Para el dermatólogo Edgardo Rodríguez Vallecillo, la adicción al bronceado no es un fenómeno reciente. El galeno explica que si bien el vocablo tanorexia no ha sido ampliamente discutido ni aceptado por la comunidad médica, la “cultura” de exponerse indiscriminadamente a la radiación ultravioleta (UV), natural o artificial, es un fenómeno incuestionable.

“Eso ha existido de toda la vida, aunque no lo llamáramos con ningún nombre. Son las personas que, en inglés, les llaman sun worshipers porque viven buscando los rayos del sol todo el tiempo y les gusta estar bronceadas todo el año”, explica Rodríguez. “Siempre ha existido esa tendencia de que las personas tengan la idea de que estar bronceadas es más saludable”, puntualiza.

Las estadísticas actuales de cáncer de piel han revelado, sin embargo, comportamientos nuevos y preocupantes en las cifras de esta condición, revelando incrementos sin precedentes en los casos diagnosticados.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) habla de una verdadera epidemia de cáncer de piel, una condición comúnmente relacionada con la exposición solar excesiva o inadecuada. Más de un millón de casos nuevos se registran anualmente tan sólo en Estados Unidos, en donde una de cada cinco personas contrae cáncer de piel en el transcurso de su vida. En el Reino Unido, el patrón parece repetirse: unas 70 mil personas son diagnosticadas cada año y los expertos advierten que, de seguir presentes los hábitos perjudiciales de sobreexposición a los rayos UV en la población, la cifra se disparará a unos 300 mil casos anuales para el 2020.

Adictiva radiación

La conducta compulsiva de los tanoréxicos, muchos de los cuales no pueden vivir un día sin estar bajo el sol o utilizando camas solares, ha encontrado una explicación científica en estudios recientes. Investigadores estadounidenses han comprobado que la luz ultravioleta (UV) presente en los rayos solares y en las cabinas bronceadoras produce la liberación de endorfinas en el cerebro, que son las hormonas que provocan una sensación de placer y bienestar.

Envueltos en ese estado de satisfacción, los tanoréxicos se despreocupan de las advertencias sobre el daño acumulativo de las exposiciones solares repetidas -como el envejecimiento cutáneo prematuro y el cáncer de piel- y se entregan sin reparos a la radiación UV en su continua búsqueda por el perfecto bronceado dorado.

“Tengo clientes que yo digo: ‘¡Wow! Como que ya yo pararía un rato’ de acudir a broncearme en las cabinas de sol. Pero no, ellos no paran, y vuelven y te renuevan (las sesiones de bronceado). Ellos no quieren perder en ningún momento el tono de piel que han tomado”, revela Nesy Rosado, propietaria de Tanning Spot.

“Algunos vienen hasta cuatro veces a la semana. Es increíble, la gente quiere verse taneada”, confiesa, explicando que el público que visita su establecimiento es, particularmente, diverso, desde adolescentes y jóvenes profesionales hasta hombres y mujeres de cincuenta y sesenta años.

Estas visitas frecuentes a las cabinas de sol, que se registran aquí, se insertan en una corriente internacional que ha sido documentada estadísticamente. Treinta millones de estadounidenses acuden cada año a los salones de bronceado y tres millones de británicos usan repetidamente las camas de sol.

Estas cifras en escalada han ocasionado que los expertos y las autoridades de salud en diversos países hayan levantado la voz de alerta sobre los efectos nocivos de la radiación ultravioleta artificial, puesto que se ha comprobado que el contenido de los dañinos rayos UVA que emiten las camas de bronceado y las lámparas solares es hasta cuatro veces más riesgoso que el propio sol. Así, un bronceado en una cabina de un tanning salon es más perjudicial, incluso, que tomar sol al mediodía en la playa.

“La gente tendría un falso sentido de confianza si piensa que al estar ahí (en las cabinas de sol) no está recibiendo daño”, advierte el dermatólogo Rodríguez Vallecillo. “Y ese daño que está recibiendo ahí se junta y se acumula con el que están cogiendo diariamente en la calle guiando, haciendo diligencias, en la playa, haciendo deportes”, precisa.

Color sin sol

Para las personas que disfrutan tener su piel bronceada, pero no están dispuestas a pagar los altos costos de la exposición crónica al sol -como las arrugas, manchas, quemaduras de sol y cáncer de piel-, existe una serie de alternativas seguras en el mercado.

Las lociones autobronceadoras sin sol tiñen las células muertas de las capas externas de la piel, permitiéndote llegar a tener gradualmente un color dorado sin dejar marcas o manchas. Claro, esto es si se aplican de manera uniforme. Estos “bronceados en botella” son una alternativa económica (comienzan en $10) y fácil de usar.

El bronceado en aerosol, el conocido sistema airbrush, es una opción más costosa que las lociones, pero sus ventajas son evidentes: el color de piel luce más natural y parejo. Este método se realiza de manera profesional en los tanning salons, en donde rocían el bronceado sobre la piel con un atomizador. El airbrush tan tiene una duración promedio de cinco a 10 días.

La luminosidad y el brillo veraniego de una piel bronceada pueden, también, mantenerse y extenderse todo el año, usando cosméticos bronceadores. Las principales casas de belleza cuentan con una amplia variedad de estos productos, muchos de ellos a base de minerales, que permiten alcanzar un bronceado seguro. Como regla básica, es importante seleccionar el tono más adecuado con el color de piel y distribuirlo uniformemente.

¿Eres tanoréxica?

La característica principal de la tanorexia es un deseo constante de broncearse, no empece a que se conozcan los considerables riesgos a la salud que ello implica. No obstante, existen varias señales que pueden indicar si cumples con el perfil típico de un tanoréxico.

  • Pasas horas en el salón de bronceado o tomando sol en el exterior.

  • Te molestas cuando no te es posible broncearte.

  • Sientes que te ves mejor cuando estás bronceada.

  • Constantemente recurres a los productos que brindan bronceados artificiales.

  • Comparas tu bronceado con el de celebridades o compites con tus amigas por el bronceado perfecto.

  • Te enojas cuando consigues un bronceado que no es el que esperabas o deseabas.

  • Haces comentarios como “No me importa si desarrollo cáncer de piel en el futuro porque mi bronceado actual vale la pena”.

  • Te sientes orgullosa de mostrar el bronceado que tienes (incluyendo las marcas del traje de baño).

    Fuente: Artículo Addicted to Tanning?: Tanorexia May Be the Cause, publicado en www.associatedcontent.com