Documentos que sustentan la historia del café en la Isla, entre 1850 y 1925, y que incluyen facturas del Vaticano, órdenes de compra, evidencia de exportaciones y trámites bancarios, entre otros, se conservan celosamente en una estructura del casco urbano de Ciales y dan vida al Museo del Café.

Una extensa línea de banderas de países que lideran la producción de este grano mundialmente, es el preámbulo de una enriquecedora experiencia educativa que termina con una buena degustación de la conocida bebida. El lema del lugar es: “Detrás de una taza de café, siempre hay una gran historia”.

“Estas banderas están en el orden según la producción de café a nivel mundial. Si ves, se comienza por Brasil, Vietnam, Colombia, Indonesia, Etiopía, Honduras y así siguen en orden de productores de café en el mundo. Muchos de los que vienen se sorprenden”, dijo Pedro Maldonado Ramírez quien es parte de la tercera generación en la sucesión de esta joya histórica.

El concepto, abierto al público desde el 2009, fue creado por el cialeño Pedro Maldonado Rivera quien, desde el 1950 optó por utilizar parte de su casa para impulsar este centro histórico-cultural.

El museo cuenta con una coleccion de molinillos antiguos.
El museo cuenta con una coleccion de molinillos antiguos. (XAVIER GARCIA)

“El museo sigue desarrollándose; vinieron del Archivo Histórico y encontraron que quien único tenía la historia del café casi completa éramos nosotros. Teníamos facturas del Vaticano, órdenes de compras, las exportaciones, los bancos, todo lo que era del café de Puerto Rico desde el 1850 al 1925. Así que mi abuelo (Pedro Maldonado Rivera) comenzó a desarrollar el museo y le dio mucha importancia a la documentación”, indicó Maldonado Ramírez.

De hecho, el abuelo fue también el propulsor de la marca de Café Cialito que estuvo activa hasta el 1994 cuando decayó la industria en la Isla.

En tanto, la exhibición integra una colección pequeña de molinillos, cafeteras antiguas, grecas, molinos checos, tostadoras para el grano de café, pilones gigantescos, y piezas rústicas que datan del siglo XX o antes y que fueron usadas en el proceso de secado y tostado.

Cuenta, además, con un área de biblioteca donde se resguardan documentos que evidencian la existencia de la industria en sus mejores tiempos de exportación.

 Al final del recorrido puede darse una rica taza de café.
Al final del recorrido puede darse una rica taza de café. (XAVIER GARCIA)

La experiencia culmina en un acogedor espacio donde se puede degustar una taza de café caliente mientras se disfruta de los animales que se pasean por una pequeña granja.

El Museo encabeza la conocida “Ruta del Café” que siguen muchos turistas que llegan –mayormente- durante los fines de semana y otras decenas de personas que, motivados por estudios universitarios o por la apreciada historia cafetalera, llegan al lugar para disfrutar de la colección. “Vienen muchos turistas, universitarios que le gusta entrar a la biblioteca y ver la documentación; visitantes de industrias de café a nivel mundial y muchos turistas locales. Además, vienen familias con sus niños y ven la granjita que es para los nenes y otros que simplemente vienen a probar el buen café”, destacó el propietario.

“Quiero desarrollarlo más. Comencé a hacer un plan de trabajo. Compré una tostadora para llevar a cabo el proceso de captación aquí y llevarlo a otro nivel. Desarrollar captaciones científicas. Comencé a comprar equipos para hacer laboratorio de café. Tengo un salón y lo quiero desarrollar para ofrecer talleres o clases de baristas, aún puedo hacer muchas cosas”, agregó sobre las expectativas a largo plazo.

El Museo del Café está abierto al público de martes a viernes en horario de 8:00 a.m. a 3:00 p.m. y los sábados y domingos de 9:00 a.m. a 5:00 p.m. Para más información puede acceder a www.donpello.com.