Perlas del Caribe
Las más valiosas son las que “nacen” naturalmente en las ostras.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 15 años.
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Si alguien tiene derecho a engalanarse con perlas -genuinas o de fantasía- somos las isleñas caribeñas, que vivimos rodeadas por el mar. Y es en aguas saladas, precisamente, donde se dan de forma natural -y también se cultivan- las perlas más preciadas.
Por su lustre y apariencia nacarada, las perlas iluminan el rostro y favorecen hasta el conjunto más sencillo. Se pueden usar tanto de noche como de día y son apropiadas para todas las mujeres de todas las edades.
Pero, no creas que tienes que gastar una millonada en perlas para poder lucir regia. Las de fantasía realzarán tu imagen tanto como las genuinas, sólo que no serán una inversión.
Y por si alguien todavía dudara del encanto de las perlas manufacturadas, no tendría más que recordar que dos iconos de la moda y el buen gusto -Coco Chanel y Jackie Kennedy Onassis- disfrutaban muchísimo luciendo prendas con imitación de perlas. De hecho, luego del fallecimiento de Jackie O, un collar de perlas de fantasía de tres vueltas -parte de su legado de joyas- se subastó y recaudó nada menos que $211,500.
Más sobre las perlas
Atesoradas por su iridiscencia, luminosidad, lustre y elegancia, las perlas se han usado para todo: desde joyas hasta maquillaje y remedios medicinales.
Desde los tiempos romanos se consideraban símbolo de riqueza, clase y estatus social.
Escuetamente postulado, las perlas naturales son una reacción fisiológica de un molusco a una sustancia o parásito que ha invadido e irritado su sistema digestivo. La reacción natural de la ostra es cubrir esa sustancia con capas de nácar para apaciguar la irritación.
Las perlas cultivadas se forman cuando una sustancia foránea es introducida por el hombre en el molusco para que reaccione del mismo modo.
Las perlas más valiosas son las que se originan naturalmente dentro de ostras. Y, aunque existen también perlas naturales que “nacen” dentro de mejillones de agua dulce, éstas no son tan preciadas.
Curiosamente, casi todos los moluscos (ostras, almejas, mejillones) tienen la capacidad de producir perlas, pero sólo las de las ostras son las verdaderamente cotizadas.
Las perlas que ocurren de forma natural pueden ser blancas, plateadas, doradas, crema, rosadas, verdosas, azuladas, grises o hasta negras.
El valor de las perlas naturales lo determinan su lustre, color, tamaño, simetría y ausencia de defectos.
La manera más certera de saber si una perla es real o es de fantasía es -fuera de abrirla por la mitad- sometiéndola a rayos X.
Hoy día, las perlas naturales ya casi no se consiguen. Por eso, las prendas con perlas naturales similares en forma, tamaño, lustre y esfericidad cuestan cientos de miles de dólares.