Una catedral de bambú, que se forma tras la unión de estas plantas tropicales sobre una quebrada, es tan solo una muestra del tesoro natural que posee el Bosque Estatal Monte Choca en el barrio Palos Blancos de Corozal, designado como área protegida por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) hace dos décadas.

Por allí discurren aguas cristalinas que no han sido contaminadas por el hombre, entre estos unos 1,286 metros del río Mavillas, que fueron catalogados como un afluente patrimonial.

El majestuoso lugar es hogar de unas 140 especies de árboles y arbustos que custodian la historia de una comunidad que batalló para conservar unas 250 cuerdas en donde también se identificaron 57 especies de aves endémicas, nativas y migratorias.

De acuerdo con Alberto Rivera Santiago, del Club Cívico Ambiental de Palos Blancos, “la lucha de Monte Choca empieza en 1999, cuando nos enteramos por medio de unos médicos sobre la intención de crear unas villas agrícolas”.

“Iniciamos la lucha para que ese proyecto no se diera. Entonces invitamos al DRNA, que intervino e hizo una evaluación preliminar del bosque, determinando la cantidad de árboles centenarios que tiene, muchos de ellos nativos”, recordó el líder comunitario de 73 años.

“Además, concluyeron que el bosque es un lugar donde todavía hay agua cristalina no contaminadas por el hombre. Son riachuelos que nacen de los bosques que no tienen contaminación humana alguna. Igualmente, es un sitio de especies en peligro de extinción, como la boa puertorriqueña”, relató.

El acuerdo de colaboración para que la comunidad comanejara y protegiera la zona se dio finalmente el 28 de diciembre de 1999.

“Nos llamaron para firmar el acuerdo de comanejo con el DRNA. Pensábamos que era una broma del Día de los Santos Inocentes, pero era real. Ese día firmamos el acuerdo de comanejo hasta el día de hoy. Llevamos 24 años cuidando del bosque”, celebró desde el Centro de Visitantes.

Rivera Santiago, quien ganó un premio de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) por su desempeño en el programa de reforestación de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, mencionó que el término Monte Choca está relacionado a un hombre que vivía en el bosque.

“Monte Choca es porque había un señor que se llamaba don Asunción Santiago, que tenía su casita dentro del bosque. Entonces, la gente decía: ‘Voy pa’ casa de Choca’ o ‘Voy pa’ monte Choca’. Viene por la asociación del apoyo de este señor”, confirmó el egresado de la UPR en Río Piedras, donde obtuvo un bachillerato en estudios generales.

Entre la fauna que resguarda el monte hay 57 especies de aves, entre endémicas, nativas y migratorias, como pitirre, san pedrito, pájaro bobo mayor, calandria, bienteveo y la tórtola cardosantera, según un estudio realizado por un científico voluntario de la organización Para La Naturaleza.

Otras variedades de fauna presentes en el bosque son anfibios, reptiles, mamíferos y moluscos.

“En cuanto a la flora, se han identificado unas 140 especies, en su mayoría compuestas por árboles y arbustos. Estas fueron clasificadas como endémicas, nativas y exóticas naturalizadas. Aquí hay granadillo, ceiba, achiotillo, moca, cabrilla, yagrumo hembra y maricao. Hay árboles frutales como mangó, la ceiba es nuestro árbol símbolo”, detalló.

“Tenemos un área que le llamo ‘sección de especies exóticas’, porque se nos dice que el señor que tenía antes estos terrenos le gustaba viajar. Lo que se cree es que traía especies de otros sitios. Aquí hay un árbol que se llama bola de cañón que es de Brasil; tenemos dillenia, que es de las zonas tropicales de la India”, reveló.

Asimismo, el grupo comunitario, en conjunto con estudiantes que llegaron de Estados Unidos, desarrolló tres rutas que permiten el disfrute de locales y visitantes, según su resistencia física.

“Yo busqué una persona de mayor edad para que me dijera los antiguos caminos. Entonces, es un camino que te indica la distancia y cuánto te toma recorrerlo. Tenemos una pequeña veredita que es parte del bosque, que puede ser recorrida por personas de mayor edad o con distintas condiciones de salud que no le permitan caminatas largas”, manifestó.

“Hay una ruta mediana para personas con un poquito más de ánimo y una ruta larga que es la que recorre todo el bosque y toma como una hora. Aquí podemos ver el camino de doña Juana, donde están los árboles exóticos y vamos a ver donde se dio por primera vez la florecida del bambú”, esbozó.

De acuerdo con Alberto, el bambú florece en un intervalo entre 80 a 100 años, un evento que presenció en 2014.

“Antes del huracán María, el comanejo era un poquito llevadero porque en ese tiempo teníamos apoyo de la agencia, sobre todo bajo la dirección de Carmen Guerrero en el DRNA. Luego de María nos quedamos prácticamente solos. El apoyo de la agencia es prácticamente cero”, lamentó.

“El dueño de los terrenos restantes, que son unas 240 cuerdas adicionales, nos ha llamado tres veces para decir que él quiere que el resto de los terrenos se incorporen a Monte Choca, porque él vio lo que nosotros hemos hecho cuidando el bosque”, reveló al mencionar que no ha podido pautar una cita con el DRNA.

Para coordinar una visita guiada debe llamar al 787-859-2046, aunque el bosque nunca está cerrado y puede ser recorrido en cualquier momento.