Famoso se hizo aquel lamento de Los Rabanes de, “Oh, my commanding wife, she wants to destroy my life...”. 

El popular tema del grupo panameño se convirtió en una representación de aquellas mujeres mandonas que no dejan de dar órdenes a sus maridos.

Pero a diferencia de la idea de esas esposas dominantes, que buscan meter en cintura a sus parejas, no cabe duda de que son muchas las responsabilidades con las que tienen que lidiar las mujeres hoy día debido a sus deberes en el trabajo, en el hogar, como madre y esposas.

Sin embargo, la psicóloga Rosaly Cartagena reconoce que sí hay esposas así de controladoras y asegura que dos factores importantes influyen a que sean mandonas.

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“Puede que lo hayan adquirido por modelaje. Puede ser que su mamá o su papá eran de esa manera y adquirieron esa conducta que se daba en su hogar. También puede tratarse de carácter, puede tener un carácter fuerte y por eso toman el mando del hogar y sienten que tienen el control dando esas órdenes. O puede ser todo lo contrario, que se trate de una persona insegura y de esa manera siente que tiene el control”, aseguró la experta.

El indicador más evidente que señala que eres una "commanding wife" es el reclamo de tu pareja o hijos sobre la cantidad de órdenes que les da. Claro, a veces el proceso se da de forma individual y eres tú quien se percata que estás dando directrices todo el tiempo.

Cartagena destaca que esa dinámica de estar constantemente dando órdenes puede ir afectando la relación de pareja y con el resto de los miembros de la familia.

“A no todo el mundo le gusta o se siente cómodo de que alguien lo esté mandando o tratando de esa manera. Se va creando un malestar, porque la otra persona se puede sentir controlado, incluso los hijos. A la larga puede afectar la comunicación con la pareja y la familia, y se puede crear un ambiente de tensión y ansiedad”, aseguró la psicóloga.

Sin embargo, esposas y madres que están conscientes de ser mandonas sienten que es necesario serlo para que todo funcione mejor en el hogar.

“Lo que me lleva a serlo es que pienso que si no doy instrucciones específicas, las cosas no se hacen o no se hacen bien”, afirma Stella Díaz, quien reconoce que es controladora. “Estoy consciente de que ‘hacer algo bien’ no es necesariamente a mí manera, pero mi modo automático no. Especialmente a la hora de recordar fechas, compromisos, tareas pendientes. Pienso que soy la que tiene el sentido de puntualidad y compromiso en la casa”.

Por su parte, Belkies Dávila asume la actitud por entender que los hombres se toman su tiempo en ejecutar las cosas. 

“Si no tomo el control, no pasa nada. Soy una mujer que busca que las cosas pasen. Los hombres son unos procrastinadores. Abren las gavetas y no ven. Mándalos a buscar algo, no saben, se perdieron. Uno tiene que ser el Lazarillo de Tormes de la familia. Recordarle las citas, la ropa que tiene que usar. Mi esposo ha ido a buscar a los nietos sin car seats, pero los palos de golf no se le olvidan. Son ellos que no le prestan atención a nada. Somos un mal necesario para ellos, aunque mal paguen”. 

La psicóloga establece que para evitar roces en la pareja y la familia, el secreto está en cómo se dicen o piden las cosas.

“La clave está en cómo doy la orden. Hay que tomar en cuenta que las mujeres estamos acostumbradas a hacer cinco cosas a la vez, eso al hombre se le hace difícil. Así que hay que tratar de pedir las cosas de la manera más cordial posible. Si el hombre siente ‘ya me está mandando a hacer algo’, lo que obtengo es resistencia”, indicó Cartagena.

Si a la petición se le suma coraje, el resultado puede ser aún peor, pues la mujer dará la orden de la peor manera.

“En esos casos, lo mejor es primero tomar un momento para calmarse. Si llegaste al hogar y traes el estrés del trabajo y hay que empezar a lidiar con los deberes del hogar, es mejor sacar cinco minutos para ti, para bajar la tensión y de esa manera podrás comunicarte mejor con tu pareja y con tus hijos. También es bien importante velar nuestro lenguaje corporal, porque si hacemos cara o somos agresivos al hablar moviendo nuestras manos, ese lenguaje puede ser bien incómodo para los demás”, sostuvo.

 Histórica y culturalmente, Puerto Rico ha sido un patriarcado. Socialmente se inculcó que el hombre es el proveedor y el dueño y señor de la casa. Sin embargo, en la actualidad cada vez se ve más que las tareas del hogar se comparten por igual, según explicó Cartagena.

“Todo ha ido cambiando un poco. Ese concepto de que el varón es quien tiene el mando ha ido cambiando. Ahora estamos viendo que el varón está involucrándose más, están compartiendo los roles de cuidar a los hijos, las tareas del hogar. Así que esa percepción se ha ido modificando. En relaciones más jóvenes ya uno ve que se están compartiendo los roles, en parejas más adultas se ve todavía que los papeles son más tradicionales y la mujer tiene que hacer más esas tareas”, indicó. 

Una buena comunicación entre la pareja y el resto de la familia es el principal “antídoto” para esta situación. Cartagena señala que antes de que la mujer llegue al agotamiento debe expresar lo que siente y llegar a un acuerdo con la pareja para dividirse las tareas entre ambos.

“Deben llegar a los acuerdos, antes de que llegue una situación de cansancio extremo, agotamiento. Es mejor dividirse las tareas, por ejemplo, tales días tú busca a los nenes. En los fines de semana hay que tener prioridades. Hay que sacar un tiempo para descansar, el tiempo de pareja. No es recomendable llenar el calendario, que estés todo el tiempo ocupada, porque eso va a crear tensión. El viernes después del trabajo se puede descansar, quedarse tranquilos en el hogar. Luego, en el fin de semana sacan otro tiempo para salir. Si son varios miembros de la familia es importante negociar las actividades para que todos hagan algo de su interés”, aseguró.

Cristina Martínez asegura que desde pequeña siempre ha tenido el carácter fuerte. Gracias a su determinación siempre supo que no había que depender por nadie en la vida.

 “Con mi esposo hablaba y le decía quiero pintar eso y eso significaba quiero pintarlo ahora. Siempre puedes necesitar ayuda, pero también deber saber valerte por ti misma, así que yo empezaba hacer las cosas. Si mi esposo cambiaba una goma, me ponía a su lado para ver y aprender. Estuve 38 años casada, hasta que mi esposo falleció, y a pesar de nuestras diferencias de carácter siempre nos sentábamos a dialogar y expresábamos lo que sentíamos. Así fue que salimos adelante”, indicó Cristina.

Mantener el sentido del humor es también bien importante, asegura la psicóloga, pues de esa manera se evitará la tensión.

“Si cuando pides ayuda en algo haces un chiste, eso va ayudar a crear un buen ambiente y que la otra parte vea que tu intención no es la de imponerte”, destacó.

La psicóloga también hizo énfasis en que si una pareja trata diversas técnicas para que haya más armonía en el hogar, pero no tienen éxito, es importante acudir a un profesional que les ayude a tender esos puentes de comunicación.

“Es importante darles esas destrezas de comunicación, porque si la pareja no tiene las herramientas se puede tomar una decisión a la ligera y en muchas ocasiones con cambios de rutinas, división de tareas, las cosas cambian. Todo mejora y se va la tensión”, explicó. 

Evita dominar

-Pide las cosas de manera cordial.

- No pretendas que los demás hagan las cosas como las haces tú o cuanto tu quieras.

-Llega a un acuerdo con tu pareja para dividirse las tareas y así sea todo más llevadero.

-Dialoga con tu pareja para que puedan manifestar cómo se sienten.

-Evita decir las cosas con coraje, pues eso aumentará la tensión en el hogar.