Bosque de Guajataca: cuevas, senderos y un paraíso de paz natural
Cuenta además con varios sumideros, mogotes, dos torres de observación y área para acampar.
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Entre los barrios Llanadas y Planas de Isabela se encuentra un oasis de paz, en el que el paisaje y el esplendor de la naturaleza encanta al visitante.
Se trata del Bosque Estatal de Guajataca, establecido en la década del 30 por la entonces División Forestal de la Administración Federal para la Reconstrucción de Puerto Rico y que en la década del 40 pasó a manos del entonces gobierno insular.
La paz y la relajación que genera estar rodeado del verdor y el esplendor de la naturaleza y el silencio en sus veredas, solo es superado por una cosa, el concierto que brinda la fauna que habita en el bosque.
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Bajo la administración del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales en la actualidad, el bosque lo componen unas 2,357 cuerdas de terreno en las que el visitante puede disfrutar de caminatas por sus más de 44 kilómetros de veredas, encuentros cercanos con escurridizas especies nativas, algunas de ellas muy poco comunes como el lagarto Santa Lucía, la poco menos conocida culebra de cuatro patas (que a pesar de su nombre es un lagarto), y otras más conocidas y en peligro de extinción como la boa puertorriqueña y la Borinkenophis portorricensis, o corredora puertorriqueña, la mariposa monarca y la mariposa arlequín (Atlantea tulita), una especie en peligro de extinción y que ha sido avistada únicamente en Quebradillas y algunos pueblos limítrofes.
Otras especies que pueden encontrarse en el bosque son el pájaro carpintero puertorriqueño (Melanerpes portoricensis), la única especie de carpintero de las Antillas y que es endémico de Puerto Rico y Vieques, el múcaro común, el bienteveo, el juí de Puerto Rico, el come ñame y la Perdiz Áurea. En total hay más de e 70 especies de aves, de las que 26 son residentes del bosque, 26 migratorias y 12 endémicas.
Mientras que el mamífero más común en este bosque es el murciélago frutero, que puede encontrarse principalmente en la Cueva del Viento o la cueva Quintín Rivera.
El lugar cuenta con otros habitantes, menos espectaculares o populares pero igual de importantes, y peligrosos. Entre estos una gran población de avispas dispersas por todo el bosque. Los cuidadores del bosque recomiendan evitar el contacto con la vegetación en las veredas debido a la posibilidad de molestar algún nido y provocar el ataque de estos insectos. También hay plantas de ortiga o Urtica (pringamoza), ortiga brava y arbustos de carrasco. Se trata de plantas conocidas por provocar una fuerte irritación en la piel que puede durar por días y que según los cuidadores del bosque, es preferible la picada de una avispa a la picazón provocada por estas plantas.
El bosque, compuesto principalmente por suelo de roca caliza, cuenta además con varios sumideros, mogotes, varias cuevas, dos torres de observación, área para acampar (los visitantes deben obtener un permiso del DRNA para poder pernoctar en el lugar) y gazebos. También cuenta con una variedad de hongos, encargados de descomponer la materia orgánica muerta del bosque. Entre ellos el hongo dedos de muerto, el hongo velo de novia y el hongo Galerina sulciceps, que contiene una fuerte toxina capaz de provocar la muerte si se consume.
Entre la gran variedad de plantación figuran algunas especies exclusivas o casi exclusivas de la zona o en peligro de extinción como la Myrcia Paganii, considerada una especie endémica de la Isla muy rara, cuyos avistamientos han sido listados en solo dos áreas de la zona cársica de la Isla, la región entre Arecibo y Utuado y en el Bosque de Guajataca, el Palo de Rosa, también en peligro de extinción y el diablito de tres cuernos (Buxus valhii), que aunque ha sido avistada en el suroeste de la Isla y en la isla de Santa Cruz, su preferencia es el suelo kárstico.
En el bosque también abundan árboles como el Cupey, un árbol fuerte, robusto y dominante cuyas curiosas semillas pueden apreciarse por todo el bosque, el capa prieto, ucar, tintillo, aquilón, el árbol de Flor de Maga, la palma de manacas (en peligro de extinción), el uvillo (Eugenia haematocarpa) y la Brunfelsia portoricensis, un arbusto poco común que puede alcanzar hasta quince pies de altura y que difícilmente se encuentra fuera de El Yunque.
Otras especies de plantas que pueden encontrarse son el kadám, maría majó, capá prieto, aceitillo, cojoba, ausubo, teca, caoba hondureña y caoba dominicana
El boque cuenta además con instalaciones como baños, estacionamiento y quemadores, donde los campistas pueden cocinar sus alimentos. Sin embargo, el oficial de manejo del bosque, el biólogo José Román recomienda que en el caso de grupos, los visitantes coordinen su visita previamente debido al espacio limitado de estacionamiento y la disponibilidad limitada de las instalaciones. Además se recomienda el uso de ropa apropiada para las caminatas, tales como zapatos cerrados, pantalón largo, gorras, y camisas con mangas, debido al posible contacto con vegetación que puede provocar urticaria.
Actividades como fogatas, instalar hamacas, cacería, tocar los animales, cortar la vegetación, tirar basura, ruidos innecesarios o llevar mascotas, están prohibidas en el parque. Mientras que para acampar en el lugar, se requiere un permiso expedido por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales.
El Bosque de Guajataca está abierto al público de martes a domingo y días feriados, de 8:00 a.m. a 4:00 p.m.
Para coordinar su visita, puede comunicarse al (787) 999-2200, extensiones 5156 o 5422, de 7:30 de la mañana a 4:00 p.m.