Dedicarse a ayudar otros es parte del diario vivir de Carmen “Lola” Ruiz Rosado, a quien todos en la comunidad Villa Marisol de Toa Baja acuden para que sirva de enlace entre las agencias de servicios sociales, salud y vivienda, y las particularidades de cada necesidad.

Ruiz Rosado posee el carácter digno de lo que representa: “echarse al hombro muchas cargas”, como dijo. Y todo con el propósito de “ver una mejor calidad de vida en mi comunidad”.

“Eso de ayudar uno lo lleva en la sangre. Yo desde pequeña ayudaba en los trabajos comunitarios de la iglesia y nunca me he detenido a hacer otra cosa que no fuera servir. En muchos casos uno se siente bien y las personas son muy agradecidas por la ayuda, en otros muchos no. Pero no me puedo detener a pensar en eso”, explicó la veterana facilitadora.

Un recorrido por la comunidad junto a "Lola" ayudó a corroborar las necesidades de la comunidad.
Un recorrido por la comunidad junto a "Lola" ayudó a corroborar las necesidades de la comunidad. (Xavier Garcia)

Ruiz Rosado comenzó hace ocho años, aproximadamente, como líder comunitaria, por lo que no estuvo exenta de activarse tras la devastación del huracán María en el 2017. Allí trabajó con decenas de refugiados.

“En ese momento formamos el ‘Team Lola’ y a muchos vecinos de aquí les dimos la mano, a ellos y a otras comunidades de Toa Baja”, indicó.

“Comencé con este proyecto en mi comunidad y he tenido que extender mis servicios a otras áreas, porque hay mucha necesidad que atender. Por ejemplo, tuve que mudar a una señora mayor de edad de su casa a un par de cuadras de aquí, mediante el Plan 8 de Vivienda, porque vivía con sus hermanos en unas condiciones terribles, con el techo destruido y, al tiempo, uno de sus hermanos falleció de cáncer”, manifestó.

“Todavía falta mucho por hacer”, destacó.

Solidaria con sus vecinos, Ruiz Rosado invitó a Somos Puerto Rico a un recorrido por su comunidad. En el camino señaló un vagón ubicado en un solar lleno de maleza y escombros.

“Allí vive una señora sola. Sinceramente uno no podría entender cómo, pero así vive”, declaró al continuar el trayecto hacia una residencia muy deteriorada y en la cual conviven hacinados una madre mayor de edad con sus dos hijos.

De solo asomar la mirada, el ambiente en el lugar está sobrecargado de objetos que sólo permiten el paso por un estrecho corredor, en lo que se supone es la sala de la casa y la que se utiliza como dormitorio compartido entre sus habitantes. Todo se encuentra abarrotado de telas, sillas, escombros y desechos, en una deprimente oscuridad.

“Para atender esa situación he tenido que activar en dos ocasiones los de Servicios Sociales y, hasta la fecha, ella sigue viviendo en unas condiciones horribles”, comentó al respecto. “Es muy triste este caso. Yo la tengo reguindá en el alma y deseo que se solucione este problema lo más pronto posible”, dijo con voz emocionada.

Con paso firme y determinado, Ruiz Rosado se dirigió a otra residencia cercana. Se trató de una casa en cemento que aún posee en su exterior las cicatrices del paso de los huracanes María y Fiona.

“Aquí la situación es bien delicada porque la señora que vive aquí tiene la salud muy comprometida y, como se puede apreciar, la falta del techo que había en la entrada expuso los cables de electricidad. Ese guindalejo de cables es un peligro”, destacó y denunció al instante.

“Es difícil bregar con el temperamento de ciertas personas, pero lo más difícil que se me hace entender es cómo habiendo tanta gente pobre, el Gobierno no los atienda. A mí me da una rabia y frustración que vengan los políticos y prometan ayudas y servicios, y no hagan nada”, expresó con disgusto evidente, aunque con muchos deseos de continuar su labor comunitaria, la que es apoyada entre quienes la conocen.

“Siempre aparece quien nos ayude. Por ejemplo, está el dueño de la ferretería, el de la pizzería, lavandería y otros negocios que siempre cooperan cuando se le solicita ayuda”, aseguró.

Es evidente el respeto y cariño que tiene esta líder comunitaria en su vecindario cuando, durante el recorrido, iba señalando cada casa y cada caso, e igual era saludada por todos.

“Aquí hay gente que se involucra y son solidarios con los vecinos. La gente responde”, dijo Ruiz Rosado al informar que, junto al equipo comunitario, laboran otras cuatro personas.

“Los casos a los cuales les doy mucho seguimiento son a los de las personas mayores que siguen necesitados de ayudas. Uno mismo a veces necesita, pero cuando uno mira para el lado ve que otras personas necesitan más. A mí no me para nadie, yo sigo pa’lante por mi gente, porque para eso vine a este planeta, a servir”, finalizó.

Si desea conocer más sobre las labores que realiza el “Team Lola” en las comunidades de Toa Baja, puede comunicarse al 787-359-2958.