Más que amigos

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 16 años.
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Si los amigos son los hermanos que escogemos, hay hombres que tienen una relación casi de siameses con otros. Desde salir a janguear todos los fines de semana hasta llamarse varias veces para saber qué está haciendo el otro, e incluso planificar las vacaciones juntos, hay varones a quienes los une una relación tan cercana e íntima que sólo puede ser clasificada como bromance.
Pero, alto: esta relación no es de naturaleza sexual, aunque muchos lo piensen (o, ciertamente, lo infieran). Es una relación romántica -uno está pendiente del otro, lo protege y lo emula- y pueden llegar a compartir consejos, ropa y hasta novias (no al mismo tiempo, por supuesto). Son el uno para el otro, y muchos mantienen esa amistad firme aunque, de por medio, haya esposas, hijos o mudanzas.
¿Qué es un bromance?
El término, una unión de las palabras brother y romance, fue acuñado en los años 90 por Dave Carnie, editor de la revista Big Brother, para definir la relación que se daba entre patinadores que, incluso, compartían habitaciones de hotel entre competencias.
Por otro lado, el Urban Dictionary define el bromance como “un amor intenso compartido entre dos hombres heterosexuales; una forma de unión masculina usualmente imperceptible al ojo desnudo, y normalmente compartido entre dos varones que tienen una profunda comprensión de lo que es el otro, en una forma que ninguna mujer podrá entender”. La distinción es interesante, porque habla de una relación en la que no media lo sexual pero sí lo emocional e implica que una mujer nunca va a entender a un hombre como un congénere lo haría.
¿Es “normal”?
Si te encuentras que tienes una relación así con tu mejor amigo, o estás harto de que tus amigos hagan referencias a Brokeback Mountain (que habla de una relación amorosa entre dos hombres), debes saber que no está pasando nada que no haya ocurrido antes. De acuerdo con el sociólogo Manuel Torres Márquez, “en la historia de la evolución social han habido relaciones cercanas; en la cultura griega y romana se daban relaciones entre filósofos y ancianos gobernantes en los que no había un interés sexual, sino una relación de hermandad”.
Las demostraciones públicas de afecto entre hombres son escasas, pero algunas sociedades son más abiertas. “En países como Italia o Argentina, en una relación de afecto entre varones, llega un momento en que una de las fronteras que se cruza es darse un abrazo y un beso en la mejilla: le estás diciendo al otro que lo consideras tu hermano, o casi familia”, indica Torres. “Las relaciones de amistad no son ni femeninas ni masculinas, ni blancas, ni negras o grises. Se pueden dar entre personas del mismo género”, resalta el sociólogo.
Con esto coincide Reinaldo Oquendo, licenciado en psicología. “La sociedad condena o cuestiona las demostraciones de afecto entre hombres y puede ser inflexible, y el que menos le pone un sello de interrogación, pero no es anormal que a dos hombres los una una amistad genuina en la que velen por sus intereses, se dan apoyo y ahoguen las penas juntos”, indica.
Manteniendo el balance
Los varones que disfrutan de un bromance deben darle las gracias, en parte, al movimiento feminista y a que, a partir de los años 60, a los varones se les dejó de decir que mostrar afecto es cosa de nenas. Lo que sí debes tener claro es que no es una excusa para desatender tu relación de pareja o de familia, o convertirte en el álter ego de tu pana.
“Si uno de ellos pierde la individualidad y ya su toma de decisiones depende de la aprobación del otro, no es una relación saludable y puede haber un tipo de codependencia”, señala Oquendo. “Una amistad superchévere, saludable y envidiable incluso está en la frontera con una relación codependiente, y hay que evitarlo”, recalca.
Buena amistad o “bromance”
La línea es bastante fina pero, de acuerdo con Oquendo, hay ciertos factores que pueden avivar un bromance:
Intereses: Los une el amor por Star Wars, o ambos son unos fiebrús de los Islanders. De repente, pertenecen al grupo de los solteros empedernidos, y deciden mantenerse “juntos hasta la muerte”.
Dinero: De acuerdo con Oquendo, ahora los varones se educan más y van a la universidad, que no necesariamente queda cerca de casa, y se unen a otros por un fin común: ahorrarse unos chavos. También se da entre varones profesionales, que descubren que, si unen sus recursos, pueden vivir en un apartamento o casa mejor que si vivieran solos.
Admiración: Ese amigo que es el más cool de grupo, el que tiene todas las mujeres, es exitoso en el trabajo o es superdivertido, puede convertirse en el objeto de admiración y, luego, puede derivar en un bromance.