Antes de la invención de la bombilla, ahuyentábamos las penumbras con la luz de velas y lámparas de aceite. Más adelante, el aceite se cambió por querosén y, luego, se crearon las lámparas de gas, que permitían iluminar grandes zonas de abonados a un mismo tiempo.

Entonces, hubo que esperar hasta principios de los 1800 para que se comenzara a experimentar de lleno con las bombillas incandescentes. Y no fue sino hasta el advenimiento de la luz eléctrica que las bombillas se convirtieron en un artículo de todos los días.

Como es natural, las bombillas necesitaban lámparas y éstas, a su vez, pasaron de ser un mero objeto de utilidad para convertirse en elementos decorativos. Elaboradas en una gran diversidad de materiales, pasaron del techo a la pared, de la pared al piso y de ahí, a la mesa.

Hoy día, lo que más se estila es la iluminación tenue e indirecta -lejos están los días en que alumbrábamos nuestras casas como parques de pelota- con lámparas con personalidad.

Cuadradas y de metal, verticales y de madera o hasta de cerámica o cristal, la casi inacabable selección de lámparas -así como de sus correspondientes pantallas- permite que puedas variar tu decoración cada vez que se te antoje.

Considera los modelos que aquí reseñamos y no olvides usar bombillas fluorescentes, que son energéticamente más eficientes y más provechosas para el ambiente.

Guía de compras

Pottery Barn 787-754-1000

Sonie Home Furniture 787-281-7766

West Elm 787-754-4750

Styling: Yajaira Méndez González