La industria textil, la segunda más contaminante del mundo, fabrica toneladas de ropa y solo se recicla un uno por ciento, un abuso y despilfarro de recursos que conduce a reducir, reparar, reusar, recuperar y reciclar prendas, las 5R más sostenibles.

El consumo mundial de prendas es de 8.5 kilos por persona, según el Global Fashion Agenda, en su estudio Pulse of the Fasion Industry (2017), en el que se señala que en 2030 se alcanzarán 102 millones de toneladas, lo que supondrá un consumo promedio de 11.86 kilos por persona.

Cifras que producen escalofríos, más cuando se sabe que, solo en España cada persona genera 15 kilos de residuos al año y 300 millones de no se recuperan y se desechan en vertederos, según la Asociación Ibérica de Reciclaje Textil (ASIRTEX), que apunta a la ropa como "el residuo olvidado del siglo XXI".

Llegados a este punto, hay que ser conscientes y consumir moda de manera responsable, ralentizar el ritmo de comprar.

"Es preferible apostar por la calidad frente a la cantidad", ha explicado a Efe Valentina Suárez-Zuloaga, cofundadora de Es Fascinante, plataforma que impulsa el diseño sostenible, la moda artesanal y la economía local.

"La moda lenta confeccionada a mano y con tejidos de calidad es una inversión", ha asegurado Margarita Ruyra de Andrade, el cincuenta por ciento de Es Fascinante, quien asegura que esta tendencia baja el ritmo de consumo, además de ser mucho más "inteligente y responsable" invertir en piezas buenas de calidad que comprar más por menos dinero.

La inversión en piezas de calidad garantiza perdurabilidad en el tiempo, que pasen de generación en generación y que se puedan utilizar durante toda tu vida, una idea en la que cada vez se ahonda más para preservar los recursos naturales.

¿Tiene ropa en los altillos que no se pone desde hace años? ¿Cuántas camisetas idénticas posee? ¿Aún guarda prendas de cuando estaba en el colegio? ¿Atesora prendas sin estrenar? Son algunas de las preguntas que hacerse antes de echar mano a la tarjeta y salir corriendo de compras.

Hoy la prioridad es comprar menos y mejor porque está demostrado que solo se usa el 20% y 30% de la ropa que se tiene, con la que la personas se identifican más.

Es fundamental invertir en prendas sin fecha de caducidad, que sirvan para toda la vida porque ya no basta con adquirir alguna camiseta de algodón orgánico que limpie conciencias.

¿Qué podemos hacer? "Reducir el consumo desbordado que conduce a mala praxis en la que se compra sin necesidad", ha añadido Margarita Ruyra de Andrade, para quien "antes de comprar, hay que pensar".

Y en esa reflexión entran en juego las famosos 5R: reducir, reparar, reusar, recuperar y reciclar,  para intentar dar la batalla por el planeta.

Reducir

Evitar la compra compulsiva, por ocio o aburrimiento. Antes de pasar por caja con la prenda, es importante pensar si de verdad se necesita y si finalmente es una compra necesaria apostar por prendas hechas con materiales ecológicos o fabricadas con reciclados, que garanticen el comercio justo.

"Superar el síndrome de abstinencia y conseguir no comprar", dice Suárez-Zuloaga quien reconoce que era "adicta" a las compras y ya lleva más de un año sin comprar "fast-fashion".

 Reparar

Seguro que ese zapato, cinturón o bolso no está lo suficientemente roto o viejo como para que no se pueda reparar. Muchas prendas vuelven a la vida útil, tienen solución con un pequeño arreglo y pueden alargar su vida útil.

Estos gestos que contribuyen a reducir las emisiones de CO2 o las microfibras de plásticos que se vierten a los océanos, además de dar auge y protagonismo al sector de la reparación.

Recuperar

Es el momento de revisar armarios familiares y recuperar primorosas prendas antiguas, "vintage", que viven su particular revival gracias a las propuestas de los diseñadores.

 Reusar

Como antiguamente, el hermano pequeño hereda la ropa del mayor. Prendas y calzado que se queda pequeño se puede donar entre hermanos, intercambiar o vender o bien donarlos a organizaciones solidarias que puedan distribuirlos allá donde se necesite. Todo puede tener una segunda, tercera o cuarta vida antes de que acabe en un vertedero.

Reciclar

El ciclo de consumo compulsivo en el que se encuentra la sociedad conduce a jubilar las prendas antes de tiempo sin apenas ruborizarnos, lo que se traduce en tirar dinero y generar toneladas de basura, que casi nunca van al contenedor de reciclaje.