El pulmón verde que pocos conocen en Bayamón: biodiversidad, historia y aventura
El Parque Nacional Julio Enrique Monagas guarda un tesoro natural con senderos, especies únicas y hasta bunkers olvidados.
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Bayamón. El día era sofocante. Los meteorólogos pronosticaron temperaturas que superarían los 100 grados Fahrenheit, aunque realmente se percibía que el termómetro posiblemente estaba marcando los 150 grados.
El tráfico, como lo es habitual en la región metropolitana de la Isla, era pesado, intenso, con cientos de personas y decenas de camioneros apresurados para llegar a citas y empleos.
Pero entre tanto bullicio y calor, Bayamón esconde 200 acres de verdor, donde se respira frescura y paz.
Se trata del Parque Nacional Julio Enrique Monagas, que ubica en la zona industrial de la Ciudad del Chicarrón.
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Entre árboles que opacan el fierro sol del cielo y el fango que embacharán las suelas de los zapatos, la paz del área opaca el runrún de la ciudad.
El “spot” es el hogar de mariposas Monarcas, el juí, el murciélago de las flores, la boa puertorriqueña, el zorzal paticolorado y la reinita mariposera, entre otra biodiversidad, creando un pequeño paraíso para el visitante quien reconecta con la naturaleza en el lugar mientras se ejercita.
¿Qué puedes hacer allí?
Uno de los atractivos mayores del área son los múltiples tramos, de distintos grados de dificultad, para los senderistas y ciclistas de bicicletas de montaña.
Tildados con nombres peculiares, como “Magic Kingdom”, “Las Tablas”, “Hobbit’s Trail”, “Los Almendros” y “Blairwitch”, el mapa ubicado justo antes de introducirse a la espesura de los árboles y vegetación cataloga a los tramos por dificultad.
Esos mismos senderos son ideales para personas que deseen caminar o correr, quienes pueden reposar en el área de gazebos o vivir de nuevo la niñez meciéndose en los columpios.
Por los caminos, hay varios bancos donde el visitante puede descansar bajo las sombras de los árboles al igual que algunos de los 78 “bunkers” abandonados del ejército, misteriosamente forrados de vegetación y grafiti de amores expirados y escarabajos inentendibles. Esto, ya que durante la Segunda Guerra Mundial el área almacenaba municiones y armamentos.
Los escaladores también pueden disfrutar del parque, pues hay varios acantilados rocosos para ascender, de distintos niveles de dificultad.
Pese a su gran diversidad, hay áreas que desafortunadamente están en el abandono, como es el Mirador que, si estuviera en condiciones para subirse a él, el visitante pudiera ser testigo de la costa norteña de la Isla, incluyendo la Bahía de San Juan. Sin embargo, no tiene siquiera una escalera para llegar al tope.
En el área también ubica el Centro Ecuestre Internacional de Puerto Rico.
El origen del nombre
El parque, que comparte su nombre con el que se reconstruye en Ponce, fue nombrado en honor al “padre del olimpismo puertorriqueño”, Julio Enrique Monagas.
Nacido en 1904 en Ponce, fue el primer director de la Comisión de Parques y Recreo Público e impulsó la creación del Comité Olímpico de Puerto Rico.
De joven, fue atleta de varias modalidades de pista y campo. Al pasar los años, sus proezas y avances para el deporte puertorriqueño continuaron y, gracias a él y a otros entusiastas del atletismo, Puerto Rico obtuvo el reconocimiento del Comité Olímpico Internacional (COI), alcanzando la soberanía deportiva.
Sus esfuerzos también ayudaron a que el COI reconociera oficialmente al Comité Olímpico de Puerto Rico (COPUR) en 1948 y, a consecuencia, nuestra delegación compitiera en los Juegos Olímpicos de ese año que se celebraron en Londres, evento en el que el púgil Juan Evangelista Venegas se aseguró la primera medalla olímpica para la Isla.
El parque se estableció a principios de los 1990 y, actualmente, es administrado por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA).
Lo que debes saber
Independientemente de la clasificación del sendero, se requiere un cierto grado de atletismo para disfrutar de ellos, porque suelen ser pedregosos y empinados.
Al parque se puede visitar de miércoles a domingo, en el horario de 7:00 a.m. a 6:00 p.m. Solamente hay que pagar estacionamiento, que es de $4 para carros y guaguas, $5 para autobuses y $2 para motoras. El parque está cerrado cada lunes y martes, salvo los días feriados.
No se permiten mascotas ni estacionarse en las áreas verdes.
Con el fin de garantizar un disfrute óptimo, se recomienda vestir con calzado cómodo y cerrado, gafas y un sombrero o gorra. También, se aconseja a los visitantes utilizar protector solar y cargar una botella de agua reusable.
Es menester, para cuidar de esta área, así como todo el medioambiente de Puerto Rico, ser responsable con nuestros desperdicios y no contaminar el área con basura. De consumir algún alimento o llevar pertenencias personales, no las deje en el área.
Cuídalo, porque es el pulmón vegetativo que late entre tanto cemento y calor de la metro.