Isabel Toledo y su esposo Rubén exhiben su gran pasión
Una muestra de esa unión creativa a lo largo de más de 20 años de historia se presenta en el Museo de Arte de Puerto Rico. (Ve vídeo)

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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Ella tenía 14 y él 13 cuando se conocieron en la clase de español. Pero fue durante la clase de arte que descubrieron la conexión que años después los uniría de modo profesional: él, como ilustrador de sus pensamientos en el mundo del diseño de moda; y ella, como creadora de obras artísticas dirigidas a vestir a la mujer.
Así comenzó la historia de la pareja cubana radicada en Nueva York compuesta por la reconocida modista de alta costura Isabel Toledo y su esposo Rubén, destacado pintor, ilustrador y escultor.
Precisamente, una muestra de esa unión creativa a lo largo de más de 20 años de historia se presenta en el Museo de Arte de Puerto Rico a través de la exhibición Una historia de amor entre la moda y el arte. Se trata de una retrospectiva de los diseños de Isabel a lo largo de su experiencia en el mundo del diseño de moda, junto con una selección de acuarelas de Rubén que documentan cada colección en rollos de 30 pies de largo.
La exposición es una pequeña muestra de la que originalmente se exhibió en 2009 en el museo del Fashion Institute of Technology en Nueva York con el nombre de Isabel Toledo: Fashion from the Inside Out. La misma estará en exhibición hasta el próximo domingo, 2 de octubre.
Aunque ambos nacieron en Cuba y emigraron a los Estados Unidos a mediados de los 60, no fue hasta la adolescencia que la vida decidió que coincidieran en el colegio al que asistían en Nueva Jersey.
Durante su visita a la Isla, la modista internacional comparte con Primera Hora el recuerdo del momento en que le solicitó ayuda a su hoy esposo para complementar una de sus pinturas en la clase de arte. “Era un proyecto que consistía en un póster. Yo era muy buena creando la atmósfera, pero lo gráfico era otra cosa. Así que le pedí que pintara un bote”. Y tras señalar su asombro ante la exactitud con la que su entonces compañero de clases lo esbozó, Isabel añade que “la conexión fue inmediata”.
Rubén, por su parte, evoca el momento en que se conocieron en la clase de español. “Para mí fue amor a primera vista. Yo no sé si la gente cree en eso, pero ella entró a la clase de español y dije: ‘Esa es mi esposa, de seguro’”, revela convencido. “Yo sabía que iba a ser mi esposa. No era puppy love”.
A ella, en cambio, le demoró unos años más corresponder su sentir. “A mí me tomó más tiempo”, confiesa entre risas. “Para mí él era un baby”, compara, aun cuando era consciente de que la diferencia de edad era sólo de un año. De inmediato, el esposo responde que “seis años le tomó para sentir de la misma manera. Pero yo supe esperar con paciencia”.
Se casaron en 1984. En ese entonces, según recuerda el artista, “yo hacía mi arte y ella hacía lo suyo creativo, incluyendo diseñar vestidos. Pero profesionalmente, cuando nos casamos, para hacer dinero, yo entré al clóset de ella, le escogí 10 o 12 vestidos que se había hecho ella misma. Fui a Henri Bendel y a Patricia Fields, dos tiendas que hay en New York, y ese mismo día recibí órdenes para hacer 12 de éste, 24 del otro, y así empezó todo”.
Por su parte, Isabel reacciona entre risas diciendo que “llegó y dijo ‘Estamos en negocios’. Yo tuve que coser todo. Esto fue en un tiempo bonito de Nueva York, en los ochentas, que todo era posible”.
Al describir el modo de trabajar de ambos, Isabel explica que “muchas veces tengo la tela, me la pongo, describo una emoción, cómo me quiero sentir, y él lo dibuja”. Y añade que “lo importante de los dibujos es que así puedo trabajar mejor con la costureras”, con los que confeccionan los patrones.
A su vez, Rubén menciona que “no es el corte específico, es el concepto lo que estoy tratando de grabar, que es lo que ella me está contando. De ese concepto nacen 100 vestidos. Nunca termina. Es un concepto que hay que documentarlo”.
La famosa modista, quien ha vestido a personalidades como Jennifer López y Michelle Obama, aclara que “mis vestidos son tridimensionales. Todo es una continuidad, adelante y atrás”, además de escultural. “Lo que yo hago, lo hago como una artista. Yo propongo opciones, vestidos, y diferentes mujeres aceptan ese vestido para ellas”. Además, aclara que, más que la moda, ella trabaja “en el diseño, que es lo que permanece”.
La modista señala que en la exhibición del MAPR “hay de todo, (vestidos) de los ochentas, noventas y el 2000”. Al responder sobre su motivación para presentar su trabajo en el museo, además de hacer referencia a los años en que trabajó en el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York reparando el vestuario de algunas piezas históricas, menciona que “para mí la moda da sueños; es algo que todo el mundo puede lograr”.
Por su parte, Rubén, quien ha exhibido trabajos en museos de Nueva York, París, Florencia y Tokio, comenta que “el intercambio de ideas con otros públicos es muy importante para nosotros y para la próxima generación de diseñadores”.