Deja a un lado la procrastinación

“Mejor llamo mañana”. “Comenzaré la dieta cuando pase la navidad”. “Hablaré con él si vuelve a ocurrir”. “Tengo que estudiar pero necesito descansar, mañana empiezo”. Frases como estas son solo algunas del repertorio que usamos cuando queremos justificar el no hacer algo porque nos causa malestar emocional.

La procrastinación es la tendencia de retrasar algo, dejarlo para después, aun sabiendo que el posponerlo solo nos llevará a tener un descanso emocional momentáneo. Es la tendencia de dejar a un lado una obligación. La tranquilidad que nos trae el dejar para más tarde es tan fugaz que, aunque no actuemos, la preocupación de dejar algo inconcluso golpea nuestra mente en varios momentos del día.

¿Te resulta familiar?

Hay situaciones en la vida del ser humano que traen tanta carga emocional que, como mecanismo de defensa, nuestra mente se encarga de poner una especie de barrera entre la razón y la acción. El evitar conflictos, el miedo a que se nos diga que no, la culpa, la pena y la pereza son algunas de las razones por las que esto sucede.

El individuo que procrastina generalmente lo sabe y reconoce las consecuencias que esto puede traer,  pero generalmente lo recuerda tarde. Cuando las consecuencias negativas aparecen, las lamentaciones le acompañan y por ende los sentimientos de culpa por no haber actuado en el momento correcto.

¿Qué podemos hacer para erradicar esta conducta?

1. Reconoce que es una debilidad y ante cualquier situación que conlleve accionar, piensa en las consecuencias de no hacerlo a tiempo.

2. Deja a un lado la negatividad y las lamentaciones. Deja a un lado el pensar en lo peor, no des paso a la autocrítica, pensar que no eres capaz no ayuda en nada a cumplir con tus metas. Por otro lado, visualiza lo bien que te sentirás cuando hayas logrado lo que te propones o cuando haz solucionado algo. Nada como sentir que nos quitamos un peso de encima.

3. Ponte fechas, planifica. Si se te hace difícil actuar pon una fecha límite para hacerlo. No te engañes posponiendo, sé firme contigo mismo. Puedes utilizar notas o la agenda de tu celular para que no olvides lo que te propones.

4. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, hazlo tu lema.

No podemos obtener cosas diferentes haciendo lo mismo. Si has sido víctima de las consecuencias de no actuar a tiempo, reflexiona. Es más difícil vivir pensando en lo que se tiene que hacer, que hacerlo.

Se es más feliz y se disfruta más la vida cuando no hay cabos sueltos, cosas pendientes o tareas inconclusas.

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