestas de Tito Rodríguez, Tito Puente y Machito.

“Esa disciplina que viví en la orquesta de Willie Rosario para mi fue de mucho aprendizaje”, aceptó Santa Rosa. “Gracias a esa disciplina luego pude entender la importancia para mi carrera en tener esa formalidad y para entender el negocio de la música”.

Gilbertito y Tony eran cómplices cuando cantaban temas como “La mitad”, “Mi amigo el payaso”, “Botaron la pelota”, “El flamboyán”, entre otros, con Mr. Afinque. Y Rosario los tenía en la mirilla, además de cuidarlos.

“Un día cantando en unas fiestas patronales en Naguabo, estaban en sus inicios y por allí había como siete u ocho cantantes y había uno que ya tenía más experiencia y de hecho todavía sigue activo. Cuando terminamos de tocar, me dijo, ‘Rosario, con esos dos tú no vas para ningún lado. Tienes que traer a Junior Toledo y Guillo Rivera’. Bueno, pues Gilberto siguió como si nada y no le hizo caso al comentario; Tony se molestó y yo le dije que se tranquilizara, que tan pronto grabara su primer disco la cosa iba a cambiar. Y entonces cuando grabó y pegó ‘Mi amigo el payaso’ entonces, ese mismo tipo me dijo, ‘esos eran los que tú necesitabas’ “, rememoró sonreído Rosario.

Toledo y Rivera dejaron la orquesta de Rosario (1979) en pleno auge salsero y grabaron el disco “Se fugaron” en 1980. Ante su partida fue que llegaron Vega, Bobby Concepción y más tarde Santa Rosa a la orquesta.

Gilbertito dijo que Willie tenía una manera muy peculiar a veces de ponerlo “en cintura” a él y a Vega, quien también hizo su cuento muy particular en este asunto.

“Primera vez que lo digo: Willie nos probaba y nos castigaba de una manera muy interesante. Cuando uno llegaba a veces medio virao, Willie decía, ‘ok... vamos a tocar ‘Botaron la pelota’, pero hoy no la va a cantar Gilberto, la va a cantar Tony’. Esa era una manera de darle un jaloncito de oreja a uno y a su vez probar si el otro estaba listo para cantar el tema. El maestro tenía sus técnicas, eso es así”.

Vega también tiene su cuento.

“A veces uno llegaba al baile y le decía, ‘maestro... tengo un poco de malestar en la garganta, así que vamos suave’. Uno cuidando el baile, la calidad...”, dijo Vega muerto de la risa. “Pero, error. Él te decía, tranquilo, no te preocupes, y entonces cuando marcaba el primer número era con el tema con el tono más alto para cantar”, recordó Vega, sobre el tema “Mala mujer”.

Había otra forma en que Willie les dejaba saber que “tenía algunos asuntos que arreglar con ellos”. Rosario exigía puntualidad en los ensayos y en los bailables, además de que había que ir impecablemente vestido y acicalado. Gilberto y Tony reconocen que cuando Willie cascareaba rítmicamente en su timbal y los dejaba soneando una eternidad también era sinónimo de “jalón de orejas”. Y no es que ellos fueran indisciplinados, eso era por si acaso lo pensaban ser.

“Yo cuido a mis cantantes y mi orquesta. Y siempre les dejo saber que mucha gente va a verlos y que tienen que cuidarse”, sostuvo Rosario.

“El látigo”, dijo Vega y Rosario sonrió nuevamente, una de tantes veces que lo hizo durante la entrevista.

“Maestro, recuerde que la cosa no es como antes”, le dijo Santa Rosa.

“No nos vaya a dejar ahí soneando como media hora en un tema durante el concierto. Nosotros (explicó Santa Rosa) le decíamos la guillotina de madera, cuando quería romper el metal del timbal cascareando con los palitos era como si tuviera dos bates. Ya yo sabía que cuando bajara el palito, venía el mambo y yo lo miraba con el rabo del ojo, pero cuando venía esa otra forma de castigo, uno miraba de reojo, y el maestro ni caso hacía, había que sonear largo”, recordó Santa Rosa.

Por ahí es que va el nerviosismo de Willie Rosario con sus dos cantantes, que una vez salieron de su orquesta e hicieron carrera como solistas consolidaron su estrellato en el mundo salsero.

En una actividad pasada en el Hipódromo Camarero, Gilberto, como cantante invitado, soneó a gusto y gana, y Willie estuvo pendiente a que Santa Rosa mirara para atrás y poder ir al mambo o terminar el tema. Pero Gilbertito... ni para allá voy a mirar.

“Eso fue al contrario de lo de antes. Yo esperando que Gilbertito mirara para atrás, y no miraba, y uno tenía que seguir tocando y él soneando. Por eso es parte de mi nerviosismo, que estos dos van a cantar y que empiecen y no miren para atrás. Ya la cosa no es como antes”, sostuvo Rosario.

Finalmente, el veterano director musical dijo que para el concierto del 27 de abril, la agenda sin duda tendrá los grandes temas que hicieran famosos Vega y Santa Rosa. Sabe que el evento no es el de ordinario que realiza en fiestas patronales y/o festivales, pero aun así espera que la gente eche su bailadita, aunque sea en sus asientos.

“Me siento muy orgulloso de ellos, de sus logros, fueron de mi orquesta y tengo que agradecerlo”, dijo sobre Vega y Santa Rosa.

“Gilbertito salió de aquí y es hoy día una megaestrella, Tony está en las mismas. Creo que fue la mejor temporada que hemos tenido como orquesta cuando ellos estuvieron al frente, y puedo decir que me siento supercontento porque nunca imaginé que esto iba a suceder, nunca”, dijo Rosario.