Por 23 años, Bruni Cuevas se desempeñó en una posición administrativa dentro del área de policía militar de las Fuerzas Armadas (Army). En ese ambiente hizo su carrera hasta hace poco más de un año, cuando decidió retirarse.

En la búsqueda de alternativas para ocupar su tiempo una vez saliera del servicio militar, retomó su atracción por las manualidades -heredada de su madre-, y comenzó a ver revistas y publicaciones en las redes sociales para descubrir algo que captara su interés. Así llegó al macramé, esa técnica a base de cordones y nudos que fue tan popular en la década de 1970 e inicios de 1980, y que ahora ha resurgido con el auge de las decoraciones de estilo bohemio.

“De pequeña siempre veía a mi mamá haciendo diferentes tipos de manualidades, pero nunca macramé. Entonces, viendo revistas y cosas en las redes, vi lo del macramé y me gustó muchísimo, y empecé a indagar”, contó la sabaneña, residente en Trujillo Alto. “Cuando me da con un hobbie, estoy buscando todo el tiempo, empiezo a buscar en las redes, y empecé con cordón de tender ropa, porque no conseguía los materiales, no sabía”.

Los tapices con distintas técnicas de nudos, colores y accesorios como el ojo turco, son parte de las piezas que más trabaja.
Los tapices con distintas técnicas de nudos, colores y accesorios como el ojo turco, son parte de las piezas que más trabaja. (Suministrada)

El interés que despertó en ella la llevó a tomar un taller que, para entonces, aún se ofrecía de forma presencial. Con esa experiencia comenzó a pulir su habilidad, a descubrir las diversidad de piezas que se crean con esa técnica y a identificar qué tipos de hilos y materiales usar, y dónde conseguirlos.

“Me gustó muchísimo, y hasta el sol de hoy, ha sido una terapia. Me ayudó a hacer una transición de ese mundo del que venía, de ese ambiente militar, y esto es totalmente diferente. Te puedes relajar de una manera que te olvidas de que el mundo existe”.

Cuevas se adentró en el arte del macramé para su propio disfrute, al igual que gusta de armar rompecabezas y correr bicicleta, pero a medida que fue compartiendo el resultado de sus piezas con sus amistades, abrió la puerta hacia otra oportunidad.

“Tengo una amiga que ha sido mi apoyo desde el día uno, y me dice, ‘Por qué no las vendes’, y ahí con un poco de temor, abro la página en Instagram (@knot_designs_pr) y comienzo a desarrollar. Cuando veo que empieza a tener más acogida, lo que empezó como un hobbie, de pronto ya es otro trabajo”, compartió.

Su colección de piezas abarca desde portavasos y colgantes para plantas, velas y botellas de vino, hasta elaborados tapices y lámparas. Confecciona piezas con detalles de hojas y plumas que se han convertido en las favoritas de quienes la siguen, y pronto sorprenderá con una pieza especial inspirada en la bandera de Puerto Rico.

Las piezas con detalles de plumas, al igual que las lámparas colgantes, son parte de la colección que trabaja.
Las piezas con detalles de plumas, al igual que las lámparas colgantes, son parte de la colección que trabaja. (Suministrada)

“Últimamente le estoy dedicando demasiadas horas, diría yo. Y muchas veces pasa que me obligo yo misma y lo suelto, y me voy a hacer ejercicios, o busco hacer otras cositas. Pero sí le dedico ocho horas, y a veces hasta 12 horas”, dijo de su nueva distracción.

Cuevas procura refrescar sus piezas por cada dos completadas, para siempre tener nuevas opciones. “Entre dos pedidos me gusta hacer algo diferente, para ofrecer otras cosas”.

Mayormente usa cordón de algodón y yute que compra por Internet. Los pedazos de tronco sobre los que cuelga algunas de las piezas, los rescata de alguna playa.