Nota del editor

En la serie Confesiones de una reina, varias ex Miss Universe Puerto Rico revelan el peso y los desafíos de llevar la banda de la Isla en el certamen internacional.

---

Mucho estrés, mucha maleta, mucho equipaje y mucha esperanza, eso fue lo que llevó Desirée Lowry al certamen de Miss Universe como Miss Puerto Rico en 1995.

Recordó que tras un extenso periodo de preparación, que consistió en ir al gimnasio, aprender a maquillarse y peinar por cuenta propia, y saber cómo responder cualquier pregunta del jurado y miembros de la prensa, llevar la cinta con el nombre de su nación hacia Namibia fue mucho más que una competencia: fue la revelación de que no todo es como uno espera.

Relacionadas

Llevaba 10 años modelando, porque a los 14 años mi mamá me apuntó en lo que es un curso de modelaje porque me paraba jorobada, era bien insegura, pero gracias a D’Rose, a Rose Vélez, ella me enderezó, literalmente”, compartió Lowry, quien reveló que a lo largo de los años distintos promotores se acercaron para que compitiera en Miss Puerto Rico, el concurso de belleza dirigido por la empresaria Anna Santisteban, pero ella siempre les respondía en la negativa. “Yo no me consideraba como ‘miss’, como reina de belleza, no veía eso en mi futuro”, apuntaló.

Pero siempre tuvo la “duda” de cómo sería esa experiencia, así que culminó sus estudios universitarios, le llevó el diploma a su madre, Belinda Rodríguez, y aceptó la propuesta de Víctor Ríos y Javier Mercado, quienes representaron a Dayanara Torres en su ruta a Miss Universe 1993, donde se alzó con la tercera corona para la Isla del Encanto.

Miss Universo cambió mi vida, cuando participé en 1995 no me imaginaba cómo llevar esa banda de Puerto Rico me iba a inflar el pecho con orgullo por nuestra Isla, sino por tanta gente que se une en eventos como éste. Eso fue una de las cosas que más me marcó, la manera en que la gente me recibía en la calle, me veían y me decían: ‘Puerto Rico, Puerto Rico, Miss Puerto Rico’. Dejé de ser Desirée Lowry y me convertí en Miss Puerto Rico”, compartió la corozaleña, quien conquistó el certamen nacional que tuvo lugar en el Teatro Yagüez de Mayagüez en agosto de 1994, convirtiéndose en la última reina bajo la dirección de Santisteban, a quien describió como una figura “inspiradora”.

La empresaria y locutora representó a la Isla en el famoso certamen en 1995 cuya final se celebró en Namibia.

“Siempre tuve la oportunidad de sentarme a hablar con ella, de recibir sus consejos, y ella siempre me decía: ‘Desirée, al final del día, el vestido es lo menos importante; lo más importante es cómo tú te proyectes y que cuando estés en un evento, te fijes en los detalles, de lo que está pasando a tu alrededor, que no estés ajena a lo que esté ocurriendo, que si hay un bebé, ve al bebé, dale un besito, saluda, asegúrate que la gente te perciba y se marque tu presencia cuando entres a un lugar’. Y yo creo que eso fue un excelente consejo”, resaltó.

“Como estar en otro planeta”

El camino al concurso de belleza no fue una tarea sencilla, pues Desirée tuvo que conectar con 30 diseñadores y boutiques locales para llevar el guardarropa apropiado para un mes entero de concentración en el certamen.

“Tenía un poco de temor por los costos, porque no tenía el dinero para hacerlo, mis papás se habían divorciado hacía poco y no había los recursos en casa para comprar trajes y todas las otras cosas que iba a requerir una participación en Miss Universo. Pero ellos me dijeron: ‘No te preocupes, que con tu experiencia y los contactos que tienes del modelaje, y las ayudas que nosotros te podemos dar vas a poder participar sin tener que gastar mucho, y dije que sí”, indicó Lowry, quien reveló que llevó consigo al país africano 10 maletas y un baúl que tenían que cargar cuatro hombres.

Lowry describió su tiempo en Namibia como “increíble” al encontrarse en una nación que hacía cinco años disfrutaba de su independencia tras afrontar décadas de una ocupación ilegal por Sudáfrica.

“Cuando primero llegué a Namibia era como estar en otro planeta, es muy desértico”, sostuvo la exreina de belleza.

No obstante, no todo fue un cuento de hadas, dado que ella y las otras 81 delegadas empezaron a vivir los verdaderos desafíos que conlleva la competencia por la corona y el cetro.

El hotel estaba prácticamente en medio de un desierto y no estaba terminado de construir. Era muy lindo y todo, pero en mi habitación se escuchaban los taladros y martillazos mientras construían el hotel, y terminaba en el ‘ballroom’, donde iba a ser la noche final”, destacó.

“Era un país que estaba comenzando a desarrollarse y fue una experiencia bella, porque era un lugar diferente y la gente nos recibió de una forma increíble”, recordó.

La puertorriqueña compartió que otro de los sucesos que le impactó durante el concurso fue que para transmitir la gala final a las 9:00 de la noche en Estados Unidos, la producción realizó la producción a las 3:00 de la mañana de Namibia.

Estábamos que nos dormíamos, pero creo que cuando arrancó el show, con la adrenalina, nos despertó todo; eso fue algo especial. Y cuando terminó el concurso estaba saliendo el sol. Fue un poco fuerte, pero fue lindo”, acotó Lowry, resaltando que días antes de la noche final empezó a sentir la presión de llevar el nombre de Puerto Rico en su pecho.

“De momento, yo decía: ‘¡Guau! Este es el momento de la verdad, estoy representando a Puerto Rico y quiero que se sientan orgullosos de mi participación, y esto lo va a ver el mundo entero’. Ese fue el momento en que realmente sentí el peso, sentí la presión”, sostuvo. “No pude comer por casi tres días, lo que hacía era que comía mucha fruta, guineo y agua, y sobreviví, pero el problema fue que después el vestido me quedó grande en la noche final, caminaba bien derechita para que no se me cayera el traje. Pero bajé de peso porque el estrés era inminente”.

“En Puerto Rico, hablamos inglés”

Lowry aún recuerda a la perfección lo que fue pisar esa tarima e intercambiar palabras con el presentador Bob Goen, quien le hizo un halago por no tener acento al hablar inglés, algo que aseguró no le gustó, pero que prefirió responder “lo más políticamente correcta posible”.

Me hizo pensar ‘qué él piensa, que aquí en Puerto Rico la gente no puede hablar bien el inglés’. Así que no le dije que en Puerto Rico todos hablamos el inglés muy bien o podemos hablar el inglés muy bien, unos mejores que otros. Pero en lugar de decirle eso, me fui más suavecita y le dije que mi papá es americano y él, en casa, siempre nos requería que le habláramos en inglés y eso me ayudó”, indicó. “Pero creo que le debí haberle dicho que en Puerto Rico hablamos inglés sin algún problema”, sostuvo.

Otro momento que también le impactó fue cuando el animador le preguntó sobre cuál había sido la mejor invención del siglo XX, a lo que respondió sin titubear.

Yo dije que las comunicaciones en masa, o ‘mass communications’, porque en ese momento estaba comenzando el internet, apenas había correo electrónico, y dije que las ‘mass communications’, porque 600 millones de personas nos estaban viendo”, dijo Lowry al recordar que luego de su respuesta, Goen cuestionó la cifra.

Él me decía: ‘¿600 millones de personas? ¿Tanta gente?’. Y yo lo acababa de leer en la misma revista de Miss Universo. Ellos mismos estaban diciendo que 600 millones de personas estaban sintonizados al concurso y no sé si eso me perjudicó al final, porque puso en dudas mi contestación. Pero creo que fue una contestación buena. Tenemos que decir que en estos tiempos, una de las cosas más importantes que tenemos son los medios de comunicaciones, el internet, y las comunicaciones en masa”, reflexionó.

“No hubiese hecho nada diferente”

Lowry manifestó que desconoce si hubo algo que hubiera podido hacer diferente para alzarse con otra corona para la Isla, pero asegura que quedó satisfecha al consagrarse como cuarta finalista en el certamen de belleza a pesar de que el público mostró su insatisfacción porque no logró una posición más alta en la competencia.

De hecho, la también presentadora reveló que de haber ganado quizás no se hubiera casado con su actual esposo, Roberto Cardona, quien había comprado el anillo de compromiso antes de que ella partiera a Miss Universe.

Él estaba viendo el concurso en su casa y me dijo: ‘Desirée, tenía tantos sentimientos encontrados porque yo quería que tú ganaras, pero al mismo tiempo no, porque ya tenía la sortija y tú tenías que mudarte a California, así que pensaba que ibas a estar tan lejos que me daba tristeza’”, expresó la también coanfitriona del “Top 20 Countdown” de la emisora KQ105, quien admitió que ella tampoco estaba segura de dejar Puerto Rico.

No sé si estaba convencida de que quería vivir tan lejos de mi casa, durante tanto tiempo, pero nunca sabré la respuesta”, respondió Lowry, quien luego de su participación se ha desenvuelto en la industria de la televisión y la radio nacional, a administrar su academia de imagen y modelaje, y continuar inspirando a mujeres de todas las edades a vivir plenamente a través de sus consejos en las redes sociales.

No eres el evento, eres tú la que va a poder llevar tu vida a otro nivel. No puedes pensar que el certamen va a cambiar tu vida, solamente puede ser un comienzo, un empujoncito. El hecho de que es un certamen donde tú representas a tu país es una gran responsabilidad. Tú como Miss Puerto Rico tienes que aferrarte a unos estándares de cómo eres con las personas, de cómo eres en tu carácter personal y lo que vas a proyectar como representación de una isla entera”, aconsejó quien también fue directora de Miss Universe Puerto Rico.