Creadora de Carla’s Sweets presenta colección de rosarios
Los accesorios son vendidos en la carreta de Carla’s Sweets en Plaza Las Américas y en su tienda en Suchville Plaza.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 12 años.
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Por segunda ocasión en su vida, se dejó llevar por el destino y este volvió a dirigirla bien.
Carla Haeussler comenta que de la misma forma en que inició Carla’s Sweets –su famosa línea de pastelería– lo hizo también con su colección de rosarios confeccionados con piedras semipreciosas.
Lo que hoy se ha convertido en una empresa de dulces sólida y de gran reconocimiento a nivel nacional surgió de una forma totalmente casual o incidental, pues el negocio no fue planificado. Resulta que un domingo del 1994, mientras su esposo veía un juego, ella se entretuvo haciendo merenguitos y, aunque los primeros le quedaron “como tirijala”, los últimos resultaron sabrosos.
Esa misma noche los llevó a una barbacoa en casa de sus papás y gustaron tanto que, al otro día, colocó unos cuantos en el negocio de su madre, Basket Originals, para venderlos. “Al otro día por la mañana, ya yo estaba vendiendo mis primeros merengues en el counter del negocio de mami. De ese día para acá, nunca paré”, asegura sobre su negocio, que fue incorporado oficialmente en el 1996 y que ofrece más de 12 productos, entre los que se encuentran los ya mencionados merenguitos, besitos de coco, polvorones, panetelas de guayaba y galletas de avena, entre otros.
¿Y cómo surgió la colección de rosarios? La empresaria nos explica que en el 2010 atravesaba por un momento difícil en su vida y que estaba “rebelde” con la Iglesia católica. “Mi hijo menor hacía la primera comunión un sábado y uno de los requisitos era que los papás tenían que ir a este retiro al mediodía en la parroquia. Yo era extremadamente rebelde con la Iglesia católica y ese día estoy allí. Estoy porque no tengo más remedio porque prácticamente me obligaron”, rememora.
“Yo estaba pasando por una situación mala en ese momento, que me daba mucha angustia, mucha ansiedad, y empiezo a llorar. Me temblaba hasta la quijada. Hacía un esfuerzo por controlarme y no podía”, entonces “una de las catecistas se me acerca y me lleva a la oficina del cura, junto con otra catecista, que es la jefa de todas allí, y me obsequia un rosario de madera que había traído de Medjugorje y la novena de la Divina Misericordia”, recuerda Haeussler, quien quería ser abogada, pero algunas situaciones la apartaron de ese camino profesional.
“Hice la novena y yo te puedo decir que, desde prácticamente el primer día, yo sentí una paz y una serenidad en mi corazón y mi alma que yo nunca había experimentado”, asegura, a lo que añade que “yo les digo a las personas: ‘Los problemas no van a desaparecer, van a estar ahí, pero tú poderte enfrentar a ellos con paz y serenidad es priceless’”.
Tan impactante fue el cambio que sintió la empresaria, que quiso tener el rosario con ella en todo momento. “Yo he sido bien presumida toda la vida, lo heredé de mi mamá y no quería usar un rosario tradicional y, entonces, voy y compro mis piedras y hago mi rosario en jade rojo y turquesas. Dondequiera que yo me paraba, todo el mundo tenía que ver con mi rosario”, afirma la empresaria, quien confiesa que jamás ha tomado cursos de pastelería, repostería ni orfebrería.
Comenzó a hacer rosarios y a regalarlos. Sin embargo, dejó de obsequiarlos porque “se iba a arruinar”. Entonces, empezó a venderlos a un precio que describe como “superaccesible”, comenzando en $70.
“La mayoría de las piezas que yo utilizo son jade, ágata, turquesa y cristal de roca. Las terminaciones son en metal”, indica.
“Me di cuenta de que había un mercado para eso, había un interés. Se convirtió en una terapia (confeccionarlos). Yo trabajo en Carla’s Sweets todo el día; esto lo hago de noche”, sostiene. “Los quería hacer bien atractivos para la persona que nunca ha experimentado el rosario”, afirma la comerciante, quien añade que cada pieza es vendida junto con un manual en el que se explica al cliente cómo rezar el rosario, además de su testimonio.
También vende pulseras con medallitas. “Estas son las trinity: ‘Pasado, presente y futuro’”, comenta. Estos accesorios son vendidos en la carreta de Carla’s Sweets en Plaza Las Américas y en su tienda en Suchville Plaza, en Guaynabo. Según la comerciante, han tenido buena acogida e, incluso, personas de ambos géneros y de todas las edades los han comprado.
Los rosarios también pueden confeccionarse a petición del cliente, aunque la mayoría compra los que ya están hechos. A partir de marzo, los clientes podrán escoger las medallas que colocarán en sus rosarios. “Me gustaría poder hacer más en grande (al por mayor) y distribuir fuera de Puerto Rico”, concluye la empresaria al hablar sobre los planes que tiene para sus rosarios.