Cuando llegas a la Galería de los Gigantes en Carolina, una guía turística de enorme valía te da la bienvenida.

Es Ámbar Fernández Carrión, una joven parcialmente ciega que ha superado numerosos obstáculos para lograr su sueño de trabajar contando la historia de su amado Carolina.

Ámbar nació con una extraña condición llamada síndrome de Bardet-Biedl, que afecta muchos aspectos de su salud provocando desde autismo y retraso en su desarrollo mental hasta limitaciones en su visión, al punto de llevarla a una ceguera parcial.

Sin embargo, eso no fue impedimento para que la joven de 32 años completara un bachillerato en Turismo en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Carolina, y se convirtiera en la primera guía turística ciega certificada por la Compañía de Turismo de Puerto Rico (CTPR). Es así como llega a la Galería de los Gigantes a ser parte de las voces que cuentan los acontecimientos de su pueblo Carolina y de todo Puerto Rico.

“¡Bienvenidos a la Galería de los Gigantes! ¿En qué le puedo servir? Vamos a ver las fotografías que tenemos en el cuartito. ¿Me siguen por favor?”, se escucha decir a Ámbar tan pronto siente que se abren las puertas del museo, donde labora desde el 2018.

“Yo hice mi práctica aquí en la Galería de los Gigantes. Luego pasaron unos dos a tres años y el 21 de junio 2018 me gradué de la Universidad de Puerto Rico en Carolina y al próximo día siguiente empecé a trabajar”, contó.

Desde entonces la guía turística está encargada del área de la recepción de la galería, donde tiene la encomienda de recibir a los visitantes y guiarlos hasta el primer salón de exhibiciones que tiene el museo.

“Nos dividimos las tareas muy bien y no dejo sola la recepción. Llevo 5 años aquí y tuve adiestramiento de servicio al cliente”, destacó la joven.

Hablar acerca de una exhibición de fotografías, por ejemplo, supone un reto para Ámbar, pues requiere de preparación, de la asistencia de su celular para ampliar el tamaño de las descripciones pero, sobre todo, de una buena memoria, pues la joven se aprende la información para compartirla con los asistentes.

“La cuestión de aprender sobre la historia es por mi cuenta. Yo veo bien poco, mi condición es retinitis pigmentosa provocada por el síndrome llamado Bardet Biedl. Es un síndrome genético que trae otras condiciones que no se ven a simple vista, como el autismo, retraso mental aunque limitado, problemas del habla. Yo lo que hago es que voy con mi celular con una aplicación, y cada foto tiene una descripción pequeña de la persona que hizo la foto, el tamaño y la descripción del sitio. Entonces, leo en una letra bien agrandada porque necesito asistencia tecnológica”, comentó.

Una vez en el recorrido, Ámbar explica a los visitantes de qué se trata la exhibición y la historia de las imágenes que se estén presentando, las cuales suelen cambiarse cada dos o tres meses. Con esa interacción, la joven vence la barrera del autismo que es una de sus mayores limitaciones.

“Yo trabajo el recorrido en el cuartito dependiendo del visitante; si la persona quiere ver las fotografías sin que le digas nada, pues se hace algo breve. Si la persona está más interactiva conmigo le cuento un poquito más de las fotografías”, manifestó. “Mi interacción con la gente es interesante, aunque tengo una barrera con mi autismo, he logrado relacionarme con diferentes personas que a lo mejor no pueden ver que tengo una condición física a menos que empiece a no mirarlos directamente porque estoy buscando un huequito por el lado”, confesó la joven. “Lo más retante es que la gente me pueda ver de una forma normal, aunque tenga un impedimento, ese es el reto. Aunque uno tenga un impedimento como yo, que soy parcialmente ciega, el poder hacer una profesión que necesita más vista, que lo pueda hacer una persona que no tiene, es bueno”, señaló Fernández Carrión.

De hecho, la madre de la joven, Mayra Carrión, dijo que Ámbar ha logrado el respeto y admiración de la gente tras enfrentarse a situaciones de “bullying” en el pasado.

“Ella siempre ha padecido de bullying, y de adulta, al ella poder demostrar todo lo que ha demostrado, ahora es todo lo contrario; la gente la admira, se quedan perplejos con lo que ha logrado”, aseguró la orgullosa madre.

Y, ¿qué es lo más que le gusta de su trabajo?, le preguntamos. “Me gusta la historia de Puerto Rico, de Carolina, de las personas. Como en esta sala que tenemos unas fotografías de las centrales azucareras en ruinas, estos monumentos que ya no se usan. Es una parte de la historia de Puerto Rico que me interesa. Se siente una experiencia muy buena uno estar explicando una historia que realmente no todo el mundo sabe”, dijo la guía, quien también tiene a su cargo la explicación de una exhibición sobre la existencia de gigantes a lo largo de la historia.