La atracción de Chabeli Báez García por el arte de tejer pareció nacer con ella, pero no fue hasta su temprana adultez que comenzó a descubrirla. Se inició en ese juego de aguja e hilos como un pasatiempo y luego, cuando ya se había convertido en madre de dos hijos -una niña y un niño-, comenzó a repensarlo como una oportunidad de ingreso.

Comenzó combinando el puntillismo (técnica de creación de una obra mediante la aplicación de puntos diminutos) con el tejido, no obstante, ese resultado es más visto como una manualidad y su interés era lograr la certificación de artesana del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP).

“Me certifiqué (en el 2017) buscando una alternativa para eventualmente seguir quedándome con mis hijos, porque a medida que crecen es más difícil uno quedarse sin un ingreso, entonces fue buscando eso”, contó Báez García, natural de Bayamón.

Su técnica la aprendió por cuenta propia, a través del estudio y práctica individualizada.

“Sentía la necesidad de aprender, es algo que pienso que está en mí”, dijo.

Su definición en el tejido lo encontró con la creación de peluches inspirados en los personajes de videojuegos y películas animadas. Pero, como requisito para exponer en las ferias de artesanías locales, debía confeccionar piezas vinculadas a la cultura puertorriqueña.

“Cada tejedor escoge hacia dónde se dirige. Hay quienes les gusta hacer trajecitos de bebé y se quedan en lo que se sienten cómodas trabajando. Yo soy muy inquieta y soy supercuriosa. Yo no puedo hacer una sábana, porque me duermo, tengo que hacer cosas dinámicas y cambiar”, expuso de su espíritu creativo.

“Empecé a pensar qué puedo mover en peluches, que es lo que me gusta hacer a mí, pero que sea atractivo para la gente y que también tenga que ver con mi cultura, y así que nacieron mis muñecas”, contó. “Dije, 'Voy a hacer unas muñequitas que parezcan las muñecas de trapo tradicionales, pero las voy a adaptar a que se vean cute, entonces les puse el pelo castaño y rizo porque mi nena lo tiene así”.

Además de los rizos, las muñecas llevan la bandera puertorriqueña en su pecho, un detalle bordado por la propia Chabeli. Las extremidades son largas, pues ella tiene la intención de llevarlas a otro nivel, a la animación, para poder crear otras situaciones en torno a ellas. “Que parezca que tienen su personalidad”, comentó.

Ahora exhibe y vende desde las redes

Durante esta pandemia la artesana ha experimentado ciertos temores comunes ante la novedad que representa el Covid-19. “Tuve una coma creativa, porque tuve unas semanas que decía, ‘Wow, pero para qué voy a estar tejiendo tanto si no sé si vamos a sobrevivir’, me fui trágica, y decidí aprovechar el tiempo con mis hijos y jugamos mucho”, compartió.

Luego se sacudió y tomó fuerzas para aprender nuevas técnicas y aventurarse a exponer en la red Instagram, donde los usuarios pueden encontrar bajo el nombre Chali Crochet, además de las muñecas, variadas pantallas de frutas, retratos tejidos y figuras de los Tres Reyes Magos.

No puedo creer que todavía sienta cosquillas cuando termino una pieza y la veo terminadita... Yo me enamoro de cada una"

-Chameli Báez García, Artesana

Chali es una de cientos de artesanos en la Isla cuya actividad económica está siendo golpeada duramente debido a la paralización de las ferias y eventos culturales donde tradicionalmente exhiben y venden sus obras.

Ella tomó las redes sociales como la alternativa de exposición, sin embargo sus energías las mantiene enfocadas en continuar produciendo para cuando le toque volver a recorrer la Isla con su baúl cargado de muñecas.