El 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes, es una fecha importante para muchos hatillanos. Ese día ven el fruto de lo trabajado durante todo el año para que sus participaciones estén a la altura que su pueblo y el país merece.

Se trata del tradicional Festival de Máscaras, un evento que todos los años atrae a miles de visitantes, por lo colorido y la alegría que se transmite, en este recorrido de varias carrozas que inicia al amanecer.

Se les conoce como los corredores, esos personajes que abordo de las carrozas lucen coloridos vestuarios inspirados en un tema que elijan para la comparsa.

Una de las costureras es Fidela Castellano Ruiz, natural del barrio Carrizales en Hatillo, quien se dedica exclusivamente a elaborar las vistosas vestimentas.

“Me dedico a eso y a cuidar de mi hijo que tiene autismo. Aunque hace años que estoy haciendo trajes de máscaras, llevo cinco que los hago sola en mi casa a donde tengo mis máquinas. Lo hago todo el año y tengo que empezar en enero porque no me daría el tiempo, pero esto es una terapia, me paso cosiendo todo el día”, confesó.

Uno de los diseños que han lucido en pasada ediciones.
Uno de los diseños que han lucido en pasada ediciones. (XAVIER GARCIA)

Según Fidela, de 48 años de edad, la mayoría de los grupos opta por renovar su atuendo al finalizar cada edición.

“Cada grupo va a ir vestido con el mismo traje, aunque sean 20 personas o pueden ser un grupo de muchos corredores. Casi todos lo renuevan todos los años, pero no todos lo hacen porque el traje toma tiempo”, admitió.

Cada vestuario incluye el sombrero, capa, camisa y pantalón.

La parte más complicada, asegura, es hacer los rizos que le pueden tomar hasta dos días, para luego confeccionar el resto de la vestimenta. Estos elaborados diseños cuestan aproximadamente $180.

Pero a Héctor Martínez, conocido como “Saoco”, le gustan los trajes caros. Por eso -irónicamente- nombró a su grupo “Los Miserables”.

“El nombre no va con el grupo porque nos gustan los trajes caros, es una locura que quisimos hacer. Aunque usamos telas de todos los colores, me gustan los colores neones porque son vivos. A la gente le gusta eso”, reafirmó el hombre que dirige a 150 corredores provenientes de Hatillo, Arecibo y Utuado.

Igualmente, confesó que cuando van en la carroza “es una adrenalina brutal”.

Otro de los diseños.
Otro de los diseños. (XAVIER GARCIA)

“Eso es algarabía, alboroto, música; tiramos ‘after shave’ y agua en pistolitas. Es un vacilón brutal y me encanta… llevo corriendo desde los 10 años”, afirmó.

Mientras que Jorge Cabrera Maldonado, fundador y líder de “Los Abusadores”, insistió en que “nos preparamos desde enero porque son tantas máscaras”.

“El día del desfile, rompen a llegar a mi casa a las 6:00 de la mañana y de 7:30 a 8:00 voy bajando para el campo es que es lo lindo del festival. Nos reciben en las casas con comida, como si fuera estilo parranda. Cada barrio es algo diferente, sabes dónde está la gente”, apuntó el hombre de 40 años sobre su comparsa del residencial Víctor Rojas II en Arecibo.

El próximo año el Festival de Máscaras cumplirá dos siglos, una tradición que los integrantes del Centro Cultural José PH Hernández se han propuesto mantener viva.

Su propulsor, Juan Bonilla Vázquez, destacó que “me tomé la iniciativa de hacer una corporación el año pasado que fuera pro rescate del Festival de Máscaras porque queríamos salvarlo”.

Para ello establecieron un reglamento en el que resaltan la seguridad y la vestimenta completa: caretas en tela de ‘screen’, pava, pantalón largo y camisa de manga larga.

“Ya el festival se nos estaba yendo un poco de las manos, en el sentido de que había más alboroto y nosotros queríamos volver a las raíces”, destacó.