Creativos e impactantes a la vista, y más que sabrosos al paladar. Así son las propuestas más novedosas en lo que a la elaboración de bizcochos se refiere, esos detalles imprescindibles en toda celebración que le hacen la boca agua a cualquiera.

Con formas que van desde un avión y motoras Harley-Davidson hasta consolas de videojuegos, carteras de diseñador, barriguitas embarazadas y castillos de arena -entre muchos otros caprichos de los clientes-, no hay duda de que la imaginación es el límite al momento de diseñar estos artísticos pasteles.

Y es que, como señalan los propios expertos, se trata de verdaderas creaciones artesanales esculpidas normalmente en fondant (pasta de azúcar). La diseñadora de bizcochos Edna de la Cruz los describe precisamente como “obras de arte” a las que hay que dedicarles muchas más horas de trabajo que a los pasteles tradicionales.

“Los creadores famosos de bizcochos quieren que las personas se percaten que esto es un arte tanto como pintar un cuadro. A veces no es ni siquiera cuestión de colores llamativos o formas raras, sino en el trabajo extraordinario que hay en los detalles”, explica De la Cruz, propietaria de la empresa Design Me a Cake, con base en Florida.

“Es puro arte, es trabajar con las manos y averiguar cómo vas a hacer ese diseño en azúcar”, agrega la repostera puertorriqueña, quien en una semana confecciona hasta 18 bizcochos de boda de entre tres y cinco pisos.

Herramientas en la cocina

Para crear figuras y formas espectaculares en bizcochos -hay diseños de hamburguesas y corales marinos, por ejemplo-, los especialistas del azúcar deben utilizar toda una serie de materiales ajenos a la cocina.

La creadora de Cake Constructions, Awilda Maldonado, señala que en su taller culinario se encuentran desde ingredientes básicos como huevos, azúcar y harina, hasta elementos propios de un constructor: seguetas, tubos PVC, tuercas…

Todo parece ser válido con tal de lograr un parecido asombroso con lo que se busca representar.

“Tienes que usar mucho el cuchillo para hacer el carving (esculpir) de estos bizcochos, porque aquí no hay moldes. Es importante crear el boceto en papel y usar materiales como madera y elementos de utilería. Yo tuve que hasta aprender a usar una sierra”, dice Maldonado riendo.

“La gente está pidiendo cosas nuevas, distintas y más difíciles. Si me ordenan un bizcocho de Navidad, por ejemplo, no sería acostado sino en 3D”, precisa la especialista en repostería, cuyo negocio está ubicado en Toa Baja.

¡Manos a la torta!

El talento y la capacidad creativa de las manos que forman estas maravillas comestibles no es lo único que sorprende. También están las largas horas de trabajo que conlleva hornear, esculpir, ensamblar y decorar estos bizcochos escultóricos, conocidos en inglés como novelty cakes.

La fundadora de Design Me a Cake destaca que el tiempo de elaboración varía de pieza en pieza, pero “puedes estar de dos días a una semana haciendo el bizcocho”.

“Lo que pasa es que usualmente el bizcocho se monta y se decora en un día, pero la decoración ya tiene que estar hecha de antemano y seca. Puedes echarte dos o tres días en hacer únicamente los detalles”, revela De la Cruz, quien cambió su carrera como diseñadora de modas para dedicarse a la creación de bizcochos únicos.

Ese salto de un ámbito profesional al otro se dio de una manera natural, según cuenta, pues “hay un paso bien corto entre lo que es fashion design y hacer bizcochos”.

“Estás trabajando con azúcar, pero que estás bregando con diseños. Es como si estuvieras confeccionando un traje, que le estás haciendo un drapeado, el mismo detalle lo puedes hacer en un bizcocho. A los trajes les haces también lazos, al igual que le puedes hacer a un bizcocho. Los bizcochos tienen tanta moda como los vestidos: de colores, de detalles, de formas…”, concibe De la Cruz, cuyos vídeos instructivos de repostería han sido vistos por más de un millón de personas en YouTube.

En cuanto a la labor que con- lleva crear estos bizcochos, la empresaria de Cake Constructions -por su parte- coincide en que puede ser trabajosa, pero que vale la pena una y otra vez.

“Mi mayor satisfacción no es sólo que se vea lindo, sino cuando las personas me dicen que estaba riquísimo. Para mí es bien importante la sonrisa cuando el cliente ve el producto terminado, pues jamás pensaron que iba a quedar así”, puntualiza Maldonado con simpatía.