El comediante Carlos Merced ha procurado compartir muchos aspectos de su vida con el público que lo ha seguido desde sus tiempos en la televisión hasta la actualidad. No ha escondido sus tiempos buenos ni los regulares, pero ahora entra en una mayor complicidad con la gente al perpetuar sus vivencias en el libro “Pasa de todo... pero todo pasa”.

Es un texto que repasa todas las etapas y roles de su existencia, desde la infancia hasta los 61 años que tiene actualmente. Todo lo cuenta desde su habilidad para inyectarle humor aún a los momentos que pudieran parecer muy complejos.

“Cuento anécdotas e historias de la niñez, por ejemplo, el deseo que tenía mi padre de que fuera un jugador de béisbol porque él lo era, pero lamentablemente no puede cumplir su sueño y me retiré por el bien del deporte, porque realmente no era muy bueno. Hablo de cuando conocí a mi esposa, del nacimiento de mi hija, de mis nietas, y los procesos que he pasado de salud, que los que podido sobrellevar con humor, con mucha fe, con el amor y las oraciones de la gente, pero sobre todo de la mano de Dios, que nunca me ha dejado solo”, detalló.

De sus procesos de salud, aprovechó para contar aquello que hasta entonces se guardó sobre el proceso de recibir un trasplante de riñón; órgano que fue donado por la familia de un joven de 21 años que falleció en un accidente automovilístico.

“Sus papás me conocen, por mi trabajo de la televisión, y recordaron un video que había publicado en las redes sociales buscando donantes para mí. Ellos recordaron el video y dijeron que uno de los riñones iba a ser para mí, y otro para un amigo del hijo que también estaba en la misma situación que yo”, compartió en su visita a la Isla para promover la publicación. “Es una historia bien linda que está contada con lujo de detalles en el libro, porque es una de las historias que más me ha impactado. Yo decía, ‘cómo mi felicidad va a ser el dolor de una familia que ha perdido a un niño de 21 años’, pero las cosas no hay que verlas así. Un doctor me dije, ‘tienes que ver que esa familia decidió darte un regalo de amor’, y recuerdo las palabras del papá que me dijo, ‘ese niño se parece a usted en el humor, en el don de ayudar gente y hasta físicamente tiene un parecido a usted, y nosotros queremos que su risa se mantenga viva y sabemos que es la mejor persona para hacer eso’”, relató.

Afortunadamente el integrante de viejas comedias, como “Entrando por la cocina” y “El kiosko Budweiser” goza de buen estado de salud. “Según la ciencia, estoy bien, y me siento mejor que nunca”, afirmó.

Revisitar su vida a través de las memorias que lo acompañan, confesó, fue doloroso, sobre todo por las pérdidas que ha enfrentado en los últimos años. “Lloré mucho, porque cuando uno está escribiendo, uno vuelve a vivir la historia. En ese proceso perdí a mi hermana, perdí a mi mamá, perdí un empleo que tenía de maestro, y hubo momentos en que tuve que detenerme porque no pude contener el llanto”, dijo.

Carlos Merced se plantea una adultez mayor de gozo absoluto. “Si antes me disfrutaba la vida, quiero disfrutarla más”, apuntó. En ese plan, contempla afianzar la fundación que lleva su nombre, cuyo objetivo es ayudar a otras personas que enfrentan o superan situaciones de salud y a sus respectivos cuidadores.

En el plano artístico, su anhelo está fijado en regresar a las tablas. “Quiero seguir en terapias porque quiero seguir en teatro”.

El libro “Pasa de todo... pero todo pasa” está disponible en las librerías locales y en Amazon. Este miércoles, a las 7:00 pm, habrá una presentación en la librería Norberto González en Plaza Las Américas con la participación del propio autor.