Cuando llega un bebé a la casa, estamos seguras de tener todo listo: sabanitas, pijamitas, pañales, botellitas y … ¡bobos!

Precisamente, este último lo comenzamos a usar por sus aparentes ventajas, como para calmar al bebé en lo que estamos listas para darle su leche o para ayudarlo a quedarse dormido. Además, contrario a cuando se chupa el dedito, con el bobo estamos seguras que será fácil botarlo cuando llegue el momento.

Sin embargo, esas ventajas de los primeros meses ya no lo serán cuando esté más grandecito, como lo explica la patóloga del habla Nellie Torres de Carella, del Centro Tomatis de Puerto Rico.

“Hay etapas en la vida para todo y, lo que resulta adecuado y aceptado en una etapa de la vida, puede ser inadecuado en otra. Todos encontramos hermoso a un bebé chupando bobo, pero causa una impresión negativa un niño de tres a cuatro años, o más, con un bobo en la boca”, asegura Torres de Carella.

Además, las infecciones de garganta y oído son más frecuentes en los niños que usan el bobo debido a los gérmenes que se acumulan en los mismos.

Así que lo ideal es lograr que rompa con el hábito. Pero cuidado; si lo logra pero lo sustituye con comerse las uñas, chuparse un dedo o un pañito, el pequeño podría tener una alteración sensorial oral. En ese caso, una evaluación por una patóloga del habla y lenguaje, con experiencia en este tipo de dificultad, es lo recomendable.

¿Cómo dejarlo?

Si tu niño o niña no deja el bobo, la patóloga del habla comparte algunas recomendaciones para lograrlo.

1. Quita el bobo cuanto antes,  mientras más tiempo pase, más difícil será eliminarlo.

2. Puedes eliminarlo gradualmente,  dejarlo solo para dormir en la noche o si se despierta durante  la noche. 

3. Colocarle al bobo una sustancia  con sabor desagradable, que se usa para eliminar el hábito de comerse las uñas o chupar dedo. La venden en la farmacia.

4. Leerle cuentos dirigidos a romper ese hábito  (Bye Bye Pacifier, de  Louise GiKow; No More Pacifier, de Melanie O’Brien; y Pacifiers Are Not Forever,  de Elizabeth Verdick, entre otros).

5. Cambiárselo por algo que le guste mucho.  ¿Quiere  un juguetito? Se lo compras si deja de usar el bobo.

6. Si se pierde el bobo, ¡no lo encuentres,  ni salgas corriendo a comprar otro! Es el momento ideal para decirle adiós.

Sabías que 

Mantener el bobo en la boca afecta la maduración del proceso de tragar, perpetuando un movimiento inmaduro de la lengua, lo que causará problemas con la dentición y con el desarrollo de los sonidos del habla o articulación.