Un hombre le pregunta a su esposa, Trinidad, qué quiere de regalo. Y la respuesta lo dejó pasmado.

“Tiempo, tiempo para mí”, le contestó mientras continuó con lo que estaba haciendo: preparando la ropa y la mochila de la escuela de sus hijos, decidiendo qué iba a cocinar esa noche y contestando los interminables whatsapps que llegaban al chat de “mamis”.

Se trata de una de tantas “monpet” (“mother with no personal time”, que traducido al español significa madre sin tiempo personal), un grupo mundial cada vez más numeroso que destapa un mal de esta época. 

Además de trabajar en una empresa a tiempo completo, Trinidad es madre de dos hijos y la principal encargada de llevar adelante la casa. Es la responsable de llevar y buscar a sus hijos a la escuela, ayudarles en sus tareas, cocinar, hacer las compras y limpiar, además de aportar a la economía hogareña.

Las “monpet” enfrentan a diario un combo demoledor: según un estudio reciente de la empresa de salud y alimentación norteamericana Welch’s, que se realizó en Estados Unidos, entre 2,000 madres que trabajan fuera de su casa, una mujer con hijos en edad escolar dedica unas 98 horas semanales a tareas netamente laboriosas fuera y dentro del hogar. 

Encontraron que un día promedio empieza a las 6:00 a.m. y termina cerca de las 8:30 p.m., cuando los hijos se acuestan a dormir. Incluso los fines de semana dedican varias horas del día de “descanso” a cuestiones del hogar y del cuidado de sus hijos mientras su pareja se dedica al ocio. 

Otra conclusión interesante a la que llegaron los investigadores es que, en términos de horas, una madre norteamericana trabaja el doble que una mujer sin hijos.

¿Por qué sucede esto? 

Según la consultora colombiana Mariela Mociulsky, a muchas mujeres todavía les cuesta renunciar a ese espacio de “reinas del hogar” desde donde se construyó, históricamente, gran parte de la identidad femenina. 

“Inconscientemente, hay algo de no querer soltar ese lugar”, analiza.

Mientras que ellos organizan planes y salidas que son de carácter inamovible (las salidas o encuentros con los amigos algún día del fin de semana), las mujeres aún tratan de encontrar huecos en su agenda para verse con alguna amiga mientras esperan a que el hijo salga de alguna actividad extraescolar.

Pero la conquista del espacio y tiempo personal es algo que debe salir de cada una. 

“En general, las mujeres cometemos el error de castigar o retar a los hombres cuando los vemos ejercer sus tiempos personales, y esto nada más porque nosotras no somos capaces de generar esos mismos tiempos o esos mismos espacios en beneficio nuestro, culpándolos a ellos de algo que están haciendo bien y que, claramente, debemos imitar. Las mujeres que no cuenten con esos espacios personales tienen la tarea de descubrirlos”, alienta la psicóloga chilena Pilar Sordo en su libro ¡Viva la diferencia!.