La semilla del emprendimiento como solución a un freno económico inesperado fue lo que propició la creación del concepto La Kosecha, una cafetería y empresa agrícola familiar que germinó en el barrio Celada, de Gurabo, ante la necesidad de echar hacia delante y educar a la vez sobre los beneficios del cultivo hidropónico comunitario.

“En el 2012, hubo una merma significativa en los negocios de construcción y teníamos que buscar un ingreso adicional para nuestro hogar y entonces un agricultor de aquí nos sugirió hacer los hidropónicos. Yo no sabía qué era eso, pero me gustó la explicación que nos dieron sobre ese tipo de siembra y entonces fuimos a tomar unos cursos al respecto en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Cayey”, explicó Carmen Vicente Torres, copropietaria de la finca, quien junto a su esposo Johnny Seda se dedicaban hasta ese entonces a su empresa de construcción.

Actualmente mercadean su cosecha entre restaurantes, supermercados y clientes al detal.
Actualmente mercadean su cosecha entre restaurantes, supermercados y clientes al detal. (WANDA LIZ VEGA)

“Laboraba como oficinista en la compañía de construcción de mi esposo hasta ese momento”, agregó.

Luego de tomar los cursos e interesarse sobre el tema, la pareja arrancó su proyecto con una mesa de hidroponía, de la que surgió una cosecha de lechuga y cilantrillos que no fue vendida, aunque sí utilizada para fines promocionales.

“En ese momento sembramos 100 plantas. Entonces comenzamos a llevarlas a supermercados, cafeterías y restaurantes. A ellos les gustó y nos pidieron más para la venta y así fue como empezamos lo que se conoce como el Johnny’s Hydroponic’s Farm, que es donde están los hidropónicos”, destacó Vicente Torres.

En su determinación por conseguir ese dinero extra para la familia, la empresaria dijo que hicieron los arreglos necesarios e inversiones en lo que de ahí en adelante sería su principal ingreso.

La finca cuenta con un área de venta y cafetería en las que los clientes pueden adquirir una variedad de vegetales.
La finca cuenta con un área de venta y cafetería en las que los clientes pueden adquirir una variedad de vegetales. (WANDA LIZ VEGA)

“Después de eso, hicimos una mesa de 480 unidades e hicimos otra con lo que aumentamos a 860 unidades para siembra. Con eso creamos un ciclo de un mes, con el cual podíamos cosechar cada semana. Eso resultó bien, por lo que decidimos seguir aumentando la capacidad de siembra hasta llegar a las 20 mil unidades en el 2016, que son las que poseemos al presente”, explicó.

El progreso fue inmediato y llevó al matrimonio a otros niveles de producción de cilantrillo, lechuga, menta y albahaca. En la actualidad, “se pueden vender semanalmente entre 300 a 400 libras de cilantrillo a nueve supermercados SuperMax, Econo, Selectos y a 10 cafeterías y restaurantes”, declaró la empresaria.

No pasó mucho tiempo y ante la buena reputación de las cosechas obtenidas por el matrimonio, el aumento en la clientela llegó hasta el punto donde hubo que construir una recepción tipo café en la entrada de la propiedad para recibir a los asiduos clientes que hasta allí llegaban.

“En ese mismo 2016 comenzamos a construir esta área en la entrada de la finca, porque originalmente las personas subían hasta los hidropónicos y eso, según las regulaciones de sanidad, no puede ocurrir. Creamos esta área y aquí tenemos varios productos nuestros y de otros compañeros agricultores del área y se los vendemos aquí en la Kosecha con ‘K’, para hacer la diferencia en el nombre”, destacó Vicente Torres.

La cómoda cafetería al estilo rústico posee una terraza techada para quienes deseen sentarse al aire libre y disfrutar su almuerzo y bebida preferida, mientras que la recepción aclimatada con un acondicionador de aire y espacio para comedor es también donde se puede encontrar, entre otros productos, variedad de dulces típicos y los vegetales frescos provenientes de la finca y de otras aledañas.

“Ya para el 2017 completamos este concepto de recepción que busca que, a la vez que el cliente obtenga su producto, pueda saborear un frappé hecho con frutas locales, un cafecito o hasta almorzar si así lo desea. Se puede comer un arroz con pechuga rellena con amarillo o mamposteao y, si lo prefieren, también se puede hacer a la plancha y también hacemos mucho las verduras con bacalao”, detalló Vicente Torres, quien asegura que la cocina es su pasión compartida con la agricultura “e igual pasa con mis hijos Juneilly y Nelson, quienes también trabajan aquí”.

Un espacio educativo

La mujer explicó que gracias a la continuidad de sus estudios sobre el tema de la hidroponía y los avances tecnológicos, el progreso de Johnny’s Hydroponic’s Farm y La Kosecha es evidente y sirve para beneficio de quienes deseen emprender en este negocio.

“Aquí vienen muchos niños a hacer ferias científicas sobre los sistemas hidropónicos y la voz se ha regado al punto que he tenido que ir a escuelas a ofrecer charlas y talleres sobre este tipo de siembra. Hacemos todo lo posible por educar a quien venga con la necesidad de echar hacia delante su proyecto hidropónico”, destacó.

En cuanto a la continuidad de los avances en la siembra hidropónica, la agricultora explicó que en la actualidad la mayoría de sus mesas son verificadas mediante el uso de sensores electrónicos, los que evidencian en sus lecturas asuntos muy delicados como calidad de agua, nivel y temperatura. Para mostrarlo, prende su teléfono y busca una aplicación.

“Ves esto. Esto es un experimento que está haciendo mi yerno Steven Sánchez, quien está estudiando ingeniería en electrónica y está desarrollando esta aplicación para nuestra finca. Nos hemos beneficiado porque así uno sabe las horas pico de temperatura, entre otros asuntos”, dijo.

De hecho, para Vicente Torres, la colaboración empresarial es la clave para todo comercio emergente que necesite educación continua ante la necesidad de “siempre estar al día y adelante”, según enfatizó.

“Pertenezco al grupo de la Asociación de Mujeres Agroempresarias gracias a la colaboración de la agricultora de Las Piedras, Marilyn Rosa Tirado, su fundadora y a quien le compro el recao. Seguimos educándonos sobre este tema. En la asociación llevo como tres años y ha sido una bendición por sus seminarios y talleres semanales. Es por ello por lo que tengo algo de conocimiento en este tipo de siembra para seguir aquí y ayudando a otros”, concluyó la empresaria.

La Kosecha abre los jueves de 9:00 a.m. a 5:00 p.m. y los viernes y sábados de 9:00 a.m. a 6:00 p.m. Para información adicional, puede buscar las páginas electrónicas de la cafetería en Facebook o comunicarse al 787 397-0177.