Quizá haya paseado en bote para disfrutar del incomparable panorama natural que ofrece La Parguera en Lajas, pero el recorrer estos espacios en una bicicleta acuática hasta llegar al cayo Caracoles promete elevar su experiencia en el lugar.

Y aunque no sea un duro en los pedales ni pretenda completar el Ironman, casi todos pueden pasear en los curiosos vehículos que le transportarán a un fascinante viaje entre las olas, manglares y la refrescante brisa marina.

Se trata de Caribbean Chiliboats, una empresa netamente puertorriqueña que se estableció en el área de la rampa Las Crayolas hace cerca de cuatro años para compartir con los visitantes lo que hasta entonces era una actividad personal y familiar.

Así fue como el ponceño Waldy López y su esposa Mariemma Díaz emprendieron un nuevo sendero que les permite trabajar junto a su hijo José Alfonso mediante una travesía distinta, pedaleando por donde otros prefieren navegar.

El equipo de Somos Puerto Rico aceptó el reto de los ‘chiliboats’, bajo la supervisión de José Alfonso y uno de sus guías.

Antes de salir, se repasan todas las medidas de seguridad.
Antes de salir, se repasan todas las medidas de seguridad. (XAVIER GARCIA)

Antes de salir, se repasaron las medidas de seguridad y los pormenores del recorrido que comienza en el muelle lajeño, ubicado a minutos de la Villa Pesquera.

“Salimos de la rampa Las Crayolas de la Parguera, vamos por los mangles que es bien tranquilito, no hay mucha brisa por esta área, salimos por (el islote) Magueyes, directo para el cayo Caracoles que pasamos directo por isla Pájaro y después directo a Caracoles a donde nos bajamos”, explicó José Alfonso.

Entonces emprendimos nuestra aventura en la bicicleta acuática por el mar tranquilo, como había anticipado el anfitrión. Durante el recorrido apreciamos las casas bote, embarcaciones de todo tipo y la belleza salvaje de los pequeños islotes que poco a poco fueron quedando atrás.

La experiencia permite ver las bellezas de la costa.
La experiencia permite ver las bellezas de la costa. (XAVIER GARCIA)

Hasta una iguana que nadaba en dirección a los cayos fue parte del espectáculo, así como la diversidad de aves, peces y otras especies que conforman el ecosistema.

Al llegar a cayo Caracoles, la fiesta estaba en pleno apogeo, mientras personas de todas las edades disfrutaban del agua cristalina que caracteriza el lugar.

“Aquí estaremos media hora, a veces nos quedamos un poco más. La gente se baja, pueden hacer ‘snorkeling’, nadar o quedarse tranquilo con nosotros o unirse a la fiesta en Caracoles. Les damos agua, un snack para recargar energías, frutas”, detalló el joven graduado de criminología.

“Luego nos montamos y regresamos; el tiempo del viaje de regreso es menos porque la brisa y las olas van empujándonos. El recorrido dura aproximadamente dos horas, pero no estamos todo el tiempo corriendo la bicicleta, sino que son cerca de 35 minutos para llegar y media hora de regreso”, agregó.

López Díaz señaló que la actividad es propicia para todo tipo de visitante.

“El récord ha sido de un señor que tenía 82 años y lo hizo súper cómodo en una doblecleta con un familiar al frente que lo ayudó, pero lo pudo hacer”, manifestó.

“En cuanto a los menores, no importa tanto la edad que tenga sino la estatura porque necesita unos 4 pies con 5 o 7 pulgadas para llegar a los pedales, si falta un poco, se usa la bicicleta doble con papá, mamá o un familiar al frente y el menor atrás para que no tenga que esperar a crecer para tener la experiencia”, apuntó.

De otra parte, el ponceño resaltó que, además de La Parguera, Caribbean Chiliboats brinda recorridos en el Viejo San Juan.

“Allá el recorrido es de una hora porque a diferencia de Parguera, en el Viejo San Juan no nos detenemos y por eso es de un tiempo menor. Pero esa experiencia también es hermosa porque vemos el Morro y toda esa zona histórica desde el agua”, acotó.

“Han llegado personas de China, Japón, India, Colombia, Perú, especialmente en San Juan que hay más turismo de afuera, pero en Parguera es más turismo interno porque lamentablemente la mayoría de los turistas se quedan siempre por el área metro. Quizá eso cambie cuando lleguen cruceros acá”, agregó.

Así que, de una actividad familiar, los ‘chiliboats’ ahora forman parte de las actividades acuáticas en la Isla del Encanto.

“Me siento muy bien, estoy muy agradecido de que esto haya aparecido en mi vida, me gusta mucho”, concluyó.

Para detalles puede acceder a: caribbeanchiliboats.com.