Conoce al chef Tourondel

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 16 años.
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Es dueño de un imperio multimillonario de 12 restaurantes, autor de dos libros best seller y receptor de todos los galardones que un chef puede anhelar. Pero Laurent Tourondel, cachetón y simpático, dice que lo que más desea lograr en el resto de su carrera es abrir una pizzería con pocas mesas y pasar más tiempo libre en su casa, ubicada nada menos que en el Spanish Harlem niuyorquino, rodeado de boricuas y muchos latinos.
Ah, y también se muere por hacer la ruta del lechón en Guavate.
“Nací y me crié en la sencillez y disfruto de la comida y los sabores auténticos de cada país”, dice durante una visita para promocionar alternativas en el menú de su steakhouse BLT en Isla Verde (dentro del Ritz Carlton) y de paso invitar a cenar a Wilo Benet, con quien compartió conocimientos y aprendió de la cocina boricua. “Estamos usando ingredientes locales sabrosos, como la yuca. La cocina de aquí es rica, única”.
Y ¿la pizzería? “Uno día de éstos. Pronto. Masa auténtica, tomates frescos, el mejor queso… Mmm”.
Viene de un humilde pueblito costero de Francia. Desde chiquito ayudaba a su abuelo a pescar y a su abuela a cocinar. Apasionado del fogón, estudió en Saint Vincent École de Cuisine en Montluçon.
Al graduarse, trabajó para los maestros: Jacques Maximin y Joël Robuchon. Un día fue empleado por Claude Troisgros en su famoso local con rango Relais & Chateau y tres estrellas Michelin. Troisgros lo hizo asistente en su restaurante en Nueva York, ‘C.T.’ De ahí dirigió la cocina del Caesar Palace en Las Vegas y en lo que cae un rayo fue premiado entre los 10 mejores chefs del país.
“Entonces me fui a conocer mundo”. Viajó por Asia, África y Suramérica, explorando sabores ancestrales… más que nada, gestando su propio estilo. “En Patagonia guié un carro ocho horas para probar cordero, donde las ovejas comen yerba salada. Jamás había probado una carne tan sabrosa”.
De aquel viaje trotamundo surgió BLT (Bistro Laurent Tourondel), mezcla de bistró francés y steakhouse americano, y fue premiado ‘Mejor Restaurante’ en 2004. Su secreto: toque de alta cocina franca en carnes y mariscos y sabrosos complementos, bien hechos. Un año después, abrió BLT Fish en la calle 17. “…Una fondita pesquera, relax, donde te sientes como marinero y te liberas de la elegancia”. Después vino BLT Prime, versión más exclusiva de su steakhouse.
En los últimos dos años este cuarentón ha hecho tanto dinero que no lo puede calcular. Abrió BLT Burger, una hamburguera supercasual con ricas batidas, en N.Y. y Las Vegas. Además, BLT Steak en Washington DC, Puerto Rico, Miami y Hong Kong, entre otras ciudades. Y por ahí vienen Carolina del Norte y Hawai.