LOIZA. Hablar de Loíza evoca casi de inmediato su hermosa costa llena de playas, y acto seguido la sucesión de restaurantes, quioscos y chinchorros con toda clase de ofertas de gastronomía típica que bordean las carreteras principales de ese pueblo de rica cultura y tradiciones.

Sin embargo, El Burén de Lula se distingue por una peculiar oferta basada en productos del patio cocinados siguiendo el ancestral método de cocción de los indios que poblaron Borinquén desde antes de la colonización española, sumado a otros aportes culinarios que fueron llegando luego desde otros lugares como África.

En el interior de este sencillo quiosco, cada domingo, sobre una placa calentada con leña se cocinan manjares siguiendo antiguas recetas que se han ido perfeccionando con el tiempo, y que han ganado reconocimiento y elogios incluso fuera de Puerto Rico.

Allí encontrará a Vilma Ramos, hija de doña Lula, y Melva Aguayo, también familia, ajetreadas preparando los platos y postres que distinguen al que, posiblemente, sea el último burén en servicio en la Isla.

Cada domingo, sobre una placa calentada con leña se cocinan manjares siguiendo antiguas recetas que se han ido perfeccionando con el tiempo, y que han ganado reconocimiento y elogios incluso fuera de Puerto Rico.
Cada domingo, sobre una placa calentada con leña se cocinan manjares siguiendo antiguas recetas que se han ido perfeccionando con el tiempo, y que han ganado reconocimiento y elogios incluso fuera de Puerto Rico. (VANESSA SERRA DIAZ)

“Esto es masa de yuca seca. Ese color amarillo se da con semilla de achiote. Le echo pimiento y jueyes, y así se hace la empanadilla de jueyes”, comenta Vilma, mientras prepara una empanadilla y la envuelve en hojas de plátano para ponerla sobre el burén, que jocosamente describe como “el microondas de los indios”.

“Ella tiene ahí yuca seca, azúcar, leche de coco fresca, vainilla, canela, sal y mantequilla. Esa es la tortilla dulce”, agrega Vilma, señalando a lo que prepara Melva en otro lado de la cocina.

En el burén, explica, se preparan esos platos con “mucha yuca. Esa es la base de los alimentos de los indios. Y muchos jueyes, que son de aquí, no son traídos de ningún lado. La yuca y el coco también son de aquí”.

De la palma de coco, explica, además del fruto se usa la yagua, y el casquito que resulta de pelar el coco, para hacer la cazuela de un postre, que lleva batata y calabaza y especias, y se cocina en parrilla de leña con fuego por debajo y por arriba.

El resultado de esta cocina ancestral son distintivos platos con delicados balances de sabores que se dejan disfrutar sin que uno busque ser protagonista y opacar a los demás.

“Aquí viene gente de muchos sitios. El domingo pasado vino una muchacha de Dubái. Vienen de África, de Colombia, de Chile, de Turquía, de Croacia”, afirma Melva con una sonrisa de orgullo, sin dejar de atender el plato que prepara.

El menú, en el que “nada se fríe”, incluye arroz con coco, habichuelas con patitas, empanadillas de salmorejo, ensalada de bacalao, y “un dulce de coco que el que lo prueba queda loco”.

Y si lo suyo no son los mariscos, no se preocupe, que en la oferta también hay variantes de esas delicias con carne roja.

Doña María Dolores “Lula” de Jesús.
Doña María Dolores “Lula” de Jesús. (Suministrada)

Y si después de saborear, le interesa saber más de esta cocina, sepa que El Burén de Lula tiene un libro en el que detallan las recetas que ha preservado por muchos años doña María Dolores “Lula” de Jesús.

El Burén de Lula solo abre domingos, y se recomienda que reserve su pedido a través de su página en Facebook, o llamando temprano al teléfono 787-876-1095.

Este año el último día que operará será el 21 de noviembre, fecha que además tendrán en oferta su famoso caldo santo. Volverán a reabrir el primer domingo de febrero de 2022.