Asegurarnos de que a nuestros hijos no les falte algo es un compromiso de todo padre y madre responsable.

Sin embargo, ¿es correcto darles todo lo que no tuviste? ¿Es mejor guiarlos en el esfuerzo por ganar lo que anhelan? ¿Cuándo hay que establecer límites respecto a complacerlos con todo lo que piden? 

Desde comprarles cada juego que solicitan, hasta regalarles un auto para ir a estudiar, lo cierto es que “todo en la vida debe tener un balance”, destaca la psicóloga Karent Ureña.

Al niño, “debe poder proveérsele espacio de aprendizaje, de obtener logros y poderle expresar lo orgullosos que se sienten como padres de que pueda obtener esos logros”, subraya.

La experta en conducta humana observa que la idea de complacer al hijo al extremo, es particular de progenitores con ciertas características.

“Quienes tuvieron una crianza difícil, llena de necesidades económicas o afectivas, estando o no conscientes de ello, pueden traducir esa vivencia en proyecciones de sus paternidades o maternidades a sus hijos dándoles la oportunidad de tener lo que ellos no tuvieron. Así que contrario a promover un desarrollo en donde los menores tengan que esforzarse para conseguir ‘sus cosas’ tal cual ellos lo hicieron, facilitan esas ganancias tratando de no repetir los patrones de sus padres”, comentó.

A su vez, la psicóloga establece que esta manera de pensar también puede ser usual en padres que no identifican el impacto de sus acciones en la crianza, sino que basan la misma en un rol.

 “Si estás ‘diseñado a ser padre’, como rol social (entienden que) eso es sinónimo de proveer, de dar sin medidas, de ser para ellos (los hijos) y dejar de ser para ti, de dar lo mejor que ellos puedan tener”, menciona a modo de ejemplo. 

También la práctica de complacer sin establecer límites, se da en progenitores que “escapan de lo que no pueden manejar, como rabietas y comportamientos narcisistas de sus hijos”. Incluso, Ureña explica que hay quienes por falta de tiempo, compensan el vacío de su presencia física con premios “por la culpabilidad y, como señalé anteriormente, para evitar los gritos, reclamos, etc. luego de un día largo de trabajo y mucho cansancio”.

Aprende a decir no 

Existen unas consecuencias que pueden derivarse de concederles todo. “Para los menores, el pobre manejo de emociones; frustraciones ascendentes cada vez que la vida les ponga sobre la mesa que sus deseos ya no son órdenes”, alerta la psicóloga.

Dependiendo de la edad, cabe la posibilidad de que manifieste incapacidad hacia la empatía, “incidencias de ansiedad, depresión, coraje contenido, agresividad, uso de drogas/sustancias controladas, sexualidad irresponsable”. 

Para los padres y otras figuras de autoridad, se pueden topar con encarar reto a la autoridad, exigencias, “rabietas, pobre control instruccional sobre los menores”. A su vez, problemas en su relación de pareja, de ansiedad, depresión. Incluso, que tengan que encarar problemas de citación a la escuela del menor ya que desafiar límites y poder, “lo generalizan a otros contextos”. 

“Es una cadena, una cosa poco a poco traerá otra”.

Evitar abrumarlos a nivel material o concederles todo lo que piden tiene un peso relevante en la crianza del menor. 

“Ciertamente, un hijo debe tener la experiencia de ganar, perder, vivenciar emociones, entenderlas, forjar su carácter. Decirles que no es imprescindible para que aprenda a manejar sus emociones”, enfatiza la psicóloga. De paso, reitera en las ganancias de obrar con equilibrio a la hora de proveer, como el que los ayuda “a desarrollar su automotivación, sentir orgullo por el producto más allá del resultado”. Adicional a esto, les ayudará a ganar independencia, fortalecer su desarrollo, “le enseñamos a esforzarse, ser tolerantes, mejorar sus relaciones interpersonales, ganar empatía a los sentimientos y emociones de los demás”, por solo mencionar unos beneficios. 

Antes de darles todo

La psicóloga Karent Ureña menciona varios consejos a tener en cuenta a la hora de complacer a tus hijos a nivel material:

Ten presente que educar no es compensar. “Los niños no nacen con tus carencias o tus necesidades. No se las crees”, alerta la psicóloga. No establecer límites adecuados abre la posibilidad de convertir a nuestros hijos en “niños malcriados, egoístas y sobre todo, con una generalización de pensamiento: ‘me lo merezco todo, tengo derecho de pedir lo que necesite’ sin que eso implique, requiera un esfuerzo de su parte”.

En ocasiones habrá que decir que no. Utiliza una voz firme pero no amedrentadora. Recuerda que establecer límites “no es ridiculizar, humillar o ignorar”.

Al negarles una petición, procura mantener la serenidad. “Si demostramos pérdida de control, entonces seremos dos los que estamos fuera de control. Todas las conductas que modelemos serán imitadas por nuestros hijos”, destaca la psicóloga.

Debes establecer responsabilidades de acuerdo con su edad.

Al educar en el presente, recuerda que lo haces porque “nuestra responsabilidad es educar y criar a hombres y mujeres funcionales para la sociedad”.

La comunicación entre los padres y las figuras de autoridad es esencial. “No se desautoricen. Hay que desarrollar un frente común y que nuestros hijos no utilicen nuestras diferencias para beneficiarse”, aconseja Ureña.

Sé honesto. Si las cosas se salieron de control y no puedes manejar la situación, reconoce que necesitas guía profesional “a través de psicoeducación, para entender la etapa en la que se encuentra mi hijo, los retos de cada etapa, las situaciones a las que nos enfrentamos como familia y con nuestras particularidades, identificando cuanto manejo emocional tengo yo, el adulto”.